"Mi primera pareja fue mi primera gran lección de feminismo"

Querida Marta,

Estoy a punto de hacer algo que una de mis maestros en la escuela de periodismo me dijo que debía evitar: colarme en primera persona en el texto. La verdad es que no siempre he sido muy buena siguiendo las normas, y hoy las rompo una vez más. Tu amigo, Eduard Vallory, me contó en una terraza del Born cómo se conoció, cómo pasó de ser pareja a ser amigos de por vida, y me ha parecido que una carta –un formato que sé que os es familiar– es el más apropiado para contar esta historia de amor.

Se ve que le llamaste la atención enseguida, cuando coincidiste en los agrupamientos de Escoltes Catalans, a los 17 o 18 años. Tú entonces salías con un chico mayor ya Eduard le parecías un poco fuera del alcance: ya entonces tenías mucho empuje y las ideas clarísimas. Menos mal que, ya soltera, poco antes del verano, fuiste tú quien le dio el primer beso a Eduard. Sus herramientas de seducción, explica, "estaban cercanas al cero por timidez y por no saber cómo empezar con alguien que para él era potentísimo". Gracias, Marta, porque Eduard dice que la relación contigo fue "su primera gran lección de feminismo". Desde entonces, explica, no ha dejado de hacerse preguntas en torno a la masculinidad, los roles de género o la diversidad relacional, y más adelante se ha permitido explorar con libertad la bisexualidad y las relaciones no monógamas.

El enamoramiento contigo, dice, fue fuerte y recíproco. Aún recuerda que aquel primer verano que le tocó ir a campamentos separados él hacía casi dos horas de bajada y subida de la montaña para llegar al único teléfono fijo y hablar contigo un rato. También se escribía cartas, que todavía conserva, al igual que conserva la relación aunque ya no sea como pareja.

Eduard dice que ahora sois una familia, que Ares y tú lo hiciste padrino de una de las criaturas y que no se imagina la vida sin ti, sin vosotros. A veces, cuando te hablan con tanto amor de alguien, cuando te dicen "esta historia nunca la había contado antes", sólo puedes honrarla escribiéndola con el mismo amor con el que te la han transmitido. Escribe Oscar Wilde en El retrato de Dorian Gray que hay algo trágico en las amistades tan cercanas al amor, y escuchando el relato de Eduardo, una se pregunta: ¿no sería trágico que la amistad no fuera tan cercana al amor? Con cariño, Selena.