Cómo nos conocimos

Santi Vila: “Retirarse de la política mejora mucho la vida de pareja”

Exconseller

Selena Soro
2 min
Santi Vila y su compañero Javier Luque.

Santi Vila conoció al empresario Javier Luque en una fiesta de Fin de año en Madrid. “Teníamos amigos en común y nos presentaron. Hubo una confusión divertida porque alguien le había dicho que yo era conseller. Él se pensó que era consejero delegado de alguna compañía. Se pensaba que estaba cazando un pescado gordo… y tuvo el disgusto de estar con un político”, dice en broma el ex conseller

Al principio, la atracción fue física, pero enseguida vieron que tenían muchos intereses en común. “Es verdad que aprovechamos mucho el tiempo”, asegura Vila. Al día siguiente fueron a cenar y ya pasaron el fin de semana juntos. Al cabo de unos días, Luque iba a verlo en Barcelona. “Yo estaba divorciado y él me advirtió que era un hombre muy serio, y que tonterías las justas: si la intención era conocernos a fondo, todo bien; pero si no, sería mejor que no nos hiciéramos perder el tiempo”. 

Dicho y hecho, Luque y Vila se casaron al cabo de un tiempo. “Yo era un poco reticente porque ya me había casado y había sido un desastre, pero muy sensatamente Javier me dijo: «¿Y qué culpa tengo yo?» Tenía razón, y casarme con él me hizo mucha ilusión”.

Del empresario le gusta sobre todo que “tiene unos valores familiares muy marcados”. “Es un hombre de orden y cuida mucho de su familia, que soy yo, sus padres y sus hermanos. Con la familia política, la situación los primeros días de estar juntos fue curiosa: “En su familia son muy católicos y muy españoles”, detalla Vila. “Creo que al principio les chocó un poco: «¡El niño va y se nos casa con un golpista!» Tengo que decir que en presencia mía siempre han sido muy cariñosos…” 

Desde que ha dejado la primera línea política, eso sí, Vila asegura que “la vida de pareja ha mejorado mucho”. “Ya no tengo la agenda llena de compromisos y nos podemos dedicar más tiempo”. El día perfecto para los dos, dice, es “la vida cotidiana”. “Los dos somos muy felices trabajando, no nos es castigo trabajar, y, cuando salimos de trabajar, nos gusta acabar siempre el día juntos. Hacemos unos horarios muy franceses, cenamos muy temprano y tenemos una vida cultural muy intensa. Esta noche, por ejemplo, iremos al Liceu”.   

Vila asegura que no se saben imaginar planificando unas vacaciones o un fin de semana por separado. “Estamos muy contentos con la vida cotidiana que llevamos, nuestra felicidad matrimonial no tiene mucho secreto: procuramos estar el máximo tiempo juntos”.

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