Cine

Muere Anouk Aimée, la actriz del clásico 'Un hombre y una mujer'

El mito del cine francés tenía 92 años y protagonizó películas como 'La dolce vita' o 'Lola'

Anouk Aimée al 72e Festival de Cannes.
18/06/2024
2 min

BarcelonaLa actriz francesa Anouk Aimée, que fue nominada al Oscar en 1966 por su papel en el filme Un hombre y una mujer (1966), falleció a los 92 años en París, según informa su hija, la también actriz Manuela Papataki. Aimée apareció en clásicos como La dulce vita (1960) de Fellini, que la consagró en todo el mundo, pero también en Lola (1961) de Jacques Demy, Justine (1969) de George Cukor y Ocho y medio, otra vez con Fellini. Icono absoluto del cine francés del siglo XX, su belleza melancólica y felina la convirtió también en un referente de estilo.

Nacida en París en 1932, Françoise Dreyfus (su nombre real) era hija de actores, pero creció lejos de los focos y sin interés por el cine, hasta que se cruzó con el director Henri Calef, que a los 13 años le ofreció un papel en La maison sueldos la mero (1946), donde hacía un personaje llamado Anouk. En su siguiente trabajo, la inacabada La fleur del âge de Marcel Carné, le llamaban Aimée. Ya tenía un nombre artístico. El guionista de La fleur del âge, Jacques Prévert, la fichó para Los amantes de Verona (André Cayatte, 1949), que la convirtió en una incipiente estrella del cine francés, codiciada por directores como Jacques Becker (Los amantes de Montparnasse, de 1958) o George Franju (La cabeza contra la pared, 1959).

Pero la película que lo cambió todo y lanzó su carrera internacional fue La dulce vita, donde interpretaba a Maddalena, una mujer rica y sensual que fascina al personaje de Marcello Mastroianni y todos los espectadores del filme. El otro papel emblemático de Aimée a principios de la década fue el de la bailarina de cabaret por cuyo amor luchan varios hombres en Lola (1961), de Jacques Demy; unos años después, la actriz retomaría el personaje de Lola en Modelo shop, también de Demy. El éxito de La dulce vita le abrió las puertas del cine italiano, donde trabajaría nuevamente con Fellini (Ocho y medio, interpretando a la neurótica mujer del protagonista) pero también con Visconti (El juicio universal), Corbucci (Il giorno più corto, de 1962) y, más adelante, Bertolucci (La tragedia de un hombre ridículo, de 1981) y Bellocchio (Salto al vacío, de 1979). Incluso probó suerte en Hollywood, donde trabajó a las órdenes del veterano George Cukor en el drama histórico Justine.

Sin embargo, la actriz pasa a la historia sobre todo gracias a Un hombre y una mujer, el drama romántico de Claude Lelouch que sigue los encuentros y desavenencias entre el personaje de Aimée y el de Jean-Louis Trintignante, una obra de una belleza casi inexplicable, uno de los filmes más románticos de la década. Premiado con la Palma de Oro en Cannes, el filme valió a la actriz una nominación a los Oscar y los Globos de Oro. La magia deUn hombre y una mujer parecía irrepetible, pero Lelouch, Aimée y Trintignant volvieron a intentarlo: primero en 1985 con Un hombre y una mujer, veinte años después, y después en el 2019, en clave ya muy nostálgica, con Los años más bellos de nuestra vida.

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