Lo pequeño que era...

Guillem Gisbert: "Acabé estudiando periodismo cómo podría haber hecho otra cosa"

Estudió en la escuela Costa i Llobera y se adentró en la música a través de la guitarra acústica que su padre le regaló a los 15 años

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Guillermo Gispert de pequeño.

Guillem Gisbert (Barcelona 1981) ha sido la voz de Manel durante 15 años. Ahora presenta su primer disco en solitario, ¡Baila la mazurca! Actualmente de gira, puede encontrar las fechas de sus conciertos en @guillem.gisbert.

En el cuarto disco de Manel, la Canción de la duda comienza así: "Una voz le preguntaba qué serás cuando seas mayor, mi amiga sonreía y miraba hacia abajo". ¿Qué decías tú de pequeño? "Nunca sabía responder a esta pregunta. Ni siquiera con cosas así como astronauta o pianista. Quizá sea por timidez. Nunca fui capaz de anticipar la ambición. Me costaba imaginármelo".

Guillem fue a la escuela Costa Llobera. "Me lo pasaba bien. Me gustaba el entorno, la gente, aprender. Era un sitio donde me sentía muy cómodo". ¿A qué jugabas en el patio? "A baloncesto a veces, pero recuerdo mucho andar alrededor de la terraza con un amigo y charlar. No éramos especialmente deportistas". ¿Y de extraescolares qué hacías? "Baloncesto, pero desde el principio eso sí vi que no era una vocación. También hice tenis e inglés".

Su madre era abogada y su padre estudió económicas y trabajaba en TMB. ¿De dónde viene la música? "En casa el acercamiento era absolutamente como fan. Mi padre tocaba la guitarra, pero kumbayano, y cuando cumplí los 15 años me regaló una guitarra acústica y así empecé. Soy autodidacta. De una manera muy natural me voy enganchar a la guitarra. Me calmaba, me podía estar horas.

¿Qué música escuchabas? "De pequeño, los Beatles y rock catalán. Yo era mucho de Sau y también de Els Pets y Sopa de Cabra. También vino la época del ska, Kortatu y Dr. Calypso". ¿Cuál fue tu primer concierto? "Roxette, en el Sant Jordi. Fuimos toda la clase, a octavo de primaria. Yo era muy fan".

Muchas tardes las pasaba tocando la guitarra con un amigo (Roger Padilla de Manel). "Tocábamos de todo, desde los riffs de Nirvana hasta canciones de Els Pets. Sacamos las canciones de oído, todavía no había internet. Había los libros de acuerdos y los íbamos sacando. Era una manera de aprender' n".

Guillem Gisbert, en el ARA.

El mayor de cuatro hermanos

Es el mayor de cuatro hermanos. "Tengo un hermano del 84 y otros dos de parte de padre que tienen entre 25 y 30 años". ¿Van a los conciertos? "El mundo se divide entre los niños que les gusta que los padres les vengan a ver a jugar a fútbol y los que no. Yo soy de los que no. Me gusta más tocar frente a gente desconocida, hay más libertad".

La vocación es un tema que sale en dos canciones del disco, Milagro en las Planes y Estudiantina. "Con 17 años me sentí encaminado de una forma que no tenía claro. Fue una emoción fuerte, como los enamoramientos que suelen salir en las canciones pop. Esta emoción ha sido muy importante por ser quien soy. Terminé estudiando periodismo porque en la escuela decían: «Guillermo escribe bien», pero hice esto como podría haber hecho otra cosa. Recuerdo cuando tenía 14 años pensando que quería tocar el violín. a aprender. Y ahora pienso: qué lástima".

¿Te ha servido el periodismo? "Una canción se asemeja a un artículo, el tipo de narración en el que no puede haber mucha paja. A El Periódico me enseñaron a recortar, a trabajar el pulso narrativo".

Como dices en Estudiantina, "el mundo fue, es y será de los estudiantes sin vocación"? "Habrá gente que se abre paso a machetazos de voluntad, pero estadísticamente hay más gente que se lo va encontrando. El mundo está hecho más de estos estudiantes que van haciendo pero que no lo tienen claro. Yo para carácter no lo habría ido a buscar. El azar es mi opción. La fuerza de voluntad es un esquema narrativo que es más fácil de explicar, pero está bien combatir ese cliché”.

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