El segundo regreso de Trapero

El mayor vuelve a primera línea como nuevo director general de los Mossos, tras ser destituido con el 155 y relegado por Elena

Josep Lluis Trapero, en una imagen de archivo

BarcelonaEl mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, vuelve a mandar a la policía catalana: esta vez como director general de los Mossos, un cargo político del nuevo gobierno de Salvador Illa ya las órdenes de la consellera de Interior, Núria Parlon. Trapero reaparece como el flamante fichaje para comandar una nueva etapa que el gobierno socialista quiere abrir al cuerpo y que ya se ha cobrado también la primera víctima al mando de la policía catalana, la del hasta ahora comisario jefe, Eduard Sallent.

La nueva etapa significa un segundo retorno de Trapero a la primera línea, aunque esta vez no como máximo responsable policial del país, sino como director que se ocupará de desplegar las estrategias del nuevo departamento de Interior en el ámbito policial y de seguridad. En cualquier caso, le vuelve a situar en un cargo de responsabilidad después de las idas y venidas que ha vivido en los últimos años fruto del contexto político.

Trapero entró en la Escuela de Policía de Cataluña en 1989 y pasó por varios destinos antes de convertirse en comisario jefe en 2013, con 47 años y designado por el conseller Ramon Espadaler (ahora de nuevo en el Gobierno de 'Isla, pero como consejero de Justicia). Sólo cinco años después de este nombramiento, continuó su ascenso cuando el gobierno de Carles Puigdemont le designó mayor de los Mossos d'Esquadra, un cargo que había estado vacante durante una década.

Llevaba cuatro meses mayor cuando la gestión de los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils en agosto del 2017 elevó aún más su prestigio por el dispositivo policial desplegado en un momento de gran conmoción social. La popularidad es tal en ese momento que una famosa frase en una rueda de prensa ("Bueno, pues muy bien, pues adiós") termina estampada en camisetas con su cara.

De la 'fama' a los tribunales

Sin embargo, un mes y medio más tarde llega una segunda gestión de alto riesgo para Trapero que lo acabaría cambiando todo en su trayectoria: la del referéndum del 1-O. La respuesta de los Mossos ese día y su choque con el teniente coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos –designado por la Fiscalía para controlar el dispositivo policial el día de la votación– le convirtió aún más en ídolo para algunos sectores independentistas y en un traidor para otros.

Tras el referéndum, la Fiscalía y el Tribunal Supremo consideraron que el máximo responsable de los Mossos era una pata esencial del plan del Gobierno, el Parlamento y las entidades soberanistas hacia la independencia, y Trapero fue acusado de los delitos de rebelde lión y sedición. A raíz de 155 y de estas acusaciones, el mayor fue destituido y afrontó un juicio en la Audiencia Nacional del que salió absuelto.

El juicio, sin embargo, hizo público que el propio Trapero y otros comisarios del cuerpo acudieron los días 26 y 28 de septiembre al Palau de la Generalitat para intentar convencer a Puigdemont de desconvocar el referéndum teniendo en cuenta que había un mandato judicial para impedir la votación y que se preveía que habría importantes alteraciones del orden público. En sede judicial Trapero también explicó que los Mossos estuvieron a punto de salir en rueda de prensa para dar un mensaje contrario al referendo, pero finalmente no lo hicieron.

Una vez absuelto, el entonces conseller Miquel Sàmper (entonces nombrado por Junts y que ahora forma parte del gobierno de Isla) restituyó a Trapero como mayor, recuperando así su figura como máximo responsable de la policía catalana. Sin embargo, todo duró poco más de un año. La salida de Junts del Govern y la llegada del conseller Joan Ignasi Elena (ERC) desencadenaron su segunda destitución en el marco de una remodelación de toda la cúpula por las tensiones entre el mayor y la dirección política de la conselleria, con quien no había sintonía.

Elena relegó a Trapero a la División de Evaluación y Servicios, que se encarga de evaluar los operativos que realizan los Mossos, en el ámbito táctico, para detectar si se producen disfunciones o se pueden mejorar aspectos, como relativos a formación, estructura y medios que se utilizan. Allí ha estado trabajando hasta ahora.

La llegada de Salvador Illa a la presidencia de la Generalitat supone el inicio de un nuevo capítulo profesional para Trapero, ya sin uniforme pero aún ligado de algún modo al ámbito policial. Su nombramiento coincide con la salida de Sallent, cesado como comisario jefe del cuerpo y relevado por Miquel Esquius, quien ya había ocupado este mismo cargo en 2018. La destitución de Sallent se vislumbra como el primer cambio del nuevo período abre en Interior.

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