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¿Por qué a Russell Crowe le gusta tanto hacer exorcismos?

'El exorcismo de Georgetown' enfrenta al actor con el demonio un año después de estrenar 'El exorcista del Papa', que tendrá secuela

3 min
Daniel Zovatto y Russell Crowe en 'El exorcista del Papa'

BarcelonaHa tardado sesenta años, pero Russell Crowe ha encontrado finalmente su vocación: después de ser policía (LA Confidential), matemático (Una mente maravillosa), constructor de arqueas (Noé), boxeador (Cinderella man) y, por supuesto, gladiador (Gladiator), el actor neozelandés se ha decantado por una especialidad: el exorcismo. El año pasado, Crowe protagonizó El exorcista del Papa, uno thriller de terror en torno a la figura real del sacerdote Gabriele Amorth, que aseguraba haber realizado más de 50.000 exorcismos. Este viernes estreno El exorcismo de Georgetown, en la que un actor en horas bajas que interpreta a un exorcista comienza a perder la cabeza durante el rodaje. Dos películas sobre exorcismos y una tercera en camino: la continuación de El exorcista del Papa, que será la primera secuela en la carrera de Crowe.

¿Por qué de repente a Crowe le gustan tanto los exorcismos? Seguramente tiene que ver con los más de 70 millones que recaudó El exorcismo del Papa, el mejor resultado de taquilla de Crowe en esta última década en caída libre –salvo blockbusters en el que hace papeles secundarios como La momia (2017) o Thor: love and thunder (2022)–, incluso por encima de la excelente comedia de acción Dos buenos tipos (2016) que protagonizaba con Ryan Gosling. El éxito de El exorcista del Papa no es fácil de contar. Parece un thriller sobrenatural como se hacen docenas cada año, un producto artesanal y digno sin voluntad de transgredir ni reinventar los códigos del terror de serie B. Y el realismo no es una de sus prioridades: aunque ambientada en un monasterio medieval de Castilla -La Mancha, el paisaje es de un sospechoso verde intenso y con colinas bucólicas... porque se rodó íntegramente en Irlanda.

¿Qué tenía de especial, pues? Principalmente, el carisma socarrón y sinvergüenza de un Crowe entre Orson Welles y Tomeu Penya, en las antípodas del sacerdote torturado y con crisis de fe tan habitual del subgénero: Amorth toma el pelo a los endemoniados en un inglés macarrónico, no para de hacer bromas y se mueve en un scooter Lambretta que tiembla bajo su peso. Pero lo que catapultó a la taquilla fue, seguramente, la denuncia de la Asociación Internacional de Exorcistas, que tras ver el trailer acusó a la película de "poco fiar". "Quiere hacer creer que el exorcismo es un fenómeno anormal, monstruoso y terrorífico, cuyo único protagonista es el demonio –decía el comunicado de la asociación–, y eso es justo lo contrario de lo que ocurre en un exorcismo celebrado en la Iglesia católica en obediencia a sus directrices". Es razonable sospechar que, en el enésimo ejemplo de el efecto Streisand, el berrinche del gremio exorcista multiplicara el interés del público por la película. Pero se vieron obligados: Gabriele Amorth fue, al fin y al cabo, el exorcista jefe del papa Juan Pablo II, y un referente del oficio al que el mismo William Friedkin, director de El exorcista (1973), le dedicó el documental The devil and father Amorth (2017).

El hijo del exorcista

Lo curioso es que El exorcismo de Georgetown no se ha rodado a toda prisa para aprovechar el éxito de El exorcismo del Papa, sino hace cinco años, y llevaba ese tiempo guardada en un cajón, como si un distribuidor visionario hubiera intuido que aún no había llegado el momento de las películas de exorcismos con Russell Crowe. Y su director tiene cierta legitimidad para abordar el género: Joshua John Miller es el hijo de Jason Miller, el actor que interpretaba al padre Karras en El exorcista de Friedkin. Y según explica, el origen deEl exorcismo de Georgetown son las historias que el actor contaba a su hijo cuando era pequeño sobre "la maldición" de El exorcista: incendios misteriosos en el rodaje, muertes extrañas, lesiones crónicas... Y un día, mucho antes del estreno, un cura paró a Miller por la calle y le dijo de repente: "Cuando desenmascaramos al demonio, el demonio se venga ".

Russell Crowe en 'El exorcismo de Georgetown'.

Pero El exorcismo de Georgetown no reconstruye ese rodaje, sino que imagina uno ficticio en el que Crowe es un actor que espera relanzar su carrera con un filme de exorcismo pero se desequilibra cuando la producción se ve afectada por fenómenos inexplicables. Que el productor sea Kevin Williamson, creador de la saga Scream, ya nos pone sobre aviso de la naturaleza meta del filme, que guiña el ojo constantemente a los tópicos del terror ya la leyenda negra –muy sobredimensionada– de El exorcista o Poltergeist. Y el propio Joshua John Miller fue guionista de una de las comedias de terror más ingeniosas y meta de la última década: la magnífica The final girls, que en 2015 ganó en Sitges el premio especial del jurado y el de mejor guión.

Trailer de 'El exorcismo de Georgetown'
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