Se puede comer por 22 €

El restaurante de Vilafranca que tiene la mejor relación precio-calidad

Es el Garbanzo de Oro, y la 'Guía Michelin 2024' lo seleccionó con la categoría Bib Gourmand

El cocinero Oriol Llavina, en la cocina, visible desde la sala, del restaurante El Cigro de Oro de Vilafranca del Penedès
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Vilafranca del PenedèsSi te entablas en el restaurante El Cigró d'Or puedes elegir entre tres menús, que oscilan entre los 22 y los 35 €, y con los que puedes comer hasta cuatro platos con quesos y postres (en el caso del opción de 35 €). Los fines de semana el menú de degustación no sobrepasa los 50€, y está compuesto por aperitivos, cinco platos salados, quesos y postres. “No somos un restaurante popular, que podría decirse de un restaurante con menús de 10 euros”, dice el cocinero Oriol Llavina (45 años), que ya hace más de 20 que abrió su restaurante. Primero lo hizo en la población de Gelida, pero ya hace doce años que le trasladó al primer piso del Mercado de la Carne de Vilafranca del Penedès.

En la Guía Michelin 2024, El Garbanzo de Oro Can Chapas han recibido la calificación de Bib Gourmand, que significa que tiene una buena relación entre la calidad que ofrece y los precios que se pagan. La categoría se la inventó la guía roja en 1997, y siempre la ha resaltado porque considera que no sólo da premios (estrellas) a la alta cocina, sino también a la “sencilla, reconocible y fácil de disfrutar”, en palabras literales de la guía francesa.

El viernes al mediodía que entrevistamos al cocinero Oriol Llavina la sala está llena, pese a que el teléfono sigue sonando, y el cocinero debe decir que le sabe mal pero que no hay ninguna mesa vacía. Nada más subir las escaleras de dentro del mercado y llegado al restaurante lo primero que hemos visto a mano izquierda es la cocina abierta, grande, espaciosa. Las cazuelas y las cocotas Le Creuset resaltan a primera vista. Los olores que se desprende también. “Desde que he abierto los ojos esta mañana que me he puesto a hacer el capipota”, afirma uno de los cocineros, que asegura que lleva cinco años trabajando con Llavina, y además del arroz de conejo, el capipota lo borda.

Los canelones crujientes, rellenos de pollo, uno de los clásicos del Garbanzo de Oro.

Mientras, Oriol habla de los canelones crujientes, que hace 20 años, cuando los empezó a elaborar, sorprendían tanto como hoy porque estaban hechos con pasta brick, y por tanto eran muy crujientes. "Hoy todavía los hago así, aunque ya sé que se han extendido y que la pasta se puede adquirir con facilidad en los supermercados, pero nosotros los mantenemos porque son identificativos de El Garbanzo de Oro". En el relleno, carne de pollo. En la bechamel, cebolla confitada, caldo de pollo, nata y xantana para atarlo todo. Para el gratinado, este año introducirá queso de proximidad, porque hasta ahora ha mantenido el parmesano.

Para continuar, la carta de vinos, uno de los grandes tótems del restaurante del cocinero, que estudió en la escuela Joviat de Manresa después de haber terminado el bachillerato. “Tengo ciento cincuenta referencias de vinos, de los que noventa pertenecen a la denominación de origen Penedès”, dice. Es la gran apuesta, como restaurante situado en el Penedès y que admira los productos cercanos. “Por la Feria del Gallo hago un gallo relleno con trinchado de celerio, espigalls y butifarra blanca”, una elaboración que resume muy bien la filosofía de El Cigró d'Or. “Una filosofía que a mí me gusta más llamarla sensibilidad, y que la he ido adquiriendo con el paso del tiempo, a base de darme cuenta de que estaba haciendo el pardillo utilizando productos de fuera en vez de los próximos” , dice Llavina.

Y volvemos a los menús de entre semana. Los días laborables están basados ​​en una cocina más informal, y sobre todo muy digestiva. “Siempre tengo platos de cazuela, guisos, pero tampoco serán guisos de los que te recordarás toda la tarde, porque me gustan con pocas grasas”. Las ensaladas, atractivas, con encurtidos, y de postre las mesas de quesos que casi son sagradas. “Puedo encontrar queso de pasta dura en Sant Sadurní d'Anoia: tenemos tanta suerte con los buenos elaboradores que tenemos”.

Por último, un deseo final: “Los días laborables querría ofrecer también carta además de los menús, pero de momento no me he visto con corazón”, afirma. También hay más propósitos, como abrir un bar de vinos en el espacio municipal del Mercado de la Carne, donde sólo queda abierta una parada. "Podría ser una oportunidad para reconvertir el mercado y dedicarlo a los vinos de la DO Penedès", sugiere Llavina. Los proyectos son los que le ilusionan, tal y como le atrajo la cocina cuando tenía 19 años y tenía claro que quería dedicarse a ello.

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