'Dune: parte dos': una saga galáctica más oscura y compleja que 'Star Wars'
Denis Villeneuve continúa la historia con la misma solemnidad, más dinamismo y batallas de una inquietante épica
- Dirección: Denis Villeneuve. Guión: Denis Villeneuve y Jon Spaihts a partir de la novela de Frank Herbert
- 167 minutos
- Estados Unidos (2024)
- Con Timothée Chalamet, Zendaya, Rebecca Ferguson, Josh Brolin, Austin Butler y Florence Pugh
El realizador Denis Villeneuve continúa su adaptación fílmica de esta saga de intrigas de palacio y luchas por el poder ubicadas en naves espaciales, planetas y futuros lejanos. La segunda entrega conserva la misma tendencia a la solemnidad de su predecesora, el mismo diseño de producción monumentalista decorado por un seductor velo de sombras, misterios y profecías. La música atronadora de Hans Zimmer refuerza el deseo de agobiar a la audiencia mientras se relata como el joven protagonista, el buen colonizador Paul Atreides (Timothée Chalamet), se integra en la resistencia antiimperialista de su planeta de exilio y se convierte en un líder.
A diferencia de lo que sucede en las historias de buenos y malos que predominan en el universo Star Wars, aquí las cosas son algo más complicadas. Quizás la simpatía del público continúe con los colonizados y oprimidos del planeta Arrakis, pero la violencia a gran escala que acaban empleando resulta también inquietante, de una épica oscura que puede generar más temor que admiración. Quizás Atreides es un mesías, pero los mesías también pueden ser terribles. Al fin y al cabo, ¿podía haber un bando bueno dentro de una lucha entre dinastías por el dominio de un imperio?
Quizá Dune: parte dos es más dinámica que la película inaugural, pero es coherentemente continuista, así que difícilmente convencerá a los escépticos. Y existe un riesgo añadido: el resultado tiene algo de capítulo de transición por voluntad de sus responsables, que se han alineado con la lógica del audiovisual corporativo sediento de continuaciones, que tiende a forzar la curiosidad del público en lugar de trabajar para seducirle. Villeneuve y compañía no concluyen la película como si fuera una entrega completa de una historia mayor a la que le pueden quedar hilos por explorar, sino que ofrecen un no-final, un continuará, que convierte la deseable tercera entrega en una suerte de imposición. No era necesario.