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Así hace de madre

Gemma Martínez: "Está bien sentirse agotada e imperfecta porque no hay manual de cómo hacerlo todo bien"

Actriz y madre de Líam y Nao, uno de casi 4 años, otro de siete meses. Actúa en 'Cacophony', de la dramaturga británica Molly Taylor, que se estrena en la Sala Beckett, donde se hace una reflexión sobre el #MeToo y cómo las redes sociales pueden convertir en víctima a quien denuncia una violación. También ha actuado en 'Todos eran hijos míos', de Arthur Miller (Teatre Lliure), y la podemos ver en "Como si fuera ayer" (3Cat) y 'Smiley' (Netflix)

Gemma Martínez, actriz, fotografiada en la Sala Beckett
21/01/2025
3 min
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BarcelonaRosa es uno de los personajes que interpreto en Cacophony y la primera vez que la vemos está en una situación límite, embaradísima, con contracciones, esperando un autobús para ir al hospital y sin batería en el móvil.

Potente.

— No quiero explicarte demasiado, pero todavía pasan cosas que la desestabilizan más, amplificando la tensión, poniendo en evidencia su vulnerabilidad. A pesar de que ella intenta tomar decisiones y buscar soluciones, le cuesta dejarse ayudar, y cuando finalmente se ve obligada a aceptar apoyo, la vemos frágil, como si esto la hiciera sentir menos independiente.

De hecho, acabas de resumir todos los embarazos.

— Vivir la experiencia de gestar, parir y del posparto es indescriptiblemente intenso. En mi caso, también con momentos de mucha inquietud. Comparto con Rosa esta dualidad entre la fuerza y ​​la vulnerabilidad, entre la determinación de salir adelante y la dificultad de reconocer que, a veces, necesitamos a los demás.

Has vivido dos partes pero no de forma igual.

— Yo gesté al primer hijo, mientras que mi mujer vivió el proceso con el segundo. Esto me ha permitido entender el proceso desde dos perspectivas: la de quien acompaña y la de quien lo vive en primera persona. Conociendo de primera mano el dolor que implica un parto y sabiendo que no podía hacer mucho para aliviarlo, sentí la impotencia de no poder hacer otra cosa en aquellos momentos.

¿Te resultó más duro acompañar que parir?

— La conciencia de presenciar un parto, con todas las complicaciones que van surgiendo, es bestia, y vivirlo es transformador. Para mí, que soy sufridora por naturaleza, acompañarlo fue fuerte. Siempre digo –medio en cachondeo medio en serio– que si volviéramos me pido parir.

¿Fue difícil decidir tener el segundo hijo?

— Con mi pareja teníamos claro que intentaríamos tener un segundo hijo. Las dos tenemos hermanos y valoramos mucho el vínculo especial que esto aporta. iniciamos por segunda vez un tratamiento de reproducción asistida con la idea de afrontarlo con serenidad y aceptar el resultado, sin obsesionarnos si no salía bien, con la voluntad de priorizar nuestro bienestar como familia, independientemente del desenlace, que finalmente ha sido positivo.

¿Cómo es ser madre de dos pequeños?

— Por las mañanas, si tienes que estar con ambos, llegar puntual a la escuela es una proeza. Por la noche, la hora de acostarse también es bastante divertida. El más pequeño es lactante y el mayor aún no se duerme solo. Intentar gestionar las necesidades de uno y otro a la vez después de un día largo puede ser agotador. A veces parece que la hora de dormir sea la más intensa del día, cuando, en teoría, debería ser el momento de relajarse.

¿Qué te dices, cuando ya no puedes más?

— Me acuerdo de que es una etapa, que no va a durar siempre, que va a pasar, que los momentos complicados van siempre acompañados de muchos que son preciosos. Me digo que está bien sentirse agotada e imperfecta, porque no existe manual de cómo hacerlo todo bien, y que esto es parte de la belleza de la maternidad. De hecho, me va muy bien recordar todo esto ahora, mientras te respondo.

¿Ser madre qué te ha obligado a aprender?

— Me ha dado mayor conciencia del valor del tiempo y de la necesidad de poner límites. Si acepto un proyecto, quiero que sea porque me motiva en serio y porque me encaja en un equilibrio entre la vida profesional y personal. Ahora ya no es un "sí a todo". Necesito valorar bien todo lo que implica, incluida la logística familiar.

Dame un buen motivo para regalar entradas de Cacophony a los hijos.

— La obra se inicia con un debate en una fiesta sobre la absolución de un futbolista acusado de violación. Es un buen punto de partida para reflexionar sobre la responsabilidad, consentimiento y límites. Hemos realizado funciones para institutos y han funcionado muy bien. La obra capta la atención de los jóvenes porque trata de un tema que les toca de cerca.

Su realidad son las redes.

— La obra reflexiona sobre cómo, en ocasiones, las personas que se convierten en figuras públicas de manera inesperada no tienen control sobre la narrativa que se construye a su alrededor. La presión mediática amplifica cualquier error, convirtiéndolo en una sentencia pública que las deshumaniza.

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