Artes escénicas

Canta Olot y los árboles bailan

Acrobacias contra el cambio climático y espectáculos para querer a los animales llenan el festival Sismògraf

La compañía Un loup pour el homme durante el espectáculo 'Cuir'
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Olot“¿Por qué no lloramos cuando talan un árbol?”, se pregunta desconsolada una joven intérprete junto a un tronco enorme y lleno de grietas. El camino que sale de las Fonts de Sant Roc y se adentra en el bosque de los Tossols d'Olot ha cambiado este viernes a los paseadores de perros y corredores habituales por un grupo de espectadores del festival Sismògraf que olisquean las hojas y acarician los árboles. La compañía Acting For Climate cree que la mejor manera de querer a la naturaleza es adentrarse de lleno, y dicho y hecho: dos de las intérpretes suben como un rayo por los troncos hasta llegar a más de 10 metros de altura. Al lado de la copa de los árboles, saltan y se cambian en unas acrobacias verticales que dejan a los que están en el suelo boquiabiertos. “¿Cuánto tiempo me puedo quedar aquí?”, entonan en catalán, y el público acaba cantando a viva voz que, por favor, los bosques no desaparezcan. 

A la vuelta hacia la civilización, la mirada sobre el entorno ya no es la misma. "Venimos dos veces por semana a pasear por aquí, pero nunca habíamos mirado tanto hacia arriba como hoy", dicen Magalí y Olga, dos olotinas que intentan no perderse ningún Sismògraf. "Es un festival que sentimos muy nuestro porque pone en valor todo esto que tenemos, que es una maravilla", añade Olga, alargando los brazos hacia el paisaje hecho de volcanes y de un verde que resplandece con la llegada de la primavera.

Objetivo: salvar el planeta

Justamente la conexión entre el territorio y el arte es lo que busca el Sismògraf, que este año ha dejado de ser mercado estratégico de danza y ha virado hacia una programación más híbrida –con circo, instalaciones y performances– guiada por el movimiento y la cura del planeta. "La prioridad es que los espectáculos tengan en cuenta el entorno donde se representan y a la vez ayuden a tomar conciencia sobre la importancia de salvar el planeta", señala la directora del Sismògraf, Tena Busquets, que defiende el arte como una herramienta de transformación social: "Los artistas quizá no tienen las respuestas a las problemáticas globales, pero nos ayudan a construir preguntas y a provocar más ideas".

El giro ya se ha visto este año con propuestas como Mass de Recoil Performance Group –que sitúa a una intérprete dentro de una cúpula con miles de gusanos para potenciar el aprecio hacia estos animales– y Cuir de Un Loup pour l'Homme, un espectáculo de circo en el que los acróbatas utilizan los arneses de los bueyes y los caballos, y se someten a los trabajos de fuerza que sufren estos animales de carga. Resultado: dos hombres al límite de la extenuación y un público algo más convencido de que los pequeños cambios son poderosos.

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