Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

"Con un médico todo el mundo interactúa, el nuestro es un trabajo que no se sabe en qué consiste"

El programa #científicas acerca la ciencia a escuelas e institutos para fomentar nuevas vocaciones, sobre todo entre las niñas

Shannon O'Brien y Ariadna Moreno.
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BarcelonaCuando era pequeña, Maria Recasens, que ahora tiene 26 años, tenía muchas aficiones: además de la escuela, participaba en la liga de robótica de Lego, iba a la guarida, hacía escalada y le gustaba mucho leer y pintar. Entonces quería ser astronauta y por eso se acercó a la astronomía hasta que le cayó un libro de física en sus manos. Le pareció tan interesante que se puso en mente estudiar algo que le permitiera entenderlo. Años después se graduó en física en la Universidad de Barcelona, ​​ha terminado un máster interuniversitario en ciencia y tecnología cuántica y ha empezado el doctorado en el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO). Esta trayectoria y todo lo que recuerda que pensaba de la ciencia cuando era pequeña es lo que comparte este martes en una charla en el Instituto Menéndez Pelayo de Barcelona, ​​ante los alumnos de 1º de ESO. Por primera vez se ha incorporado al programa #científicas, que desde hace siete años acerca la ciencia y la investigación a los escolares.

Aunque sólo tiene 26 años, es consciente de que el trabajo de investigador no se conoce entre los adolescentes que comienzan la ESO. "Así como con un médico todo el mundo interactúa, el nuestro es un trabajo que no se sabe en qué consiste", explica. "Les voy a explicar qué es la física, pero sobre todo quiero que vean cómo trabajo", dice Recasens. Por eso, ha preparado una presentación con muchas imágenes de los láseres y espejos con los que trabajan y de los sincrotrones que ha visitado gracias a su trayectoria académica. "Parece que existe una barrera entre la realidad de los adolescentes y lo que hago", explica: "Creo que deben ver que hacer ciencia es posible y factible y que se puede llegar sin ser excepcional".

Maria Recasens trabajando

Con este objetivo #científicas hace este martes, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, más de 600 charlas a 38.000 estudiantes en un programa completo que, además de pasar por los centros educativos, ofrece formaciones tanto a científicas, para prepararse las charlas como al profesorado. importante para despertar vocaciones científicas entre las niñas.

Más allá de la bata blanca

Nunca había tenido una vocación clara, pero sí, en cambio, la curiosidad de aprender de ámbitos muy distintos como son la salud y el bienestar planetario. Las inquietudes le han empujado a irse formando en muchos sectores diferentes y ahora, con 31 años, puede decir que se dedica a la investigación. Ariadna Moreno es gestora de proyectos en el Centro de Estudios en Bienestar Planetario de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), donde alterna la investigación con una vertiente de gestión en la que puede combinar toda su formación: ingeniería química, un máster en gestión industrial e innovación y un máster en antropología médica y salud global que cursa actualmente. Se dedica "por la satisfacción de estar activa y en evolución constante".

Shannon O'Brien tampoco sabía que sería científica porque cuando pensaba en ciencia lo relacionaba con la física o la biología ya ella le interesaba más el mundo en su conjunto. Es de Oregón y ha estudiado ciencias ambientales y estudios de género, una formación transversal que le ha despertado el interés por las desigualdades en el planeta y, sobre todo, por la investigación. "Para realizar cambios hay que hacer ciencia, estudiar y llegar a conclusiones", explica Shannon. Aterrizó en Barcelona para realizar el máster en salud global de la UOC y de ahí le salió la oportunidad de realizar un proyecto relacionado con la deforestación de Bolivia. "Entré en la ciencia por mi amor por la naturaleza y por mi conocimiento de las desigualdades en el mundo", dice la investigadora.

Ni Ariadna ni Shannon, ambas investigadoras del grupo de investigación Barcelona Interdisciplinary Research Group on Planetary Health (BITAL), tuvieron unos referentes claros a la hora de decidir su trayectoria y, tal vez por eso, se han ido encontrando sin pensar en ello. En su imaginario, la ciencia era un ámbito mucho más concreto y le relacionaban con la imagen que tradicionalmente se le ha dado: un laboratorio, una pipeta y un microscopio. Por este motivo, la comunidad internacional dedica un día a romper estereotipos ya dar a conocer la labor investigadora para que sobre todo las niñas puedan reflejarse en ella.

Mujeres científicas en perspectiva

A Ariadna, las ganas de seguir aprendiendo son lo que más le gusta de dedicarse a la investigación y formar parte del sistema de conocimiento, pero al mismo tiempo es un arma de doble filo: siempre siente que necesita más conocimiento. Comprobó que el discurso en su entorno es que las mujeres no se sienten "válidas" y que los méritos "no son propios". Para Ariadna, la autoexigencia es muy grande y comparte con otras mujeres investigadoras el sentimiento de agotamiento que surge de estos roles de género establecidos. Por ello, sitúa la autopercepción de las mujeres como el principal límite a superar "reevaluando el sistema de creencias" que por ahora impide que las mujeres lleguen a los espacios de decisión.

Este es el principal problema que detecta la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas, con sección en Cataluña, y lamenta que en los últimos años no se hayan hecho grandes avances y que las desigualdades en el ámbito de la ciencia sigan siendo grandes. Pone de ejemplo que sólo tres de treinta centros de investigación en Catalunya son dirigidos por mujeres, aunque haya más mujeres investigadoras. Por eso, Azuzena Bardají, presidenta de AMIT-Catalunya, cree que hay que ir realizando pequeñas acciones, como conmemorar el 11 de febrero, para ir visibilizando y normalizando a las mujeres en la ciencia.

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