Sucesos

Un desembarco de hachís cada 15 días en Cataluña: cae la mafia más activa de la década

El clan, que tenía su sede en Manlleu, estaba aliado con otro grupo de Málaga

19/06/2024
4 min

BarcelonaUn desembarco de hachís cada dos semanas. Durante nueve meses, un grupo introdujo una media de 6.000 kilogramos mensuales de esta droga en Cataluña. Lo hacían por playas escondidas y rocosas de la Costa Brava, como la cala Culip, al final del cabo de Creus, o la cala Aiguafreda, junto a Begur. Los Mossos d'Esquadra no dudan en afirmar que son el entramado criminal "más importante de los últimos tiempos" que entraba hachís en Catalunya, en palabras del inspector Antoni Salleras, jefe del Área Central de Crimen Organizado de la División de 'Investigación Criminal (DIC). Ahora, con la desarticulación del grupo criminal, se han resuelto algunos sucesos con más preguntas que respuestas. En septiembre del 2023 apareció una furgoneta llena de hachís embarrancada en una cala de Aiguafreda, y ahora ya se sabe a ciencia cierta que eran ellos. En junio de este año la policía intervino ocho toneladas de hachís, la mayor incautación de los últimos años, flotando en las aguas de Arenys de Mar, y también se confirma que los responsables, al menos de una de las dos narcollanchas, eran ellos.

La misteriosa furgoneta de Begur fue el inicio de una investigación de los Mossos y Vigilancia Aduanera que ha durado nueve meses y que sigue abierta. Por el camino, han intervenido 18 toneladas de hachís. Es decir, nada menos que casi 40 millones de euros en el mercado ilícito. Tal y como explicó el ARA, el día D fue el pasado martes, cuando la policía detuvo a 37 hombres y tres mujeres, sobre todo en la comarca de Osona. Manlleu, ciudad de 20.000 habitantes, era su centro de operaciones. Pero sus relaciones ilícitas iban mucho más allá.

Este grupo criminal no sólo es el más activo de Catalunya, o el primero en intentar introducir ocho toneladas de hachís de golpe (y que les pillaran), sino que acumula otro hito: también por primera vez unos traficantes catalanes estaban coordinados con otro grupo criminal afincado en el sur del Estado, en Málaga. "Nunca lo habíamos visto", admitió Salleras. Esta banda andaluza estaba formada por ocho personas (todas ellas ya han sido detenidas) y se encargaba de recibir la droga en las costas catalanas y distribuirla en el mercado europeo.

Lajusticia, Gavilanes, Salleras y Martínez durante la rueda de prensa en la comisaría de Les Corts.

¿Por qué en la Costa Brava y no en la del Sol? El hachís normalmente proviene de Marruecos, y hace tiempo que los Mossos alertan de que la presión policial en el estrecho de Gibraltar ha provocado que los traficantes subieran hacia Catalunya. "Se ha vuelto a abrir la ruta del Mediterráneo", ha dicho el jefe del Área Regional de Vigilancia Aduanera de Catalunya, Carlos Gavilanes, quien ha admitido que los medios navales que hay aquí no son los de Andalucía. Precisamente esta presión ha hecho que la banda de Málaga, con antecedentes para traficar con hachís a Andalucía, haya decidido subir a Catalunya. ¿Y por qué vienen al mercado europeo? De nuevo, hace tiempo que la policía catalana advierte que la droga que entra por las costas catalanas no es consumida en Catalunya, sino vendida en Holanda o Alemania, donde el precio es mayor.

Reparto de tareas

De este modo, el grupo afincado en Manlleu, que principalmente estaba formado por 24 personas, buscaba y controlaba los puntos de la costa donde era seguro realizar desembarcos y avisaba a la banda andaluza. Los traficantes de Osona también buscaban las "guarderías", los lugares escondidos e inhóspitos donde guardan la droga antes de llevarla por carretera a Europa, y también alquilaban los vehículos que después utilizaban los andaluces para transportar el hachís. Eran sobre todo vehículos alquilados o sustraídos, normalmente de alta gama.

Desde el inicio de la investigación hasta el momento de la desarticulación del entramado criminal, el equipo policial considera que los investigados habrían llevado a cabo diecinueve desembarcos de hachís en diferentes puntos de la costa catalana, la mayor mayoría de ellos en la Costa Brava: Roses, Cadaqués, Begur, Llafranc y Tossa de Mar. Y, más recientemente, en otros puntos como L'Hospitalet de l'Infant y Cabrera de Mar. Una de las características de los investigados es la cantidad de armas y munición localizadas: se han intervenido cinco armas de fuego, entre ellas una escopeta táctica del calibre 12 y dos pistolas. "No estamos hablando de cualquier arma de fuego, estamos hablando de armas de guerra", ha dicho el subinspector Carles Martinez, jefe de la DIC de Girona. Los Mossos también están "muy preocupados" por la violencia asociada a estos grupos criminales. En 2022 detectaron seis incidentes violentos, y en 2023 este balance subió a quince.

De todos los detenidos en Catalunya de esa banda tan activa, 25 hombres y una mujer ingresaron en prisión provisional. Entre los arrestados se encontraba una antigua integradora social de Ripoll que se dio a conocer tras los atentados del 17-A, Wafa Marsi. Marsi no ha ingresado en prisión provisional, y los Mossos dejaron sin efecto su detención. Ya le habían detenido en febrero y en estos momentos se mantiene como investigada. Por el momento, no está claro qué vínculos tenía con la organización. La investigación tampoco se ha cerrado y no se descartan nuevas detenciones. Precisamente, en el desembarco de Arenys una de las dos narcollanchas interceptadas no eran ni del grupo de Málaga ni del de Osona.

Más desembarcos, más detenidos

Tal y como avanzó el ARA, el año pasado los Mossos se incautaron de 17 toneladas de hachís –un 140% más que en el 2022–, realizaron 1.338 detenciones y desmantelaron 22 bandas, unas cifras récord. En cinco años el hachís requisado sube a las 45 toneladas. En un lustro se han acumulado 45.000 kg en comisarías, con un valor de casi 100 millones de euros. Desde enero hasta abril de 2024, los Mossos ya han detenido a 468 personas, un 8% más que en el mismo periodo de 2023. El 70% de todo ese hachís que entra, entra por vía marítima. "Catalunya se ha convertido en un destino muy atractivo para los traficantes de hachís", ha concluido Salleras.

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