Cine

Carla Simón toca el cielo de Cannes con la magnífica 'Romería'

La directora barcelonesa presenta en la competición oficial del festival su película más libre y poética

Mitch Martín, Carla Simón y Lucía García antes del estreno de la película 'Romería' en el Festival de Cannes.
22/05/2025
3 min

Enviado especial al Festival de CannesEn 2016, un año antes de dirigir Verano 1993, Carla Simón hizo un cortometraje, Lagunas, a partir de textos de las cartas que conservaba de su madre, Neus Pipó, muerta a causa del sida en 1993, y de un fragmento de película doméstica en la que aparecía una Pipó joven y despreocupada quitándose el sueño de las orejas. Una década después, convertida en la cineasta catalana de referencia para una nueva generación de directores, Simón vuelve a las cartas de su madre, convertidas ahora en frases del diario materno que una adolescente lee durante un viaje a Galicia para conocer a la familia de su padre, que murió cuando ella era pequeña, al igual que la madre. El anhelo de poner imágenes en la historia de amor de los padres y, sobre todo, de saber quiénes eran aquellas personas que no recuerda recorre Romería, el tercer largometraje de Simón, la última entrega del extraordinario universo que la directora ha construido a partir de sus materiales familiares íntimos.

Estrenada este miércoles en la competición oficial del Festival de Cannes, la plataforma de lanzamiento más importante que puede tener una película en el mundo, Romería es la nueva confirmación del inmenso talento de Simón como directora a la caza de la verdad emocional de los personajes, pero también la revelación de la dimensión poética y soñadora de su cine. Una película más madura y atrevida que Verano 1993 y Alcarràs, y que abre nuevas puertas hacia registros que escapan del realismo estricto de sus dos primeras películas.

Cabe decir que esta reinvención se hace esperar: antes hay una primera hora y media en la que Romería sigue los esfuerzos de Martina por encontrar su encaje en la familia del padre y, al mismo tiempo, encajar las versiones que va obteniendo sobre la historia de sus padres, todas diferentes y contradictorias. Verano 1993, la película traza un viaje interior en busca de la identidad propia en relación a los demás, escenificado de forma sensible y profunda; pero también explora, cómo Alcarràs, las dinámicas internas de una familia, en este caso acomodada y disfuncional. Y sin perder la mirada de clase, como demuestra la sensacional escena de los nietos haciendo cola para que el abuelo reparta la propina de los días de fiesta. Simón lo tiene claro: la identidad no se compra ni se vende.

Los debutantes Llúcia Garcia y Mitch aportan frescura y soltura a un reparto muy coral de actores profesionales que Simón orquesta con sabiduría, mezclando diferentes colores interpretativos en una composición final muy equilibrada donde quizá destaca sobre todo el trabajo del también director Alberto Gracia, que interpreta a uno de los tíos de la protagonista. A diferencia de los filmes anteriores, no hay catarsis entre lágrimas ni bofetadas de dignidad, pero sí una escena que ya figura entre las mejores de esta edición del festival: la fabulosa –en todos los sentidos– coreografía a ritmo de Bailaré sobre ti tumba, de Siniestro Total, que sirve de clímax emocional de la sentida reivindicación que hace Simón de la generación vital, hedonista y libre de sus padres, arrasada por la heroína y el sida. Es el momento más político, más poético y, al fin y al cabo, más cinematográfico de una película con la que Carla Simón levanta el vuelo para tocar el cielo de Cannes.

El 'Brokeback Mountain' de esta década

En el día grande para el cine catalán en Cannes, donde también se ha presentado el corto producido por el Ajedrez Por bruja y venenosa, del andorrano Marc Camardons, la competición oficial ha elevado el listón con el sólido drama The history of sound, de Oliver Hermanus. Cae por su propio peso que este drama gay protagonizado por dos actores de moda como Paul Mescal y Josh O'Connor será una de las películas del festival, una historia de amor entre dos hombres unidos por el amor por la música y las canciones populares que se conocen en Boston de hace un siglo y, por tanto, viven su relación en secreto.

Las comparaciones con Brokeback Mountain son inevitables, pero The history of sound tiene personalidad propia y también un estilo mucho más literario y contenido. Quizás demasiado académica para el gusto de los jurados de festival, la película es ya una de las favoritas de cara a la próxima temporada de los Oscar. También en competición, el desigual drama familiar del noruego Joachim Trier Sentimental value va de menos a más y acaba haciendo valer las interpretaciones de Stellan Skarsgård y Renate Reinsve a los altibajos de esta historia de reencuentro entre un veterano director que quiere rodar una película con su hija actriz.

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