Tu 'foodie' de cabecera

Los intocables fideos del Casa Xica ya no serán motivo de disputa

El restaurante del Poble-sec hace diez años con clientela fija y platos que no les dejan sacar de la carta

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Fideos de soja verde, con gamba roja y tobiko del Casa Xica.

Una de las preguntas que me hacen mucho, y procuro esquivar, es cuál es mi restaurante favorito. Mi respuesta suele ser que para hacer qué: ¿para celebrar el cumpleaños o una boda de oro, para tener una cita o para ir con la pandilla? Pero si me obligara a hacer un top 10 de esos que triunfan tanto en las redes, es muy probable que uno de los sitios que apareciera fuera el Casa Xica.

Es un restaurante que me es fácil de recomendar porque hace años que lo conozco he comido muchas veces. Vamos, que me da muchas garantías de que si envío a alguien no me harán hacer un papel de estraza. Cosas que me encantan de este local:

En primer lugar, lo que me enamoró fue la comida. En Casa Xica, ubicado en el barrio del Poble-Sec (calle de la França Xica, número 20), hacen cocina asiática pensada y ejecutada por cocineros catalanes. La historia se cuenta deprisa. Tras estudiar cocina, Raquel Blasco y Marc Santamaria fueron a parar a China para capitanear un restaurante en Hangzhou. Allí hacían cocina catalana y vieron cosas increíbles, como un comensal mojando pan con tomate en la crema catalana. Pero, a raíz de probar la comida que preparaban sus compañeros de cocina chinos y de empaparse de toda la riquísima gastronomía que tenían alrededor, cuando volvieron a Cataluña tenían unos conocimientos brutales que podían poner al servicio de un proyecto propio .

El bao al vapor de cola de buey confitada del Casa Xica

De eso hace diez años, y han creado algunos platos que ya son patrimonio de los comensales. Os cuento dos. Los fideos de soja verde con gamba roja y tobiko. Estos fideos han traído cola. Porque, cuando los sacaban de la carta para poner otra receta de fideos, los clientes literalmente se les enfadaban. Para evitar la frustración que les generaba a algunas personas empezaron a tener los ingredientes para parar el golpe cuando esto ocurría y cocinarlos de forma excepcional. Pero, claro, acababan preparando un montón. Finalmente, se dieron cuenta de que hacían el melocotón y claudicaron. Los fideos volvieron a la carta y se empadronaron en ella. Es como ir a un concierto de Antònia Font y que no canten Wa yeah!, así que se debe dar a los fans lo que esperan.

El otro plato que tiene mucho éxito es el baño. El panecillo es casero, de doble fermentación, y sustituyen la manteca por aceite de oliva y algún secreto más de lo que dicen, porque tienen la receta guardada con clavo. Lo primero que hicieron era el de relleno de cola de buey, pero lo que va dentro ha ido variando con los años. En Casa Xica se puede ir a carta. Un formato de platos en medio para compartir, que es lo más habitual. Pero si se quiere, hacen un menú degustación por 60 euros con raciones más pequeñas e individuales. Ahora que cumplen su décimo aniversario, han aprovechado para hacer una carta de los grandes éxitos, "los intocables", según Raquel Blasco. Un buen momento para volver. Ah, y también han hecho un libro autoeditado 10 años, 10 recetas, con un emotivo prólogo de Albert Raurich, en el que cuentan estos diez años y los combinan con anécdotas que han vivido.

El espacio del restaurante Casa Xica, en el barrio del Poble-sec

Como en otros platos icónicos, encontrará elokonomiyaki, que Raquel Blasco describe como una especie de "tortilla del jueves gordo", también las gyozes o el garrinet hecho al estilo Hong Kong. Otro motivo para visitar Casa Xica son los vinos. Grandes defensores de los vinos naturales, es un sitio donde encontrar referencias interesantes y poco conocidas.

El Casa Xica es un restaurante que bebe mucho del público que va al teatro. Tienen un turno bastante tarde que es ideal por si un día va al Lliure o al Mercat de les Flors. Y, si este verano va al Grec, piense que toda la restauración también la hacen ellos. Todo queda en el barrio. El ticket medio suele salir por entre 40 y 50 euros por cabeza (con vino incluido y dependiendo del festival que haga). Es un sitio "gamberro" y que les gusta "el rock and roll", según palabras de sus propietarios. Un restaurante de esos que, al entrar, pierdes la noción del tiempo.

Declaración de intenciones

Este texto no es contenido publicitario. Todos los sitios los he visitado como cliente y he pagado la cuenta como cualquier otra persona.

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