Turismo

El nuevo ‘turismo de la venganza’: “Este año me voy sí o sí”

El estrés pandémico y la espiral inflacionista prevista para el otoño hacen disparar las cifras del turismo de verano

4 min
Una mujer coge una rampa a la terminal de salidas del Prat.

Barcelona"Tal como van las cosas, cuando tienes una idea lo tienes que hacer ya, sin pensar más, antes de que nos vuelvan a encerrar en casa". Con esta idea en la cabeza, Teresa y Xavi han decidido que este año hacen un esfuerzo y se llevan a su hijo, Víctor, a Disneyland París. Yema, abuela de seis nietos, explica que ha tenido un impulso parecido: "Hacía tiempo que se lo prometía vagamente y este año lo cumplo: me llevo a mis tres nietos y mis tres nietas de viaje a Nueva York". Sus casos son solo dos ejemplos de lo que las redes ya han bautizado como "My revenge travel 2022" (Mi viaje de la venganza), una tendencia –consciente o no– al alza este verano que ya está haciendo remontar las estadísticas del sector turístico. 

Después de dos años de restricciones por la grave pandemia mundial, el de este año es el verano del retorno a la normalidad. De recuperar el avión. El restablecimiento de la libre circulación ha hecho que el sector turístico haya empezado a remontar hacia las cifras de 2019, el último año antes de la crisis sanitaria. Las búsquedas de vuelos se han doblado este año, según el portal de viajes kayak.cat, y la demanda de asientos en el sector aéreo se ha disparado un 51% en lo que llevamos de 2022, después de haberse desplomado un 65% durante 2020, por el covid (ver gráfico). Así lo constata el último informe del OBS Business School, que asegura que las expectativas de recuperación son de un "verdadero rebote en todo el mundo este año, que se hará evidente sobre todo a partir del verano".

Evolución de la demanda mundial en el tráfico aéreo
Variación del nombre de pasajeros, en porcentaje

51,0

18,0

8,1

7,9

8,0

6,9

7,3

7,5

7,0

6,0

6,3

5,7

5,3

4,1

4,1

2,4

-1,2

-65,9

2019

2020

2020

2021

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015

2016

2017

2018

2022

Postcovid

Precovid

51,0

18,0

8,0

6,9

4,1

-1,2

-65,9

2020

2020

2006

2008

2010

2012

2014

2016

2018

2022

Precovid

Postcovid

51,0

18,0

8,0

6,9

4,1

-1,2

-65,9

2020

2020

2006

2008

2010

2012

2014

2016

2018

2022

Precovid

Postcovid

Un doble motivo: social y económico

El concepto turismo de venganza, sin embargo, no es nuevo. Se acuñó en los años 80, en China, cuando después de unos años de austeridad hubo un resurgimiento del consumo. Ahora, de nuevo, el rebote del turismo es tan evidente que ya hay más de un millón de vídeos etiquetados en TikTok con el hashtag #MyRevengeTravel2022, webs especializadas que preparan este tipo de viajes venganza y análisis de mercado que estudian el perfil de este nuevo consumidor. 

"El término no me acaba de convencer, pero sí que se trata de un «quiero irme ahora más que nunca» y a la vez es un «o ahora o nunca»", explica el economista, experto en turismo y profesor de la UOC Pablo Díaz, que argumenta que el consumidor también ha empezado a percibir los efectos de la incertidumbre económica que tendrá que encarar en otoño. "Es posible que las hipotecas se vuelvan a encarecer, por el euríbor; la inflación ya está disparada, y los carburantes carísimos. Las familias están empezando a calcular mentalmente todo este gasto que acabarán descontando del ocio y los viajes. Por eso muchos deciden que, al menos este año, harán unas buenas vacaciones", argumenta el economista. "Ahora tenemos el dinero en la mano, el año que viene no lo sé", corrobora Teresa.

En efecto, esta incertidumbre económica que apenas se divisa ha agravado todavía más la sensación de "necesitar irse". Así lo apunta el doctor en sociología y experto en movimientos sociales Ferran Giménez, que explica que ahora la sociedad ha visto la posibilidad de recuperar un contexto –la libertad en términos de movilidad y el ocio colectivo en espacios comunes– que durante los dos últimos se había prohibido, lo que provocó un fuerte estrés emocional. "Y, claro, la respuesta de reafirmación todavía es más fuerte en una sociedad hiperindividualista como la nuestra, en la que solo cuenta ser hiperproductivo, tanto en el trabajo como en el terreno personal: ahora el turismo se convierte en una proyección de este yo". "El viajero no solo está dispuesto a volver a viajar, sino a hacerlo en grande", constata la consultora internacional McKinsey en uno de sus últimos estudios.

En Estados Unidos los viajeros han empezado a visitar de nuevo el Caribe y América Latina, y España ha recuperado el turista francés, británico y nórdico. "Ya estamos empezando a ver cuellos de botella, algunos overbookings y cómo se recuperan los destinos de sol y playa y las grandes ciudades, que ya están al nivel de turistas de 2019", apunta Díaz, que asegura que los precios se han encarecido, pero que el empresario "percibe que al menos este año la demanda lo aguantará". El rebote, sin embargo, podría ser efímero, según este economista, porque el contexto económico podría volver a congelar los deseos de viajar bien pronto. 

Perpetuar el modelo

El verano de 2022 se presenta, pues, como una rendija entre la crisis sanitaria y la espiral inflacionista que apenas empieza. "La vida es corta", coinciden en argumentar Teresa y Yema. Por su parte, el sociólogo Ferran Giménez apunta que precisamente este escenario ha hecho olvidar cualquier posible cambio de modelo que se hubiera iniciado. "Últimamente hemos visto la playa del Trabucador llena, piscinas naturales masificadas, aeropuertos llenos... La necesidad particular de ocio y el principio del placer individual está pasando por delante de otras consideraciones importantes como las medioambientales", critica Giménez. "Es el pensamiento de «explótalo antes de que te lo prohíban... o antes de que no lo puedas pagar». En dos años de pandemia no hemos sido capaces de repensar el modelo de turismo y ocio colectivo en un contexto de escasez de recursos cada vez más evidente", lamenta.

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