Violencia digital

Radiografía de la sextorsión: "Compórtate a internet como lo harías en la vida real"

Igualdad ultima un nuevo servicio para atender a las víctimas de violencia digital

5 min
Los detenidos enviaban mensajes desde diferentes móviles a las víctimas para exigirlos dinero.

BarcelonaCuando a la cineasta Patrícia Franquesa le apareció en su bandeja de correo un mensaje que le exigía 2.400 euros a cambio de no distribuir a sus contactos unas fotografías robadas de su vagina no sabía que estaba siendo víctima de sextorsión, un delito definido como un chantaje económico por no hacer públicas fotografías o vídeos con una clara connotación sexual. Antes de denunciarlo dudó si pagar o no, y dice encontrar poca ayuda por parte de la policía. Recientemente, un juzgado de lo penal asturiano ha condenado a una treintena de hombres por haber grabado sin consentimiento y enviar por WhatsApp imágenes de una pareja teniendo sexo, que durante el juicio relataron cómo fueron víctimas de burlas y miradas reprobadoras de su comunidad.

Estos dos casos de violencia digital son más habituales de lo que parece, y afecta con mayor intensidad a las mujeres, lo que llevó a los diputados catalanes a reconocer la violencia digital como una más de las violencias machistas, en el 2020. " La violencia digital es una forma más de violencia machista, cambia el instrumento, el medio con el que se ejerce, se pasa al formato al digital, pero el objetivo es el mismo: humillar, denigrar, cosificar a las mujeres", afirman desde el nuevo departamento de Igualdad y Feminismo, dirigido ahora por la consejera Eva Menor. Recuerdan que más del 40% de los adolescentes afirma haber sufrido situaciones de acoso sexual.

Precisamente, la conselleria de Feminismos del anterior Govern, pilotada por Tània Verge, dejó a punto para pujar en otoño un nuevo servicio para atender a las víctimas de las violencias digitales que sigue adelante pese al cambio de gobierno. La impulsora fue Laia Rosich, directora general para la erradicación de las violencias machistas en funciones del departamento, que afirma que la violencia digital "es un tipo de violencia que genera vergüenza, como todas las violencias, pero, por desconocimiento, las mujeres pueden sentirse perdidas". Añade que "es la misma violencia machista, pero que se expresa por vía digital". En estos casos, la victimización se multiplica y hace que sea aún más difícil denunciar, ya que afecta a un ámbito especialmente íntimo. Dar el paso de denunciar o pedir ayuda suele ser una decisión complicada, que con este nuevo servicio Feminismes espera facilitar. Así pues, la realidad de casos, tal y como admiten los Mossos, es incalculable.

La estafa del amor

La base de una sextorsión, según explica un cabo del área de cibercrimen de los Mossos d'Esquadra en declaraciones al ARA, "es una estafa". En mujeres, el cabo añade otro caso que se repite y se repite y afecta, sobre todo, a mujeres que están solas: "la estafa del amor". Suele llegar un correo electrónico con un mensaje que, de entrada, puede sonar rocambolesco, al ser un militar destinado en Afganistán que necesita dinero, o un príncipe heredero de una fortuna en una situación límite. No todo es pedir dinero. Los estafadores tienen la capacidad de cegar a la víctima, hacerlas depender de ellos. Por eso mismo se clasifica dentro de la sextorsión. Estos correos y llamadas suelen llegar de Costa de Marfil, un país que se repetirá a lo largo de este reportaje, ya que suele ser el origen más frecuente de las sextorsiones.

También hay casos de sextorsión que tienen hombres como víctimas, y uno de los más frecuentes, según el cabo de los Mossos, proviene de redes sociales tan conocidas como Instagram. Una mujer atractiva (según los cánones de belleza imperantes), de repente, se pone en contacto con una víctima desconocida, que se deja llevar por su interés. La conversación avanza y al cabo de pocos minutos la mujer le pide hacer una videoconferencia. El hombre accede a ella. Al otro lado de la pantalla, la mujer empieza a desnudarse y acaba masturbándose. El hombre hace lo mismo. Pero ella no es real: es un vídeo. Por eso cuando el vídeo termina, la mujer avisa al hombre que conoce a todos sus amigos (se siguen y, por tanto, tiene acceso) y le advierte que o le paga o enviará su vídeo masturbándose en sus contactos . En realidad no es una mujer atractiva, sino un estafador. "Si pagas te has equivocado, porque te pedirán más dinero", avisa el cabo de la policía. A menudo explica que dar largos es lo que más funciona.

La tercera tipología de sextorsión que más se repite es, de nuevo, aleatoria. Lo sorprendente, como explica el cabo, es que muchas veces va ligada a un ataque informático a una empresa o entidad pública. Los datos filtrados acaban vendiéndose y los estafadores suelen ser los compradores. Por eso, cuando existe este tipo de filtraciones es frecuente que muchas personas reciban un correo con el mismo contenido: un anónimo asegura que sabe las webs que visitas y que tienes "una mente muy pervertida". Afirma que ha tenido acceso a su historial y lo demuestra diciendo que sabe la contraseña de tu correo. Como siempre, tienes que pagar si no quieres que se esparza por todas partes. En realidad, son envíos masivos que provienen también de Costa de Marfil. El cabo de los Mossos admite que es muy difícil seguir el hilo de estas estafas, porque siempre acaban chocando con la misma pared: las comisiones rogatorias que envían para saber quién está detrás de un número de cuenta o de una dirección IP siempre se quedan sin respuesta. Sobre consejos para evitar ser víctimas, el cabo del área de cibercrimen de los Mossos repite lo mismo: "Compórtate en internet cómo te comportarías en la vida real".

Más casos

La definición policial de la sextorsión va estrictamente ligada a una contraprestación económica. Es decir, el estafador debe pedir dinero a cambio. Ahora bien, dentro de la violencia digital existen muchos más casos. Como el grooming, que es cuando un adulto se hace pasar por un niño y conoce a otro (a menudo en juegos online) y comienzan una conversación que acaba con el intercambio de fotos íntimas. En estos casos, el autor del abuso también amenaza al menor con el envío masivo de sus imágenes, pero no pide dinero a cambio: solo quiere más. Al igual que los casos –y los Mossos se encuentran muchos– de un hombre que tiene contenidos sexuales de su expareja y la amenaza con hacerlos públicos. De nuevo, no hay voluntad de enriquecimiento: "Sólo tiene el ánimo de dañar".

El nuevo servicio de Igualdad precisamente también quiere acompañar a las víctimas de estos últimos casos. El recurso forma parte de los equipos de intervención rápida en los que psicólogas están disponibles telefónicamente, y para trasladarse a donde sea necesario de Catalunya, para acompañar a las mujeres que han sufrido cualquier tipo de violencia machista. De cara a finales de año o inicios de 2025, en estos equipos también debería haber un acompañamiento para las víctimas de la violencia digital. El servicio se presenta en dos patas: una en las casas de acogida en las que se acoge y se protege temporalmente a las mujeres hasta que alcanzan un cierto grado de autonomía personal; y otra, en estos servicios especializados, cuyos profesionales estarán formados para conservar las pruebas digitales con soporte jurídico y tecnológico. Además, la conselleria ultima una guía específica sobre el impacto de este tipo de violencia a través de las redes o mensajes virtuales, como los que reciben muchas activistas o prescriptoras sociales para atacar con la palabra las conductas y el sistema patriarcal.

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Emergències

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