TECNOLOGÍA

La pantalla inteligente de Microsoft que servía de muy poco

Las limitaciones del sistema operativo y red, el tamaño de la pantalla y el alto precio acabaron con el Smart Display

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La pantalla inteligente de Microsoft que servía de muy poco

Este 2022 se celebran los 20 años del nacimiento del Smart Display. También se conmemoran los 18 de su muerte. De hecho, poca gente recuerda qué era, pero fue uno de los primeros grandes fracasos del gigante tecnológico Microsoft después del cambio de milenio. A principios de 2002, la compañía de Bill Gates anunció que muy pronto empezaría a comercializar un widget que haría las delicias de los amantes del ordenador de sobremesa. Había desarrollado un sistema operativo llamado Mira -posteriormente, Smart Display - OS - para comercializar una especie de tablets que, conectadas con wifi al ordenador central, permitían seguir trabajando desde cualquier punto de casa. La pantalla reproducía el mismo contenido que el ordenador.

“Estamos a punto de ver nacer una nueva generación de pantallas inteligentes que ofrecerán a las personas la libertad de experimentar el poder de Windows XP desde cualquier habitación”, anunciaba Gates. La jugada, sin embargo, no tardó en torcerse.

Para fabricar las pantallas, Microsoft llegó a acuerdos con empresas como ViewSonic, LG Electronics y Fujitsu. Los primeros dispositivos llegaron al mercado en 2003, pero cuando los consumidores los tuvieron en las manos, descubrieron que no eran unas pantallas tan inteligentes como se habían promocionado. “Sencillamente, el producto no cubría las necesidades del consumidor -opina Mia Torner, experta en análisis de empresas de la Universitat Pompeu Fabra-. La pantalla era demasiado grande y, cuando el dispositivo salía de la zona wifi de casa, no servía para nada”, explica. Aun así, estas no eran las únicas carencias del flamante dispositivo. El precio tampoco ayudó. Si bien en un primer momento la compañía había previsto que los podría vender por 500 dólares, acabaron llegando al mercado por encima de los 1.000. “Cualquier tablet LCD de aquellos tiempos podía hacer la misma función, y era cuatro veces más barata”, recuerda Torner. A la vez, Microsoft también se puso palos a las ruedas restringiendo su uso según el número de licencias de Windows XP que se tenían contratadas. “Cuando la tablet estaba en marcha, nadie más podía usar el ordenador”, certifica la experta.

El 22 de diciembre de 2003, Microsoft hizo público un comunicado. “Después de evaluar las tendencias actuales del sector, así como las condiciones económicas del mercado de las pantallas LCD, dejamos de trabajar en la próxima versión de la tecnología Smart Display”. LG Electronics ya tenía algunas fabricadas, pero, a pesar de su insistencia, nunca llegaron a ver la luz. Los dispositivos nunca tuvieron nuevas versiones. La aventura de crear este nuevo aparato, sin embargo, hay que enmarcarla en unos tiempos de efervescencia tecnológica sin precedentes. “Eran tiempo de cambios importantes en el mundo de las TIC -corrobora Andrei Boar, profesor en la UPF - Barcelona School of Management. En 2002 se habían fusionado los gigantes HP y Compaq; IBM había adquirido la consultora PwC; la tecnología wifi estaba irrumpiendo en el mercado y sistemas operativos como Linux también ganaban terreno”, contextualiza.

La lección

“En sectores donde la investigación y el desarrollo son el motor del negocio, que los productos fracasen es muy habitual -recuerda Andrei Boar, profesor de la BSM-UP-. Con el Smart Display, Microsoft ofrecía un mal producto con un mal servicio, pero supo tomar la decisión adecuada: cerrar la gama y no fabricarlas más”.

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