De mecánico que vendía en Wallapop a facturar 100.000 euros al mes
La start-up Recomotor proporciona piezas de coche de segunda mano a los talleres en tiempos récord
Gerard Palau, mecánico de profesión, decidió empezar a vender motores de coche por internet. Por Wallapop se dio cuenta de la alta demanda que tenía de diferentes piezas de vehículos y decidió contactar con Jan Amat, que trabajaba en una gestoría en línea de coches, para que lo ayudara a automatizar todo el proceso. Después de un tiempo vieron que esta plataforma no era la más eficiente y que los talleres necesitaban una alternativa para conseguir los materiales más rápidamente.
Es por eso que los dos emprendedores decidieron crear Recomotor, una start-up que proporciona piezas de segunda mano a los mecánicos desde mediados del año pasado. Actualmente, la empresa ya tiene doce trabajadores y esperan aumentar la plantilla hasta veinte el próximo año. Cuando empezaron, los fundadores hicieron una ronda de inversión con la que llegaron a recaudar hasta 250.000 euros. Su crecimiento es ahora mismo exponencial: después de haber facturado 100.000 euros el primer medio año, actualmente ya ingresan esta cantidad cada mes. Aparte, Amat explica que en el futuro tienen la expectativa de aumentar cifras y proyectan llegar hasta los 5 millones de euros a lo largo de 2023.
Entre España y Andorra, ya hay 2.000 talleres que confían en su plataforma para adquirir las piezas que necesitan, de los aproximadamente 30.000 que hay en total. Palau y Amat tienen la intención de continuar creciendo dentro del Estado español y, además, quieren dar el salto a Francia y Portugal a finales de este año. De este modo, esperan internacionalizar el proyecto y “poco a poco” ir llegando a los talleres mecánicos de todo el mundo.
Su servicio se basa en el envío de piezas que hay en los desaguaces a sus clientes. La rapidez es un factor clave del negocio: antes, los mecánicos perdían mucho tiempo buscando piezas de segunda mano en muchas páginas web antes de encontrar la que realmente necesitaban. De hecho, según Amat, esta dificultad hacía que muchos acabaran comprando piezas nuevas y, por lo tanto, pagaran un precio superior.
Con Recomotor, como la búsqueda llega a más de 400 desaguaces repartidos por toda Europa -en países como Alemania, Francia e Italia- y se hace a través del número de producto, el envío se realiza en 24 horas -en el caso de las piezas pequeñas- o en 48 horas -las más grandes-. Además, la empresa de Palau y Amat tiene el compromiso de hacer llegar un presupuesto al cliente en menos de un cuarto de hora.
Otro punto a destacar es la fiabilidad que tienen sus entregas. En este sector, la media de piezas defectuosas -de las de segunda mano- es del 25%. Pero ellos han conseguido reducir la estadística hasta el 4% gracias a la elaboración de un estudio de los desaguaces con menos margen de error y, por lo tanto, con la selección de los más fiables. Según Amat, esto ha sido clave para que muchos talleres hayan “confiado” en su proyecto y destaca que tienen desaguaces con “incidencia de entre el 0% y el 1%”, la misma que tienen las piezas obtenidas directamente de fábrica. Además, la start-up ofrece una garantía gratuita de entre tres y doce meses, dependiendo de la pieza que se pida.
El fundador de Recomotor cree que “el auge de los productos de segunda mano” les beneficia porque las matriculaciones “son mucho más bajas que en años anteriores”. Además, afirma que su servicio también tiene un “beneficio medioambiental”: “En un sector en el que la contaminación es elevada, estirar la vida útil de las piezas es muy importante”.
Comprar por la plataforma también tiene una ventaja en el precio. Como la start-up tiene pactos con los desaguaces, estos últimos les proporcionan un descuento del 20%. La rebaja se ve reducida por el margen de beneficio que se queda la plataforma a pesar de que “generalmente suele salir más económico”, asegura Amat.
Según el fundador de Recomotor, su plataforma representa una alternativa a la existencia de una normativa europea que solo permite comercializar con piezas de vehículos de segunda mano a los desaguaces autorizados -Centros Autorizados de Tratamiento (CAT)-. Amat cree que esto acababa siendo “una pérdida de tiempo para los talleres mecánicos”, porque encontrar una pieza del modelo adecuado y que cumpla los requisitos es “complicado”.