SANIDAD

Los grandes seguros ya no pagan a los médicos la segunda visita

Los profesionales denuncian presiones por la guerra de precios entre empresas

Natàlia Vila
4 min
Els metges lamenten les condicions precàries de la sanitat privada.

BarcelonaMás de 2,5 millones de catalanes, es decir, uno de cada tres, tenían contratado un seguro médico privado el año pasado. Es un 4% más que el año anterior. Lejos de favorecer a los médicos, el auge y —sobre todo— la concentración empresarial de los seguros y la “guerra de precios” entre ellos está llevando al límite a los profesionales del sector. “La mayoría de clientes de un seguro desconocen, por ejemplo, que cuando su médico les pide que vuelvan a la consulta al cabo de una semana para hacerles un control nadie le paga esta segunda visita”, subraya la enfermera de un centro médico privado de Cataluña. Denuncia que “la mayoría de seguros” castigan la frecuentación de un mismo paciente pagando menos al médico o, directamente, no abonándole las visitas que hace de seguimiento para ahorrar costes.

“Es habitual, lo hacen casi todos”, aseguran estas mismas fuentes. Esta es sólo una de las muchas prácticas que se han atrevido a destapar en el ARA los profesionales de este centro médico, que han pedido el anonimato para evitar represalias de los grandes grupos para los que trabajan. Así pues, aseguran que “penalizar” a los médicos sin pagar las segundas visitas es un procedimiento muy común que todos los médicos de la privada conocen, pero que los seguros no cuentan a sus clientes. “Si una madre viene mucho al médico con su hijo, le pagan menos al pediatra”, asegura la directora de este centro, quien mantiene que, por ética, ellos programan la visita igualmente, aunque sea a precio cero. Otras fuentes del sector son más crudas: “Evidentemente, hay médicos que te dan el alta en una sola visita, aunque a veces convendría una segunda”, dice un trabajador del sector.

Sesión de fisioterapia a 5 euros

No es ni un caso ni una práctica aislada. Hace años que los médicos advierten de que la presión de los seguros los está llevando al límite. El Colegio de Médicos de Barcelona hizo pública una encuesta que ya evidenciaba el malestar hace seis años: entonces, el 74% de los médicos que trabajaban para las mutuas privadas de salud consideraban que el nivel de servicio asistencial que prestan empeoraría por culpa de la “guerra comercial”. Ahora la situación parece haberse enquistado.

“Ofrecen pólizas a 20 o 30 euros a costa de recortar costes con los médicos”, apuntan desde este centro privado, que se queja de las “bajísimas tarifas” por las que se ven obligados a trabajar. “Para una primera visita pediátrica el médico cobra entre 14 y 18 euros, dependiendo del seguro”, detalla la dirección del centro. “Para hacer curas, Fiatc paga 3,13 euros; Sanitas, 6,61, y Adeslas, 4,51. La que paga más es Assistència Sanitària, con 10,42 euros”, añaden. También señalan que por una visita de medicina general ingresan entre 9 y 14 euros; por las vacunaciones, entre 2 y 3 euros, y por una sesión de fisioterapia el profesional cobra entre 6 y 11 euros la hora.

“Las mutuas pagan muy mal, he llegado a ver importes de tres euros por sesión”, dice una fisioterapeuta de un centro del Vallès. Habla de casos extremos, en los que el tratamiento de una lesión con ultrasonidos está remunerado con menos de dos euros, o la media hora de tratamiento de un fisioterapeuta por una contractura está valorada en 5 euros y, por lo tanto, la parte del masaje se acaba reduciendo “a 10 minutos como mucho”. Además, lamenta, los centros son los que acaban recibiendo las quejas de los pacientes insatisfechos con un trato que nadie les ha explicado cuando firman el contrato. “Es indignante a cuánto sale la visita si se tiene en cuenta que también pones el material”, apunta otro profesional médico.

“Hay médicos de centros privados que ya no quieren operar según qué, porque el coste de trasladarse, abrir el quirófano y el gasto en material no les compensa”, aseguran las mismas fuentes. Más allá de las penalizaciones por las visitas y de las tarifas bajas y congeladas desde hace años, los médicos también se quejan de retrasos y bloqueos sin justificación en el pago de facturas.

“Es otra práctica sistemática: tenemos impagos cada mes, y si no reclamamos el dinero lo perdemos y ellos se lo ahorran”, explican en este centro, que factura unas 3.400 visitas mensuales. “Cada mes llegan entre 90 y 100 visitas aleatorias devueltas, sin motivo”, detallan. “Las reclamamos y la mayoría se nos acaban abonando, pero siempre hay un porcentaje que se pierde”, critican, y añaden que esto tensa mucho la tesorería de los centros. “Si médicamente son visitas justificables, deberían pagárnoslas”, lamentan.

La patronal relativiza la situación

Contactados por este periódico, ni Adeslas, ni Sanitas ni Mapfre han querido responder a las preguntas del ARA. Assistència Sanitària es la única compañía que ha atendido la llamada. Este seguro, formado por una cooperativa de médicos, confirma las prácticas de los grandes grupos y se desmarca de ellas. “Nosotros pagamos unos honorarios modestos, pero es que los del resto son una vergüenza”, asegura el presidente, Ignasi Orce. Según este directivo, “el sector médico está cautivo, porque los grandes grupos tienen cada vez una bolsa de clientes mayor”, a causa de las fusiones entre grupos.

La patronal de los centros privados, sin embargo, lo relativiza. “[Los médicos] tienen bastante razón; sin embargo, al mismo tiempo, nadie les obliga a trabajar para estos grupos”, resume Lluís Monset, director general de la patronal ACES. “Los seguros tienen la bolsa de clientes. Por lo tanto, ellos tienen la fuerza”, responden los profesionales del sector. La patronal defiende que los clientes deberían conocer las prácticas de estos grandes grupos para escoger una compañía de forma consciente. “Es cierto que hay un juego de tensiones muy peligroso y perverso, y quizás haría falta que nos sentáramos todas las partes implicadas a hablar”, admite Monset.

“Es una especie de dictadura, una explotación total a cambio de que te lleven clientes”, coinciden los profesionales de este centro privado anónimo. “Al final los médicos no querrán trabajar para ellos”, vaticina Orce.

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