Arte

Cataluña despliega un oasis sensorial y combativo en la Bienal de Arte de Venecia

Jaume Plensa hace un nuevo llamamiento a la instrospección y el silencio con una exposición en la iglesia más pequeña de Venecia

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'Bestiario', de Carlos Casas

VeneciaEn un momento clave de Disputa del asno, de Anselm Turmeda, el personaje que encarna el propio autor cae dormido, y cuando se despierta tiene la capacidad de entender el lenguaje de los animales. Ahora el artista Carlos Casas se sale con creces a la hora de proponer otra experiencia impactante con Bestiario, la gran instalación audiovisual inspirada en la obra de Turmeda con la que representa Cataluña dentro de los evento colateralio de la 60 Bienal de Arte de Venecia, bajo el paraguas del Institut Ramon Llull. "En medio de la vorágine de la Bienal, proponemos un oasis, un momento para descansar. Y quizás en ese descanso, podemos introducir unas ideas en los visitantes que pueden cambiarlos", afirma Casas.

El artista Carlos Casas; la consejera de Cultura, Natàlia Garriga; la comisaria Filipa Ramos, y el director del Institut Ramon Llull, Pere Almeda.

Los sonidos (incluidos ultrasonidos e infrasonidos) de elefantes, delfines, murciélagos, serpientes, asnos, abejas y cotorras de la obra llenan el espacio a través de una retahíla de altavoces muy sofisticados, algunos de los cuales parecen esculturas. Cuando se trata de ultrasonidos e infrasonidos, los altavoces correspondientes los transforman en vibraciones que son perceptibles con el cuerpo. Y en el fondo de la sala hay una pantalla en la que se pueden ver imágenes de los doce parques naturales que hay en Catalunya, algunas de ellas alteradas radicalmente para evocar cómo ven los diferentes animales. "A veces lo que nos tocaría hacer es escuchar y ver qué está pasando a nuestro alrededor, y también darnos cuenta de la maravilla de que es el patrimonio sonoro", afirma la consellera de Cultura, Natàlia Garriga.

"Todo el espacio está construido dando prioridad al sonido", afirma la comisaria del proyecto, Filipa Ramos. "Es un espacio muy real y al mismo tiempo bastante onírico", dice la comisaria. En el tramo final, la obra da un giro en un momento que se corresponde con la profecía del burro del texto de Turmeda y se pueden ver animales en unas filmaciones nocturnas, y también aparece la voz humana, a través del canto de Marina Herlop.

Los estragos en la naturaleza, los cimientos del colonialismo

En una bienal cuyo lema es Extranjeros en todas partes, Ramos asegura que los excesos del hombre han provocado que "la naturaleza sea una extranjera en su propio territorio". "He querido intentar que los visitantes se aproximen un poco más a las demás especies, que se aproximen al entorno de otra forma, ayudarles a abrir los ojos, oa tener una experiencia que les cambie de alguna manera y que, tal vez, escuchen diferentemente, sin voluntad alguna de imponer ningún tipo de visión", explica Casas. "Debemos empezar a comprender a los animales y la naturaleza para no llegar al colapso", advierte el director del Institut Ramon Llull, Pere Almeda.

'Bestiario', de Carlos Casas.

Para Filipa Ramos, Turmeda tuvo unas "visiones pioneras" ecologistas. Por otro lado, cree que el hombre ha explotado y marginalizado la naturaleza "de forma muy violenta". Y esto ha "casi preparado la mentalidad y el proceso del colonialismo". "Hemos creado una división entre humanos y no humanos, y también entre unos humanos y otros, entre hombres y mujeres, ya unas personas se les ha dado más valor que a otras. La relación que hemos tenido con el mundo natural desde de la modernidad ha contribuido a naturalizar los procesos del colonialismo", dice Ramos.

La producción de Bestiario ha costado 250.000 euros. El programa público del proyecto se hará sobre todo en Barcelona, ​​en la Universidad Pompeu Fabra, y puede que se pueda ver en el Macba, aunque la cuestión todavía no está cerrada. De la magnitud del proyecto, Casas dice que es "la continuación" de su trabajo y que, al mismo tiempo, ha tenido la posibilidad de experimentar con "la tecnología que soñaba".

Vista panorámica de la exposición de Jaume Plensa 'Janus'.

Jaume Plensa vuelve a Venecia con "un espejo de silencio"

La iglesia de San Gallo, datada en la década de 1580, es la más pequeña de Venecia, da nueve pasos de ancho por veinte de largo. En el mundo del arte es conocida porque ha acogido exposiciones de importantes artistas contemporáneos como Bill Viola, ya partir de este sábado Jaume Plensa presenta una exposición organizada por la Fundació Berengo y titulada Jano. Es un contrapunto a la gran instalación que presentó en la basílica de San Giorgio Maggiore en 2015. Lo que se mantiene es el afán espiritual de sus trabajos. "En San Giorgio Maggiore estaba la grandeza del vacío que deja pasar la luz y que es la base de la espiritualidad. Ahora hemos querido una iglesia más pequeña porque lo que buscábamos es la interiorización, la relación casi individual entre ti mismo y la tu espiritualidad. Lo que William Faulkner llamaba la relación de ti mismo con tu corazón. Esta exposición es como un espejo de silencio", explica Plensa.

En un espacio tan reducido, Plensa ha colocado tres cabezas de alabastro de la serie Nest (Nido), llamados Juana, Martina y Carolina, caracterizados porque todavía están dentro del bloque de piedra. También hay tres cabezas diminutas de cristal de Murano de chicas, llamados Flora, Chloe y Yolandita, que piden silencio con el dedo frente a los labios. "Creo que la exposición habla mucho de la transparencia y de la fragilidad del ser humano", dice Plensa, que es la quinta vez que expone en Venecia, aunque nunca ha representado ni a Catalunya ni a España. "No tengo ninguna necesidad, no es que lo pida. Siempre he trabajado como flotante, en un mundo paralelo", asegura.

En cuanto al título de la exposición, que corresponde al dios romano con dos caras, una que mira hacia delante y la otra hacia atrás, hacia el futuro y hacia el pasado, Plensa explica que no ha hecho un jefe con dos caras, sino que cree que el hombre lleva dentro "esa doble mirada de la tradición y de la vanguardia, de la historia y del miedo que tenemos lo que va a pasar mañana, ese tipo de contradicción permanente". Otra de las razones por las que ha elegido este título desgraciadamente está de plena actualidad, y quiere hacer de la exposición una denuncia de las guerras y ofrecer un sitio de refugio. "El templo de Jano sólo lo abrían cuando había guerra –recuerda Plensa–. Esta exposición estará abierta siempre, porque el mundo está siempre en guerra. Los períodos de paz son tan pequeñitos que ya no nos acordamos. Esta Bienal está dedicada a grandes temas muy interesantes, pero a mí lo que me obsesiona hoy más que nada son el dolor de la migración y el de la guerra. Porque se está destruyendo como nunca la sociedad civil”.

Los jefes de Plensa todavía dentro de los bloques de piedra hacen pensar inevitablemente en los esclavos de Miguel Ángel y la teoría del maestro renacentista que la tarea del escultor consistía en liberar las almas contenidas dentro de los bloques de piedra. "Es una metáfora muy interesante de ruptura, porque son todos retratos de mujeres. Defiendo no la mujer, sino el femenino, como la gran capacidad transformadora del mundo. Y creo que estos retratos de mujeres jóvenes dentro de estas piedras son como espejos que hemos de romper y liberarlas", concluye Plensa.

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