Celebración

La taberna junto al Hospital Clínic que celebra dieciocho años de cocina de grandes clásicos

Entre ellos se encuentran las patatas bravas con opción muy picante, el canelón fino de pato asado, la cola de toro y las tripas y capipota

El cocinero Toni Simôes, en la cocina abierta de la sala renovada de La Taverna del Clínic
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BarcelonaLa Taberna del Clínic de Barcelona (Roussillon, 155) acaba de cumplir dieciocho años y el cocinero, Toni Simôes, recuerda cómo empezó todo. “El local, lo inauguró mi padre; él se encargó de las obras, de crear una barra grande, con unas mesas, y justo cuando estaba todo a punto se quedó sin cocinero”, explica un lunes por la noche con la sala renovada: ya no está la barra de entrada, sino tablas. Ante la crisis precipitada, Toni dijo a su padre que él podía hacerse cargo. Tenía veinticinco años, había estudiado cocina y, aunque quería seguir estudiando, pensó que todo podía esperar, porque había que ayudar a papá. Y así fue. Hoy, dieciocho años después, la Taverna del Clínic es un referente de buena cocina, hecha con muy buen producto, y hay platos que son clásicos: las patatas bravas, con las diversas opciones de picantes son unas [ver cómo se hacen en el vídeo debajo]. Aquí hay que detenerse un momento. Las patatas bravas de la Taberna del Clínic son tubulares, el corazón central está vacío de tubérculo y llenado de salsa brava, y por mucho que la fórmula originaria se atribuye al cocinero Sergi Arola, las del Clínic son únicas por la textura y el gusto . No hay nadie que las haya probado que no quiera volver. Y es preciso decir que la opción de más a menos picante es acertada, y que los camareros lo pregunten de entrada también se agradece.

Junto a las patatas bravas existen otros platos que en la Taverna se han convertido en clásicos en estos dieciocho años. Se trata del canelón fino de pato asado con setas, que sólo verlo preparar desde la cocina abierta se ve que es una obra de orfebrería; elsteak tartar de ternera con milhojas de patata; la cola de toro guisado y deshuesado con vino del Priorat y chalotas y las tripas y capipota. Tanta llamada han cogido estos platos, que Simôes sabe que debe prepararlos siempre con la misma exactitud.

El canelón de pato, uno de los platos clásicos de la Taverna del Clínic

Ahora bien, los clásicos pueden mantenerse como clásicos si a su lado está el rock'n'roll, que llega a la mesa en forma de tártaro de pez de roca; tallarines de calamar en el ajo tierno o el ravioli de gambas. Justamente, Simôes asegura que disfruta especialmente preparando platos de pescado. Sea lubina, dorada, rape o el más fresco que haya en el mercado, el cocinero los cuece a la plancha o al horno con patatas y tomate. A la mesa llegan a la misma sartén donde se ha cocinado todo, que el comensal observa y el camarero sirve. Atención también a otros platos de pescado que destacan de la carta, como las cocochas de merluza a la brasa con pil-pil y el mar y montaña, que en el Taverna del Clínic rompen moldes por originalidad: colas de cigala a la plancha con pie de cerdo sin trabajo (es decir, deshuesado) y alpargatas con lentejas pequeñas.

Lomo de lubina cocido al horno con verduras

Por último, en la Taverna tanto se puede comer a la carta como elegir menú de degustación, porque hay hasta tres: el de temporada (ahora el de otoño), con seis platos y postres (85 euros); el gran menú taberna, con ocho platos, degustación de quesos y dos postres (115 euros), y uno exclusivo, el real caviar, con cuatro platos y postres (95 euros).

Otro de los grandes clásicos, el steak tártaro con mil hojas de patatas

Y el final de todo, el postre. Destacamos dos. Como estamos en la capital de la tarta de queso (o lo era Nueva York?), lo encontrará bien hecho y con una presentación que no detallamos para no estropear el factor sorpresa, y también opciones nuestras tradicionales como son los buñuelos, rellenos de chocolate .

La carta en catalán, así como la página web. El precio medio si se solicitan platos a la carta es de 50-60 euros por persona.

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