Familia

Besos en la boca con los hijos: ¿una muestra de cariño o un gesto incómodo?

Los expertos discrepan: unos defienden que fortalecen la relación entre padres e hijos y otros aconsejan dejar de hacerlo cuando el niño ya expresa su afectividad

Madre e hijo besándose
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Barcelona"Para mí darme un beso en la boca con mis hijos es como un abrazo intenso, es una manera más tierna de mostrar cariño, no le damos más importancia", explica Maria, madre de Lucía y Èric, de siete y tres años, respectivamente. Muchas familias utilizan los besos en la boca para saludarse. De hecho, se ha visto en más de una ocasión realizar este gesto a numerosos famosos como David Beckham, Jessica Alba y algunas de las hermanas Kardashian.

"Empezamos a hacerlo de forma inconsciente, mi hermana se besaba con su hija, –es cierto que ella había vivido muchos años en Estados Unidos, donde es muy común– y nosotros lo acabamos incorporando de forma natural", explica Maria. Por algunos es visto como una muestra más de cariño y por otros como un gesto incómodo, una realidad que diverge según las diferentes culturas y sociedades. "Las demostraciones de cariño no son universales sino que se basan en los acuerdos y desacuerdos evidenciados en las costumbres y normas que cada cultura ha adoptado y transmite", explica Diana Marre, catedrática del departamento de Antropología Social y Cultural de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

Depende del país

"Hay comunidades o culturas donde besar la boca a los niños es algo normal y en otras que ni siquiera besar es normal y menos en público, y donde las demostraciones de cariño adquieren otras formas", desarrolla Marre , miembro del grupo de investigación AFIN. En el continente asiático, Indonesia o Tailandia, en África especialmente en Nigeria o en algunos países musulmanes besarse está visto como una falta de respeto o una ofensa pública que puede ser castigada. "Personalmente, nunca nadie me ha dicho nada, ni me han hecho sentir incómodo, pero sí he visto en las redes a algunas personas que lo critican, aunque tampoco me ha afectado cuando lo he leído", comenta Maria.

Hay muchos críticos de esta práctica que utilizan argumentos como el consentimiento sexual y la higiene. "En nuestra cultura noroccidental, besar a un hijo o hija en la boca, dependiendo de qué tipo de beso sea puede ser visto como no conveniente", explica la antropóloga. "En la actualidad estas manifestaciones despiertan más alarma social porque hay mayor conciencia y difusión de abusos sexuales en el seno de las familias", añade. Por otra parte, según Marre, las recomendaciones higiénicas a lo largo del tiempo han cambiado y ciertos criterios actuales influyen negativamente en la imagen que puede producir un beso en boca entre familias e hijos.

De hecho, a David Beckham le llegaron miles de críticas cuando grabó un vídeo besándose en la boca con su hija Harper, de doce años y mostrándolo en redes. "Los medios de comunicación, las redes sociales y los influencers condicionan mucho en cómo se perciben estas prácticas en la sociedad, pero todavía está por ver el alcance de esta influencia", explica Marre. Las críticas llegaron al futbolista, sobre todo, por el hecho de que enseñó a sus seguidores un beso , entendido como un acto íntimo, de forma pública. "Nosotros no actuamos diferente por estar en un lugar público o en casa porque lo vivimos como un acto natural, pero tampoco tendría ningún problema a dejar de hacerlo si, por ejemplo, estuviéramos en un país donde se considerase ofensivo", comenta Maria.

¿Ayuda a fortalecer el vínculo?

"Dar besos en la boca refuerza el vínculo emocional y la relación que tengo con mis hijos, creo firmemente en el poder del contacto físico, los besos y los abrazos. Nos cargan de energía, nos consuela, facilita la expresión de emociones, liberan dopamina e incrementan nuestra seguridad", apunta Maria.

Muchos estudios científicos demuestran como los besos curan, dado que tienen efectos analgésicos, liberan oxitocina y endorfinas y refuerzan el sistema inmunitario. interacción y respuesta directa, en cambio, cuando besas la mejilla puede que no sea recíproco", explica Sylvie Pérez, profesora colaboradora de los estudios de psicología y ciencias de la educación de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC).

¿Cuándo hay que dejar de besar en la boca?

Para la psicóloga, tiene sentido en niños muy pequeños que no han aprendido esta conducta social y que, por tanto, se puede construir como una muestra de cariño, pero en niños y niñas mayores que ya tienen capacidad para responder y reciprocidad afectiva debería ser una conducta menos utilizada. "Cuando a un bebé le besamos la boca, nota el aliento, el calor, la temperatura, el contacto, el olor de la persona...no le hacemos ningún daño, al contrario. Ahora, a medida que se van haciendo mayores, la conducta debería menguar porque ya existe esa reciprocidad", puntualiza.

Sobre la caducidad o no de esta práctica, María cree que no hay una edad concreta. "Considero que hay que dejar de hacer en el momento en que una de las partes no se sienten cómodas, al igual que dar abrazos o ir cogidos de la mano por la calle", comenta.

Los valores familiares, en este terreno polémico, pueden adoptar ciertas prácticas porque quieren seguir lo socialmente aceptado, pero los niños también pueden sentir el peso de la sociedad y dejar de querer recibir besos en la boca en algún momento. "Si en algún momento pasara, lo entendería perfectamente, además, está comprobado que a medida que los hijos o hijas crecen, el trato y el contacto físico pueden ir cambiando, lo considero parte del ciclo evolutivo", añade la madre del Érico y Lucía.

Para Pérez es importante que los besos en la boca no se hagan con personas externas a las figuras de referencia: el padre, la madre o los hermanos. "Se debe diferenciar al cuidador o cuidadora principal (o las figuras más próximas) con los que exista esta construcción de vínculo, de las personas que son ajenas. No sería adecuado que una persona que no tiene una relación afectiva constante con el niño o niña le besa en la boca, porque no tiene ninguna funcionalidad, no tiene ningún sentido", concluye la psicóloga.

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