Cumpleaños

Nandu Jubany: “Cuando pienso en los treinta años del restaurante me digo que la suerte debe perseguirse y que debe cogerte siempre trabajando”

El cocinero de Osona y la jefa de sala Anna Orte celebran las tres décadas del restaurante de Calldetenes con una gran fiesta con trescientos invitados

Eudald Jubany, Elena Herms, Anna Orte, Nandu Jubany, Lluc y Gil Jubany, toda la familia ha celebrado los treinta años del restaurante de Calldetenes
12/11/2025
3 min

CalldetenesEl restaurante Nandu Jubany acaba de cumplir treinta años, y lo ha hecho como toca, con una fiesta grande en el mismo restaurante de Calldetenes, que ha reunido a trescientas personas, entre ellas cocineros, enólogos, sumilleres, productores, pasteleros y amigos de la marca, referente en Cataluña, en Andorra y pronto en Madrid. "Estamos preparando un proyecto de la mano del jefe de sala Abel Valverde, del restaurante Desde 1911, del grupo Pescaderías Coruñesas –ha avanzado el cocinero de Osona–. Cuando pienso en los treinta años del restaurante me digo que la suerte se tiene que perseguir y que debe cogerte siempre trabajando".

La familia Jubany-Orte había convocado a los asistentes a la fiesta a la una del mediodía. Nada más llegar, el cocinero les ayudaba a aparcar. hace en el restaurante Nandu Jubany. De hecho, en el mismo descampado donde los coches podían aparcar, la familia tenía preparada una grúa de grandes dimensiones, en la que el chef había prometido durante todo el almuerzo que iba a hacer una performance. proyectaban en el jardín, en el que repasaban la trayectoria, el cocinero se ponía nervioso, y pedía que pasaran más rápidamente las imágenes porque se debía comer.

Para empezar, una aceituna esferificada, sobre la cual los camareros tiraban un chorro de aceite de oliva extra virgen. una gilda de ventresca de Es Còdol, es decir, tal y como la sirven en el restaurante de Formentera, y con algunos entrantes más entrábamos en los platos principales. La icónica torta de hoja con higo caramelizado no ha faltado. Algunos se han emocionado, porque en las bodas de los hijos de algunos de los invitados lo habían comido, y todo el mundo tenía muy buen recuerdo. Tras la torta, ha llegado la bullabesa de pescado y marisco; el arroz seco de alpargatas; el tuétano con tártaro de ternera; la ventresca de atún, y el hocico de ternera con cigalas y llenegues.

Una grúa de gran tamaño trepando la familia Jubany-Orte y equipo tierra arriba.

Cinco postres y un pastel

Y el postre. Cinco postres y una tarta, con el número 30 de chocolate, y en forma de molino, que ha preparado el mejor chocolatero del mundo, Lluc Crusellas, y con el que todos los cocineros se han tomado una foto. Oriol Castro (del mejor restaurante del mundo, el Disfrutar de Barcelona); Carme Ruscalleda; Martina y Carlota Puigvert; Ferran Adrià; Carlos Gaig; Paco Pérez; Ramon Freixa, Aitor Arregi, Elkano; Hideki Matsuhisa, del Koy Shunka; el sumiller Josep Roca, de la Bodega de Can Roca; los productores Paco de Rosa Torelló, de Torelló; Sara Pérez y René Barbier; Agustí Roca, de AT Roca, y más han deseado a la familia muchos años más.

Mientras, la madre del cocinero Nandu Jubany, Elena Herms, ha dicho que su hijo era muy trabajador. "¿Sabes que ahora está haciendo una mayor empresa en Vic para producir más canelones?", y en cuanto lo ha explicado, Nandu lo ha corroborado. Sí, entre los proyectos de futuro, aparte de Madrid, para el que ha pedido en directo, ante todos, que sus hijos se impliquen, también están las nuevas instalaciones para cocinar los canelones.

Finalmente, ha llegado la performance, ideada por la compañía la Fura dels Baus. Eran las cinco y media de la tarde cuando toda la familia Jubany se ha enfundado unas ranas blancas y negras y ha subido a unas cuerdas que una grúa ha levantado hacia el cielo. Treinta y tres personas encaramadas, que han hecho curvas arriba y abajo, imitando lo que cada uno decidiera imaginar, como longanizas de Vic o secallones. Los invitados se lo han mirado desde el jardín del restaurante, y han exclamado que eran muy valientes para subir allá arriba, qué vértigo. Al rato, el cocinero Nandu Jubany ha bajado y ha asegurado que no ha tenido vértigo, que todo había ido muy bien. "Incluso he estado mejor allá arriba que por la mañana, cuando he hecho las pruebas para que todo saliera bien ahora la tarde", confesó. Y cuando lo ha dicho se ha puesto una camiseta con unas letras rojas que declaraban que el restaurante Nandu Jubany tiene ya treinta años. Y con buen gas, por muchos años más.

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