Inédito: observan por primera vez un pez diablo en la superficie

Por primera vez, un ejemplar adulto de pez diablo negro (Melanocetus johnsonii') ha sido observado cerca de la superficie ya plena luz del día. Ha sido a sólo dos kilómetros de la costa de Tenerife, en Canarias, donde los biólogos marinos de la ONG Condrik Tenerife han presenciado lo que es el primer avistamiento de esta especie en aguas tan poco profundas.

Este hecho sin precedentes ha captado la atención de los científicos y expertos marinos: el diablo negro o rape abisal, característico por su piel oscura y su antena luminiscente, vive en las profundidades del océano (entre 500 y 4.000 metros). El ejemplar de esta especie depredadora apareció el 26 de enero cerca de la costa del municipio de Guía de Isora, en Tenerife.

El descubrimiento ha sido relatado este jueves en las redes sociales por Condrik Tenerife, una ONG dedicada a la investigación, conservación y divulgación de tiburones y manadas. De hecho, los investigadores estaban haciendo una campaña de búsqueda de tiburones pelágicos cuando se encontraron con la sorpresa y, además, pudieron grabar el pez diablo de cerca.

El fotógrafo de fauna marina David Jara ha explicado en las redes que, hasta ahora, los registros existentes del pez diablo correspondían a ejemplares muertos, larvas o imágenes grabadas desde submarinos, y que el motivo por el que este ejemplar podría estar tan cerca de la superficie es todavía incierto.

"Un caso insólito provocado por alguna situación excepcional"

Marc Farré, investigador del Centro Oceanográfico de Baleares, explica que este tipo de peces han sido documentados en los grandes océanos del mundo, excepto en las altas latitudes cerca de los polos Norte y Sur. Se trata de un depredador del que se tiene poca información, puesto que al vivir a tanta profundidad se conoce muy poco sobre su dieta. Sin embargo, al formar parte de los Lophiiformes, la misma familia a la que pertenecen los rapes, se cree que se alimenta de otras especies de peces de profundidades: "Todas las características confirman que se trata de una especie depredadora", asegura Farré.

Las especies que viven en estas profundidades son extremadamente inaccesibles, lo que dificulta su estudio y hace que se conozca poco sobre su biología y ecología. Por eso la aparición de este ejemplar en la superficie ha sorprendido a los científicos, aunque Farré cree que se trata de un "caso insólito provocado por alguna situación excepcional". De hecho, el ejemplar murió poco después de ser hallado, lo que sugiere que se encontraba en mal estado de salud o que el drástico cambio de condiciones ambientales le impidió sobrevivir.