Pequeño observatorio

Vuelven a repicar los campanarios

La estación del TGV de Tarragona es la única de las capitales catalanas que no está en el centro urbano.
16/04/2025
2 min

Una sensación de déjà-vu se ha instalado en mi cerebro desde la semana pasada. Parecía que la futura Área Metropolitana de Tarragona avanzaba desde hacía unos meses a buen ritmo y, de repente, frenada en seco. El arrecife es la ubicación de la estación intermodal ferroviaria. Parecía que había consenso en que esta infraestructura esencial para la movilidad del Camp de Tarragona debía ubicarse en el término municipal de Vila-seca, pero el alcalde de Tarragona, Rubén Viñuales, la vuelo a la llamada Horta Gran, a poniente de la ciudad. Su homólogo de Vila-seca, Pere Segura, reaccionó con vehemencia y dejó los trabajos en torno al área metropolitana, con el apoyo de Valls en su postura. La alcaldesa de Reus, Sandra Guaita, se desmarca de su compañero de partido tarraconense y sigue apostando por Vila-seca.

Quien escribe recuerda al Consorcio del Camp de Tarragona, aquel ente supramunicipal de la primera década del siglo XXI que lideraban Joan Miquel Nadal y Lluís Miquel Pérez, alcaldes de Tarragona y Reus, con sede precisamente en Vila-seca, entonces gobernada por Josep Poblet, que en 2007 asumiría la pre. Un año antes se había inaugurado la Estación del Camp de Tarragona del AVE, entre la Secuita y Perafort. Había costado mucho que la alta velocidad tuviera parada en tierras tarraconenses, ya que el proyecto inicial dibujado desde Madrid enlazaba a Lleida y Barcelona sin pisar la demarcación.

Un ingeniero, de aquellos que saben un nido de la materia, me explicaba que aquella estación en el interior del Tarragonès sólo tenía lógica si a unos kilómetros había una estación intermodal que fuera el verdadero nudo de comunicaciones: tranvía, autobuses, aeropuerto de Reus... Han pasado diecinueve años y, después de lo que hemos pasado diecinueve años y, después del que situar.

El Consorcio del Camp de Tarragona acabó desapareciendo de forma discreta. Ha llegado una nueva generación de políticos y parecía que algo había cambiado. Pero no. Somos gente del rayo y los campanarios vuelven a tocar fuerte y, en medio de los repiques, la movilidad en la segunda área metropolitana de Catalunya sigue sin terminar de resolverse.

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