¿Qué podemos hacer para que no les cueste volver a la escuela después de las vacaciones?
La vuelta a la escuela se puede hacer pesada por algunos niños
BarcelonaLas vacaciones son tiempos de disfrute y despreocupaciones. Si nos gusta tanto es porque se contraponen a los días en los que vivimos con unos horarios marcados y unas responsabilidades que no podemos obviar. Lo mismo ocurre en el caso de los niños, por eso la vuelta a la escuela, en algunos casos, se les puede hacer pesada. ¿Cómo podemos ayudarles?
Según Isaac Cortès, psicólogo infantil y juvenil y responsable del centro Esfera Berga, las familias deben garantizar a los niños la estructuración necesaria para que el cambio sea lo más estable y equilibrado posible.
¿Cómo podemos facilitarles este cambio?
“Una o dos semanas antes de la vuelta a la escuela –en el caso de las vacaciones de Semana Santa este período deberá ser más corto–, deberemos dar más importancia a los horarios en los que se despiertan y se acuestan , ya que incidirán en el nivel de activación y energía que tendrán durante el día”, dice Cortès. También señala que es el momento de empezar a organizar el material de clase, para que el niño vaya entendiendo qué pasará al cabo de unos días y vea que tiene todo lo que necesita y no necesita preocuparse por nada.
¿Es importante la actitud que transmiten los padres hacia la vuelta a la escuela y al trabajo?
“Es lo más importante, porque sus hijos siempre observan e imitan. Es la forma en que aprenden”, expone Cortès. De hecho, recuerda que si, como padres, vivimos esta situación con estrés o nerviosismo, le transmitiremos al niño y no será de ayuda para que emprenda el camino de regreso a la escuela "con ganas y estabilidad".
¿Cómo podemos motivar a los niños para que acepten este regreso de una manera positiva?
Según Cortès, la clave es no decirles qué es lo que deben sentir, sino animarles y alentarles a empezar a vivir la experiencia y, si durante el proceso necesitan nada, estar allí para apoyarles. También recomienda que los padres no se obsesionen en esta situación más de la cuenta, sino que se pongan en su piel y les proporcionen el espacio para que puedan expresar libremente lo que piensan o sienten sin sentirse juzgados. “La comunicación debe ser empática y comprensiva, sin menospreciar lo que sienten o sus pensamientos”. Cortés también considera que, sin embargo, también hay que motivarles y alentarles a seguir ya no quedarse con la pena: “Como decía mi abuela, hay que quitarle un poco de dramatismo a la situación, pero , sobre todo, darles ese espacio, necesario para todos”.
¿Qué hacer si este regreso a la escuela va acompañado de síntomas como nerviosismo, dolor de cabeza, tristeza, pérdida del apetito o mal humor?
Según Cortès una buena opción es no agobiarlos demasiado, sobre todo al principio, con muchas actividades extraescolares. “Si el niño es pequeño, donde mejor estará después de pasar más de seis horas fuera de casa y lejos de los suyos está, justamente, cerca de su familia. Si queremos introducir actividades extraescolares, lo haremos con calma y siempre con coherencia”.
Si el regreso de las vacaciones comporta, además, un cambio de escuela, ¿cómo afrontarlo?
Es un reto añadido. El afrontamiento debe ser el mismo, pero como padres es importantísimo tener clara la situación que puede vivir el niño y ser muy conscientes de lo que puede sentir y experimentar: “Ponerse en su piel es clave para su bienestar . Pero, para que esto ocurra, hace falta predisposición, madurez y tiempo”.