Johnny Depp: "Los malentendidos con Hollywood me han hecho aprender y madurar"
El actor estrena en el Festival de San Sebastián 'Modi. Three days on the wing of madness', su segunda película como director
Enviado especial al Festival de San SebastiánPasan los años pero hay tradiciones que se mantienen, como los retrasos de Johnny Depp, que ha llegado 65 minutos tarde al encuentro con un grupo de medios para presentar su segundo largometraje como director, Modi. Three days on the wing of madness, que se ha proyectado fuera de competición este martes en el Festival de San Sebastián. “Hola –ha dicho con una sonrisa traviesa de disculpa que habrá tenido muchas ocasiones de ensayar–. He venido con un babuino gigante de mascota y son difíciles de controlar”. No se le puede negar la imaginación de las excusas.
Modi narra tres días en la vida de Amedeo Modigliani como pintor bohemio y sin un céntimo en el París convulso de la Primera Guerra Mundial, donde los cadáveres apilados que llegan del frente son el trasfondo mórbido de las noches de rencillas, borracheras, sexo y compañerismo del artista italiano, al que interpreta Riccardo Scamarcio. La mirada de Depp se recrea en la dimensión excesiva de Modigliani y pone en escena todos los tópicos del artista maldito, incluido el conflicto entre arte y comercio que ejemplifica el encuentro con un poderoso coleccionista interpretado por Al Pacino que podría resolver problemas económicos de Modigliani y cambiarle la vida.
En ese retrato de un artista que choca con el establishment del arte de su época es inevitable ver paralelismos con los problemas que Depp tuvo con Hollywood a raíz de las acusaciones de maltrato de su exmujer, Amber Heard. Y él confirma que sus experiencias de los últimos años le han ayudado a contar la historia de Modigliani. “Por supuesto –dice–. Si hay cualquier cosa en mi bagaje que puedo añadir a la tarta que estamos cocinando... Si intentas contar algo, será mejor si viene de algo que has experimentado tú mismo. Incluso si es el subtexto de la película, debe venir de la verdad”.
El discurso de Depp, lento y dubitativo por naturaleza, se llena de pausas aún más largas a medida que la conversación gira hacia sus problemas personales. “He tenido un montón de... malentendidos con Hollywood y su maquinaria. Pero me han hecho aprender y madurar. Lo hacemos todos, y en ocasiones en público, como es mi caso. Pero no pasa nada. Coges todo esto, te lo llevas y aprendes algo”.
San Sebastián, el refugio de Johnny Depp
Lo que está claro es que en San Sebastián Johnny Depp encuentra un refugio para todas estas tribulaciones: él es, sin duda, la estrella de Hollywood que más ha visitado el festival en los últimos años: ya estuvo en 2020 para presentar el documental sobre Shane MacGowan que producía y al año siguiente para recibir el Premio Donostia. “El equipo del festival tomó una postura muy valiente en un momento de mucha confusión para mucha gente, especialmente para mí –dice Depp sobre ese reconocimiento–. Y no es que no fueran conscientes de las repercusiones potenciales que podían sufrir en ese momento por decir cualquier cosa remotamente positiva sobre mí. Fue una decisión muy valiente, y yo siempre tendré una afinidad especial con este festival, siempre ocupará un puesto especial en mi corazón”.
La primera experiencia de Depp en la dirección fue el neowestern The brave, de 1997, que protagonizaban él y Marlon Brando. El actor ha tardado 27 años en ponerse detrás de las cámaras de nuevo, pero si finalmente lo ha hecho es gracias a Al Pacino, al que conoce desde el rodaje de Donnie Brasco (1997). El actor de El Padrino había estado a punto de interpretar la obra de Dennis McIntyre Modigliani y pensaba que podía ser una buena película. Trató de dirigirla durante años hasta que en el 2017 le dijo a Johnny Depp: “¿Sabes qué? Deberías dirigirlo tú”. El actor, que no había disfrutado de la experiencia de actuar y dirigir al mismo tiempo a The brave, no había vuelto a pensar en la dirección. “Cuando Al me lo propuso me quedé parado –dice–. La idea era absurda, pero cuanto más pensaba en ella y veía que no tenía ni pies, más sentido empezaba a tener en mi cabeza. Y si Al veía algo en mí que le hacía pensar que debía hacer la película, al menos tenía que intentarlo”.
Depp, en cualquier caso, asegura que siempre mira adelante. Lo hace con su misma carrera, resistiéndose a ver nunca las películas en las que trabaja. “Verme actuar es muy incómodo para mí, es un maltrato innecesario para mi cerebro –explica el actor y director–. Una vez acabo un trabajo me voy sin cargar con ningún arrepentimiento. Y así me ahorro tener que contar a la gente lo que yo quería hacer en una escena que el director montó de otra forma. Al fin y al cabo, ¿qué importa la cena de la semana pasada? Nada”.