Como nos conocimos

"Para amar bien tienes que aprender a estar sola"

Araceli Segarra, escaladora

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Araceli Segarra y su compañero en la montaña

Araceli Segarra conoció a Alfons Valls escalando en los Alpes. Tenían dos amigos en común y se encontraron los cuatro haciendo cordada en Aiguille Verte de Chamonix. “Fue un flechazo instantáneo”, asegura la escaladora. Le pareció que era una persona con mucho sentido del humor, y eso a ella le gusta. “Necesito que haya sarcasmo, ironía, considero que es la forma de saber criticarlo positivamente todo, de saber ver a todas las partes”, reflexiona. También le gustó que fuera un buen escalador. “Ha estado formando parte de muchos años del grupo de rescate de montaña y eso me daba una gran confianza en él, en todos los sentidos. Me pareció una persona sincera, honesta y buena gente”, señala.

Segarra explica que se conocieron en el mejor momento de su vida. "Y esto es el momento en que yo había aprendido a estar sola". “Para querer bien debes aprender a estar sola –dice–. Es cuando ya no necesitas a nadie que realmente puedes compartir tu vida con equilibrio”. La escaladora considera que hay una cultura muy extendida de no estar nunca solo: "Si no estamos en pareja estamos con la familia o los hijos". "Para mí, mi pareja es excepcional porque respeta mucho mi individualidad, y eso es porque he sabido estar sola, si no no sabría hacerme respetar".

Cuando escalan, dice Segarra, son una cordada equilibrada. “Sus habilidades son muy diferentes a las mías, y eso nos permite hacer vías con un amplio abanico de posibilidades: la escalada más divertida es cuando vas a fifty-fifty y los largos son compartidos”. Escalando han recorrido todo el mundo y han abierto vías en Perú, Txad, Irán… “Hemos viajado mucho y hemos vivido muchas aventuras. A veces se nos hace de noche porque Alfons es más fuerte que yo e insiste en continuar y pienso: «¿Hacía falta que nos cayera la noche encima?».

Para Segarra, de hecho, la pareja se parece bastante a una cordada." Hace falta confianza, respeto mutuo y equilibrio. Una persona aporta unas cosas y la otra otras, el peso de la relación no debe estar en una persona o en la otra, debe estar repartido y en equilibrio", reflexiona.

Su idea de que para querer bien debes aprender a estar solo también la aplica a las amistades. "Mis amigos también son mis amores y, por tanto, también lo relaciono mucho a saber estar solo, creo que a veces las relaciones entran en un plan un poco forzado, como si tuvieran que durar toda la vida, y eso nos pasa porque nos cuesta soltar a las personas que ya no encajan en nuestra vida, pero está bien hacerlo si no encajan con quienes somos ahora, concluye.

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