Arquitectura

Las películas de arquitectura que arrasan en el MoMA

La nueva edición del Festival Internacional de Cine y Arte presenta cuatro documentales del dueto Bêka & Lemoine

Guadalupe Acedo en el documental 'Koolhaas Houselife'
09/12/2025
5 min

BarcelonaIla Bêka y Louise Lemoine se han convertido en los documentalistas de arquitectura más relevantes de los últimos veinte años, con un bagaje de más de 40 películas. En 2016 el MoMA de Nueva York les compró su filmografía completa, obras tituladas colectivamente Arquitecturas vivas, debido a que transgredieron las convenciones del cine de arquitectura dando el protagonismo a los trabajadores, los usuarios y los habitantes de los edificios. Ahora el público catalán tiene la oportunidad de adentrarse en su obra gracias a la 9a edición del Festival Internacional de Cine y Arte (Dart) (del 10 al 14 de diciembre), cuya programación incluye cuatro de sus películas: The infinite happiness (2015) sobre el bloque de viviendas Casa 8 del danés Bjarke Ingels, se podrá ver el sábado y el domingo en el cine Bosque. Y las otras tres, Koolhaas houselife (2008), Barbicania (2014) y Tokyo Ride (2020), estarán disponibles en la plataforma CaixaForum+ del 18 de diciembre al 18 de enero. "Cada película es un poco una aventura, no se parecen unas a otras. Lo que tienen en común es el encuentro con alguien, una historia humana", afirma Lemoine.

En esta edición, el Dart se traslada al cine Bosque e incluirá 33 películas, 24 de las cuales son estrenos europeos o en el Estado. Entre ellas hay Art Spiegelman: el desastre es mi musa, The sleeper: el Caravaggio perdido, Espejas, Dios lo viene y Warhol & Vijande. Más que pistolas, cuchillos y cruces.

Curiosamente, aunque Bêka & Lemoine son dos creadores muy reputados, los arquitectos no suelen ser demasiado entusiastas con su trabajo. "La forma en que trabajamos, o lo que hacemos, no gusta mucho a los arquitectos, porque tenemos una mirada realista. No buscamos nada agradar a la gente. Podemos ser muy críticos, ya veces los arquitectos dicen: «oh lá lá, pero ¿por qué debo escuchar a esta gente que critica lo que he hecho, etc.?». Hay mucho narcisismo en el mundo de la arquitectura, y lo que intentamos hacer nosotros es abrir un enfoque más realista sobre qué es la arquitectura y qué impacto social tiene", explica Lemoine. "Eso no es lo que algunos arquitectos quieren ver –añade–. Ellos están más interesados ​​en tener buenas imágenes de la forma de su edificio, porque es lo que pueden controlar, mientras que no pueden controlar lo que pueda decir la abuela que vive en frente".

Cronológicamente, la película más antigua es Koolhaas houselife, la primera de las Arquitecturas vivas y la película que les dio fama internacional. La protagonista es Guadalupe Acedo, la esposa de la limpieza de la casa que Koolhaas diseñó para un matrimonio con tres hijos en Burdeos. La singularidad de la casa es que Koolhaas la hizo a la medida para el padre de familia, que sufrió un grave accidente de tráfico y quedó tetrapléjico. Y Acedo tiene una relación de amor y odio, porque alaba la tecnología, pero al mismo tiempo se queja de que la casa es difícil de limpiar. "Ila estaba haciendo otras películas, de ficción, y yo estaba terminando mis estudios. Así que fue realmente la primera vez que colaboramos y nos planteamos cómo podríamos transformar o proponer otra manera de hacer en el campo del cine de arquitectura, inventar nuevos métodos para representar un edificio", dice Lemoine. "Por eso lo empezamos como una suerte de proyecto de verano, no teníamos la intención de empezar una investigación de veinte años ni de trabajar en este campo de la arquitectura de una manera tan intensa –explica el artista–. Pero ocurrió que cuando mostramos esta película en la Bienal de Arquitectura de Venecia en 2008 las cosas me pareció tan grande y la respuesta fue tan grande que deberíamos seguir investigando". Las reacciones fueron extremas: "Recibimos críticas terribles y felicitaciones extraordinarias, así que pensamos que la película tocaba algo importante y sensible", remacha Lemoine.

Poco después de estar terminada, el estado francés catalogó la casa, lo que hizo que, tras la muerte del propietario, se pudieran realizar muy pocos cambios. Así que el trabajo tan personal de Bêka & Lemoine también se ha convertido, de alguna manera, en patrimonio: "Koolhaas replanteó, aunque fuera un poco, el uso o la finalidad de la plataforma que había diseñado, que no era un espectáculo o una demostración arquitectónica, sino más bien una habitación móvil que le permitía al propietario desplazarse vertical".

"Cuando la inscribieron como monumento, toda la casa quedó casi congelada en el tiempo –añade–. Pero la película también propone la idea de que un monumento tiene un trasfondo, una vida cotidiana llena de complejidades y dificultades". Tras la casa de Koolhaas, hicieron una película en el Guggenheim de Bilbao, centrada en los limpiacristales del edificio, que deben realizar el trabajo como si fueran escaladores, colgados de cuerdas y arneses. "Una de las cuestiones que nos interesaba investigar era la noción, que es muy contemporánea, de los cuidados en la arquitectura y el trabajo, que habían sido completamente olvidadas y dejadas a un lado y que eran un tabú. Así que intentamos abordarlas, también con humor y con una forma ligera y alegre", dice Lemoine.

Con la misma intimidad que un diario

La Casa 8 es la mayor promoción privada de vivienda de Dinamarca, con unos 60.000 m2 y unos 10.000 m2 de oficinas. El nombre viene de la forma del blog, que tiene forma de ocho. Y el Barbican de Londres, también transgresor en su tiempo, es uno de los iconos brutalistas de Londres. Los documentales que hicieron Bêka & Lemoine, The infinite hapiness y Barbicania, respectivamente, tienen en común que dan el protagonismo a los habitantes y que están planteados como diarios visuales del mes que se instalaron en el edificio. "El diario es la forma de narración que está más cerca de la experiencia personal. No es necesario que salimos a la película como personajes, no hace falta que aparezcamos en la imagen, pero la forma diarística, es la más personal, la más íntima", dice Lemoine.

"Estas películas no buscan otra cosa que transmitir una experiencia. No te dan una verdad, no te cuentan una historia histórica sobre un lugar, sino que te muestran qué hemos vivido Ila y yo durante los meses que hemos vivido, y eso tiene que ver con la percepción, la emoción y las". "Somos extremadamente cuidadosos a la hora de mantener una manera de trabajar muy personal, de muy pequeña escala, sobre todo entre nosotros dos, porque intentamos hacer un cine muy personal. Si creces en escala, si te conviertes en un gran equipo y llegas a un lugar transformándolo sólo con tu presencia, añadiendo luces y todo tu equipo técnico alrededor, entonces ya no es la película". advierte. "Queremos respetar cada sitio con sus características internas, intentamos ser lo menos invasivos posible", remacha Lemoine.

En cambio, Tokyo ride es una road movie de un día a bordo del Alfa Romeo vintage del arquitecto Ryue Nishizawa, el autor de obras como el Museo Louvre de Lens. La película surgió de una coincidencia: Bêka & Lemoine estaban en la ciudad trabajando en otra película y Nishizawa les llamó y les dijo que podía dedicarles el martes siguiente. Pero él no sabía que la pareja quería hacer una película. "Nuestra sensibilidad ha evolucionado, con los años y con la práctica, aprendes haciendo. Y lo que hemos aprendido haciendo nuestras películas es cómo acercarnos a las personas, cómo tratarlas con más sensibilidad, con más respeto. Creo que lo que hemos estado haciendo durante estos veinte años es, en realidad, aprender cómo relacionarnos con las personas" concluye Lemoine. "Nuestras películas están llenas de historias de vida de personas que hemos encontrado –añade–, pero quizás al principio eran más humorísticas, a veces algo sarcásticas. Y cada vez más hemos intentado ir hacia algo que quizá profundice más en la psicología, que es más respetuosa".

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