Gastronomía

Espai Sucre: la última oportunidad para comer un menú de degustación dulce

A partir de mañana, 5 de abril, la página web de la escuela y restaurante abre las reservas de mesas

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El pastelero Jordi Butrón afirma que seguirá impartiendo clases pero no en calidad de empresario de su propia escuela

El alud de mensajes que ha recibido el pastelero Jordi Butrón desde el miércoles, cuando colgó en Instagram el vídeo en el que explicaba que cerraba el Espai Sucre el pasado 31 de julio, hasta la fecha es infinito. "El mismo miércoles tuve que cerrar el móvil porque no daba abasto para responder todo", explica. Ahora bien, añade, "todos eran mensajes muy bonitos, de ánimos, y me emocioné mucho cuando me escribían antiguos alumnos que viven por el mundo y con los que hacía tiempo que no tenía contacto".

El caso es que ayer jueves, el pastelero de la primera escuela y restaurante especializada en postre explicó, en un nuevo vídeo en Instagram, que el restaurante abría las reservas online el viernes 5 de abril. "El restaurante lo abriremos el 3 de mayo y estará en activo hasta el 27 de julio, que será el último día en el que ofreceremos el menú de degustación", afirma. ¿Y cómo será el menú? "Habrá tres tapas saladas, un plato salado, cuatro postres –que tendrán el hilo conductor de los cereales como ingrediente que aporte gusto al postre, es decir, que son un elemento altamente gustativo–, después habrá una tapa dulce y , finalmente, unas galletas". Como es tradición en los menús de degustación del Espai Sucre, el café lo prepararán frente a los clientes, un café de cocción lenta, de filtro, que es uno de los más sabrosos.

Quienes conocen el restaurante saben que el pastelero había repartido pequeños regalos a sus clientes. Hubo una época en la que regaló una regla, de diseño, que era una mezcla entre regla y espátula de pastelería. "Aún me quedan, muy pocos, y he pensado en regalarlos en cuanto empiecen las primeras comidas, a finales de abril", explica Butrón, quien comenta que se emociona cuando alguien le dice que lo guarda en casa . Y es que el licenciado en magisterio que un día decidió dedicarse a la cocina siempre ha creído que el postre de un restaurante es una disciplina profesional, y nunca un punto más sin importancia de un restaurante. "Siempre recordaré a un profesor que me decía que un buen postre en un restaurante es el que puede salvar o destrozar los otros platos del menú, y lo creo firmemente", afirma.

Finalmente, el pastelero, que quiso abrir una escuela profesional especializada en postre hace 25 años porque pensó que era uno de los grandes vacíos formativos del país y del mundo, revela que los problemas de salud que le han llevado a colgar el hábito como empresario son de corazón. "Mi padre murió el año pasado, y sufrí unos días muy duros, a partir de los cuales empecé a sufrir arritmias", dice. La última que sufrió fue en una demostración en el congreso Madrid Fusión, que le tuvo una semana fuera de escenarios y de la escuela, y que le hizo tomar la decisión del cierre. Ahora bien, señala: "Yo seguiré dando clases, no sé dónde ni cómo, pero haré". Eso sí, "a un ritmo distinto y sin la responsabilidad de ser empresario".

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