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Amaremos para siempre y locamente la garnacha peluda
Patri y Pep han conseguido con La Peluda un dibujo perfecto del Mediterráneo, que les hará navegar entre cítricos y fruta negra, entre flores y especias
- Variedad: garnacha peluda
- DO Montsant
- Añada 2020
- Productor: Bodega Comunica
- Para tomar sol escuchando a Coralí , de Adrià Puntí, leyendo Chelsea girls , de Eileen Myles (comprado en la librería Casa Usher, en Barcelona).
Hoy nos bebemos una variedad que me tiene enamorada y que creo que es, junto con el taladrado, nuestra gran singularidad, nuestro pasaporte en el mundo: la garnacha peluda. Cada uno ama lo que ama y yo me he dado cuenta de que, con el vino y con la vida, quiero a los rústicos que son muy elegantes. Quiero oír la tierra en la boca, pero quiero chupar la seda del vestido. Hoy, La Peluda, de la Bodega Comunica, en el Montsant.
Se llama peluda, de esta garnacha –y se lo contaba el día que hicimos La Pilosa– porque los pámpulos tienen algo de pelo. Pep Aguilar y Patri Morillo, los dos amigos que se conocieron estudiando, y que hacen el vino de hoy, explican que los abuelos no llamaban peluda, llamaban “país”. En los años 70 o 80, de hecho, en las etiquetas de los vinos de la cooperativa, en la garnacha tinta le llaman “garnacha fina”, pero no era, como podríamos suponer, por la calidad del vino: era por la hoja. La hoja de la garnacha, a contraluz, brilla como si fuera irreal, se le ven los nervios, como si estuvieran impresos. En la peluda, no.
La peluda de hoy “está registrada en el año 51”, explica Pep, “pero el padrino de un amigo decía que aquella viña la había visto plantada antes. Las registraban cuando podían. Será mucho más vieja”. La tenemos en Falset, en el Mas d'en Cosme. "En un contexto granítico con viñedos que han pasado de todo y se mantiene", hace Pep. Y sonríe por añadir, claro: “Este año y el otro la viña ha sufrido, porque 'la seca' no la deja crecer. Las plantas que están bien te hacen dos kilos de uva... Si el viñedo está cómodo donde está ya ves que tiene mucha energía”.
Hay otra cosa que hace única La Peluda de hoy. La piel de esta variedad es más fina y los granos tienden a apiñársele, y esto la hace más sensible al podrido. Por tanto, para los abuelos no era una variedad tan interesante; preferían, claro, la garnacha tinta. Y es por eso que las plantas que existen hoy en día, como las de La Peluda, son selección en masa. Son plantas que nunca han pasado por ningún plantelista, precisamente por eso, porque no eran interesantes. Los campesinos seleccionaron, de las tres o cuatro garnachas peludas que se movían por la zona, las mejores (como se hace, por ejemplo, con la selección de gallinas ponedoras). Todos estos abuelos eligieron “la madera” (así lo llaman todos los viticultores, de los sarmientos) y injertaron. Algunas fueron inscritas como garnachas tintas.
Aparte de ser un viñedo muy viejo, es muy particular, porque es en un barranco, el barranco de la Fuina, donde hay mucha agua subterránea. “Encuentras castaños y nogales, allí, y son árboles a los que les gusta el agua, entornos frescos”, hace Pep. Y claro, en un barranco, aparte de granito, aparte de arcillocalcáreos, hay también aluviones. Es decir, la tierra sin sedimentar que el agua se lleva: el aguade, se llama, y me parece una palabra preciosa. Y también hay pizarra, y gres, y cuarzo blanco, y cuarzo rosa y arenisca. "Es un bote de piedras", dicen siempre los dos amigos. En boca todo esto está. El granito alarga el vino y lo hace elástico –imposible no decir onomatopeyas con emites, cuando lo catamos– y el aluvión es como la burbuja dulce que le rodea. Dulce, pero no nunca sucrosa. "Tiene toques florales, tiene toques botánicos y toques especiados", hace Pep. Y dice “botánicos”, no “herbáceos”, porque habla de hinojo y romero. Los toques especiados te llevan a un gran bazar de las especias. Hay mostaza y hay curry. Y siempre que hay curry, yo pienso en la flor que tenemos en nuestros campos de secano: la hierba de San Juan, esa flor amarilla, de la que se hacen pomos que duran todo el año. ¿La ha olfateado nunca?
Yo me lo tomaría con un pescado en el horno consistente, como un dental, con patatita y cebolla. Patri y Pep han conseguido, con este vino, un dibujo perfecto del Mediterráneo que les hará navegar entre cítricos y fruta negra, entre flores y especias. No me puede agradar más.
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