Objetivo: convertirse en Boston de Europa

Los últimos quince años han consolidado a Cataluña como un polo de investigación e innovación tecnológica

Un investigador, en un centro de investigación de Catalunya, en una imagen de archivo.
21/11/2025
6 min

El próximo año está previsto que entre en funcionamiento el Mercat del Peix, uno hub de innovación e investigación que quiere convertirse en un polo de investigación de frontera y de innovación en medicina de precisión. El objetivo es que las instalaciones de este equipamiento de 45.000 m2, que tiene un coste de 104 millones de euros y que están ubicadas junto al campus de la Ciudadela de la Universidad Pompeu Fabra, potencien la investigación interdisciplinaria y sean un polo de atracción para investigadores de todo el mundo.

Para ello, el nuevo nodo de conocimiento agrupará centros de investigación, como el BIST o el IRB Barcelona, ​​unidades de transferencia tecnológica, compañías y espacios de innovación. Todo esto con el objetivo de promover la colaboración interdisciplinaria y la conexión con la industria. La proximidad a hospitales, universidades y empresas reforzará el entorno para potenciar el salto del laboratorio en el mercado.

No es el único hub que se pondrá en marcha en un futuro próximo en Catalunya. El Centro de Regulación Genómica impulsa un nodo de bioinformática y datos biomédicos orientado al análisis masivo de datos ómicos y al desarrollo de herramientas computacionales para la medicina personalizada.

Estos nuevos hubs crean ciencia y generan comunidad, innovación y actividad empresarial. Posibilitan que un investigador desarrolle una patente y pueda encontrar a escasos metros, literalmente, a un inversor o socio industrial. Además, son el resultado de un proceso que empezó hace veinte años y que ha logrado consolidar el sistema de investigación de excelencia catalán y la capacidad de atraer talento, situando a Cataluña entre las regiones más productivas en ciencia en Europa.

De hecho, según las últimas evaluaciones del índice de innovación regional (RIS, por sus siglas en inglés) que elabora la Comisión Europea cada año a partir de veintitrés indicadores relacionados con el nivel de innovación de 241 regiones europeas, nuestro país repite el 2025 en la segunda mejor categoría como región de España y por primera vez se posiciona como la de España Vasco.

Para Luis Serrano, investigador Icrea al frente del CRG, uno de los buques insignia de la investigación biomédica en Catalunya, que el sistema de I+D+i sea reconocido internacionalmente tiene que ver con la apuesta estratégica que el gobierno catalán y, en concreto, el entonces conseller de Economia, Andres Mas-C.

Fue entonces, considera este biólogo, cuando se sentaron las bases necesarias y crearon una serie de centros de investigación punteros que formaron la red de excelencia CERCA –a imagen y semejanza de instituciones punteras europeas y americanas– para apostar por un sistema meritocrático.

Otro elemento clave, tal y como añade Lluís Torner, director fundador del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) de Castelldefels, considerado otro de los pilares fundamentales del ecosistema de investigación catalán, fue el programa de captación y atracción de talento internacional Icrea, así como la puesta en marcha de nuevas. "Para que una sociedad compleja como la nuestra cree conocimiento y valor económico hacía falta un ecosistema que lo hiciera posible", considera Torner, que es también catedrático de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC).

"Al inicio era un ecosistema muy frágil", sigue este físico, que remacha, sin embargo, que gracias a ese primer impulso inicial, ya que a lo largo de las últimas dos décadas "todo el mundo ha creído y todos los gobiernos han apostado por él, ahora tenemos un ecosistema que es capaz de hacer investigación muy buena".

También los inversores se han ido sumando a este ecosistema. Hace quince o veinte años había muy pocos y ahora, en cambio, están presentes sobre todo en temas de biomedicina y tecnológicos. Es el caso de Ysios, Invivo o Asabis, entre otros, que han levantado fondos importantes y han invertido en la creación de nuevas empresas emergentes.

De hecho, en los últimos siete u ocho años, Cataluña ha vivido un aumento importante de empresas emergentes, con ideas disruptivas e innovadoras, sobre todo del sector biomédico. Según datos del Círculo de Economía, hay más de 2.300 activas, que se suman a centros tecnológicos como Leitat o Eurecat. Este boom ha llevado a Catalunya a ocupar un lugar destacado en el ranking europeo de innovación.

"Hoy somos un nodo de biotecnología y biomedicina muy potente en Europa y como resultado hemos atraído a grandes compañías como Sanofi y AstraZeneca", que contribuyen a crear empleo cualificado y favorecer la atracción de inversiones, y elevan la competitividad de los clústeres biomédicos:

Y ahora, ¿hacia dónde vamos?

Para Torner, estamos en un buen momento después de años muy productivos, durante los cuales el ecosistema de investigación catalán ha contado con fondos europeos y estatales que han dotado a algunos ámbitos de muchos recursos. Un ejemplo han sido los PERTE, destinados al clima ya la fabricación de chips fotónicos de última generación. "Se han hecho unas apuestas con volúmenes de dinero nunca vistos que han permitido tomar cierto músculo en bastantes ámbitos. El reto es cómo continuaremos hasta el 2035", apunta Torner, quien reclama que es necesaria financiación en tecnología profunda estable que permita escalar resultados. Y también empresas emergentes. Aunque contamos con algunos casos de éxito, la mayoría de estas empresas emergentes que se crean en Cataluña tienen entre diez y cincuenta trabajadores de media. "Hay que escalarlas a quinientos trabajadores", considera Serrano.

Elinforme del estado de la ciencia en Cataluña, elaborado por la Fundación Catalana para la Investigación y la Innovación, recoge cómo proyectos prometedores se quedan en pruebas piloto por falta de financiación industrial o de inversores que entiendan los riesgos tecnológicos. Por ello, tal y como reclama este documento, es necesario más capital especializado en tecnología profunda e instrumentos públicos que cofinancien la traslación.

Asimismo, el informe destaca que es necesario mejorar la gestión de la propiedad intelectual y la cultura empresarial, y ayudar al tejido empresarial catalán a adoptar la tecnología. Además, recoge la necesidad de una visión estratégica compartida entre Generalitat, universidades, centros de investigación y tecnológicos, e industria, para priorizar sectores con ventaja competitiva en la que Cataluña ya tiene una trayectoria consolidada.

"Territorios como China y Europa han hecho grandes concentraciones en algunos ámbitos concretos. Es necesario que nos centremos en no quedarnos atrás –argumenta–. Tenemos la capacidad, porque tenemos los instrumentos", pero, tal y como apunta el informe Draghi, "para tener impacto económico más allá de la ciencia, hay que focalizarse". Sin dejar de apoyar todos los ámbitos, esto implica concentrar la apuesta más importante de recursos en sectores concretos. En el caso de Cataluña: biotecnología, biomedicina, cuántica, fotónica y supercomputación. De esta forma, resalta Torner, "podremos transformar el conocimiento y atraer a la industria para tener capacidad de llegar al mercado y sobrevivir".

Es un ejemplo de ello la línea piloto de fabricación de chips cuánticos que lidera a escala europea el ICFO, PIXEurope, con un presupuesto de 400 millones de euros. Estos circuitos integrados son pieza clave y estratégica en sectores tan diversos como las tecnologías de telecomunicaciones y médicas de diagnóstico por la imagen, así como para la automoción y la defensa. El centro catalán de fotónica será el encargado de construir la infraestructura –los laboratorios durante los próximos diez años– y dará servicio tanto a empresas como a instituciones que trabajan con fotónica para acelerar su desarrollo y demostrar sus productos. Debe contribuir a acelerar desarrollos.

"Debemos estar muy orgullosos de lo que hemos conseguido hasta ahora, de dónde partíamos y dónde hemos llegado. Hemos demostrado que somos competitivos, pero no podemos quedarnos aquí –considera Serrano–. Tenemos que seguir mejorando y hacer una apuesta decidida por los sectores en los que sobresalemos, como la biotecnología y la fotónica". Por eso considera que hace falta "más demasiada crítica" para poder generar ecosistemas como los de Harvard o Boston. "Tenemos buenas universidades, pero tienen problemas de financiación y un montón de restricciones burocráticas que hacen que baje la media de producción científica y de innovación", añade.

Otro reto pendiente es el de la financiación. Desde el sistema de I+D+i catalán se reclama apoyo económico desde el primer momento. "Que los laboratorios cuenten, desde las fases más tempranas, con inversión para que puedan crear una empresa que desarrolle un medicamento que curará a alguien", dice Serrano.

En opinión de Serrano, para ello sería necesario que los centros con trayectoria de transferencia consolidada dispusieran de una financiación adicional destinada exclusivamente a transferencia. "Disponer de un presupuesto específico ayudaría a desarrollar proyectos de forma precoz y conseguir con ello capital riesgo para llevarlos a un grado de madurez", afirma este biólogo, para quien Barcelona debe ser Boston de Europa. "No se necesita mucho: apuesta decidida, autonomía financiera de los centros y apoyar inversiones en investigación y tecnología tempranas", resume.

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