Ancianos a bordo de un congelador y rescates en coches y autocares por los aguaceros en el Ebro
El cuerpo de emergencias catalán tuvo que afrontar una jornada que por momentos superó su capacidad
BarcelonaLa carretera C-12 a la altura de Alcanar era una piscina. Y en medio de esta gran balsa de agua generada por el desbordamiento del barranco de la Galera había un coche. Un vehículo con dos personas de avanzada edad dentro y con agua hasta el cuello. Había casi dos metros de profundidad. Los especialistas de rescates de los Bomberos de la Generalitat llegaron a nado, sacaron a una persona por la ventana y la otra por la puerta, y los llevaron hasta una zona seca. Éste fue uno de los 31 rescates que el cuerpo de emergencias catalán hizo el pasado domingo, el día que la dana inundó y asustó a las Terres de l'Ebre. Fueron complicados rescates, de noche, con mucha agua y con muchos servicios simultáneos.
"En 20 minutos, las calles acumularon un metro y medio de agua. En un inicio, la demanda de servicios superaba la capacidad de respuesta", explica Oriol Pellisa, subinspector de los Bomberos que ese día era el jefe de guardia. La prioridad, como siempre en este tipo de emergencias, fue salvar a las vidas humanas. En Santa Bárbara dos abuelos también se quedaron atrapados en un coche. La riada se llevó el vehículo hasta una farola, que le frenó y evitó que cayesen por un barranco que les quedó a pocos metros. "Dos rescatadores ataron el coche para que no se moviera, y esperaron". Una espera "agónica" de 20 minutos, lloviendo a cántaros, y todo oscuro. Hasta que no bajara el nivel del agua, no podían sacarlos del coche. El agua llegaba al techo del vehículo, pero en su interior estaban aislados. Finalmente, pudieron sacarlos y se refugiaron una hora en casa de un vecino.
La espera de una treintena de pasajeros de dos autocares también fue larga. Se quedaron totalmente bloqueados por el agua en la Ràpita. Uno de ellos iba a Peñíscola con ocho pasajeros y el otro, con una veintena, iba lleno hacia Vinaròs. Uno de ellos tenía una rueda pinchada y tuvo que esperar a otro autocar para poder seguir su trayecto una vez superada la tromba de agua. Los Bomberos les fijaron y esperaron, de nuevo, a que el agua bajara. "Hay rescates que debes hacerlos al momento, y otros que debes saber cuándo los puedes hacer", apunta Pellisa. Cinco vehículos con siete pasajeros dentro se quedaron bloqueados en una zona muy complicada, atravesados entre dos rieras, que hacían prácticamente imposible su evacuación. Y tocó esperar, hasta dos horas. "Se comportaron de forma excelente", comenta Pellisa. En ese momento, dentro de los coches era donde estaban "más seguros" y, finalmente, los Bomberos los sacaron cuando el caudal descendió.
Entre las incidencias delicadas de gestionar también estuvo la de un tren con unos ochenta personas en el interior parado entre Ulldecona y Amposta. Consiguieron hacer acercar otro convoy hasta la cola del bloqueado, haciendo pasar a los pasajeros hacia los otros vagones. "Para la gente cinco minutos es mucho", admite Pellisa. Y más por personas con patologías, ya que en ese tren había un pasajero con hipoglucemia.
Comportamientos
El comportamiento no siempre fue tan adecuado. Los Bomberos también tuvieron que socorrer a coches que anteriormente se habían saltado señales de prohibido el paso por las condiciones meteorológicas. Esto ocurrió en la carretera de Amposta en la Rápita. "La sociedad espera que haya héroes de Marvel que les salven. Necesitamos sociedades maduras, no tenemos héroes, tenemos personas que salvan a personas. Cuantas menos personas se expongan, mejor", reflexiona Pellisa.
El subinspector de los Bomberos explica que, a la hora de autoprotegerse, se nota una "gran diferencia" entre los territorios que tienen un impacto recurrente de estas emergencias y los que no. En el Ebro, por desgracia, últimamente están acostumbrados a las inundaciones, y se nota que la gente hace más prevención. "Salvando algún comportamiento puntual, de pasar por zonas que estaban cortadas, todo el mundo se llevó muy bien", concluye.
Otra de las zonas complicadas fue en los Ullals de Baltasar. Se trata de un espacio muy plano, desde donde brota mucha agua hacia el Delta y enseguida se inunda. Los Bomberos sacaron de esa área hasta 16 personas, algunas atrapadas en su casa con el agua hasta la cintura, y otras salvaguardándose en azoteas. Son personas que sufrieron una larga espera, en algunos casos de hasta cuatro horas. Y dos de ellas protagonizaron una escena viralizada: dos ancianos, acompañados de dos bomberos, saliendo a bordo de un congelador que hacía de barca. "Tenemos recursos, pero también ingenio", comenta el subinspector de los Bomberos.