"Los que tenemos TDAH somos extraordinariamente eficaces en algo y disfuncionales en todo lo demás"
Nacho Vigalondo estrena en Sitges el estimulante melodrama de ciencia ficción 'Daniela forever'
SilosCuando ya había sido nominado al Oscar por el corto musical 7:35 de la mañana, Nacho Vigalondo (Cabezón de la Sal, 1975), estrenó su primer largo en el Festival de Sitges: Los cronocrímenes (2007). Diecisiete años después ha vuelto a presentar Daniela forever, singularísimo drama sobre el duelo en clave de ciencia ficción que recupera el Vigalondo de las premisas locas y brillantes, en este caso sobre un hombre que acaba de perder a su novia en un accidente mortal y empieza a tomar una droga que le provoca “sueños lúcidos” en los que se reencuentra con ella, sueños que transcurren en un mundo basado en sus recuerdos al que puede darle forma a su gusto. Más o menos, como un director en una película. “Exactamente –dice–. De hecho, existe un momento en que el protagonista se permite tener un concierto privado de Hidrogenesse en el Templo de Debod y mientras lo rodábamos me daba cuenta de que allí era yo, con una de mis bandas favoritas de todos los tiempos tocando para mí. Es casi un capricho siniestro”.
La historia de Daniela forever nació a partir de un pensamiento obsesivo del director: qué pasaría si una película terminara durante una escena de ensueño o de flashback. “Con Daniela quería hacer una película en la que todos los disparates que uno se permite tener durante los sueños sean importantes y tengan consecuencias porque, de alguna forma, están pasando de verdad”, dice. Pero más allá del reto formal, también hay una exploración profunda de temas que cada vez interesan más a Vigalondo: “Si entiendes la vida como un vinilo, me estoy adentrando en la cara B, donde hay realidades abrumadoras como el duelo, la depresión y la adición, que tienen una narrativa particular que encaja muy bien con la idea de controlar tus sueños”. Así, poco a poco, el poder absoluto de que dispone el protagonista en los sueños acaba convirtiéndolo en una especie de abusador. “Eso puede hacerte pensar que quizá su relación no era tan bonita como la recuerda –reflexiona Vigalondo–. Según cómo, la película puede entenderse como la historia de origen de un malvado, pero a la vez todos sabemos que si tomamos la pastilla, nosotros seríamos mucho peores que él”.
El director reconoce que rodar Daniela forever en inglés en Madrid con un reparto español liderado por dos actores internacionales (el inglés Henry Golding y la italiana Beatrice Grannò) no fue su idea: “Tengo el estatus suficiente para que, a veces, las cosas pasen, pero no para decidir en qué condiciones ocurren”. En cualquier caso, subraya “la fortuna cósmica” de trabajar con Golding y Grannò (“fueron unos ángeles con todo el equipo”) y la “completa sincronía” con la historia de que ambos protagonistas sean dos extranjeros perdidos en Madrid.
Regreso a la autoría
El dúo Hidrogenesse firma la banda sonora de Daniela forever, como ya hacía en La alarma, el episodio de Historias para no dormir dirigido por Vigalondo en 2022. Es un episodio que el director considera su regreso a la autoría después de unos años actuando, dirigiendo series como El vecino y presentando el late night de culto Los felices 20, años en los que sus proyectos como director “no cuajaban” por un motivo u otro. "Hay un tramo de mi vida en el que sentí que ya no era director de cine, sino realizador de series o presentador, que eran los trabajos que me ofrecían –admite–. En lugar de golpearme en la pared o anunciar que me retiraba del cine, pensé que quizás tocaba ser otra persona. La alarma volví a ser yo mismo".
Esta sensación se intensificó en Daniela forever, en el que Vigalondo dice haberse “vaciado”. “Yo no puedo decir cuál de mis películas es mejor o peor, pero sí es la película en la que me zambulle más adentro”, asegura. El protagonista afirma en el filme que nunca ha sido tan feliz como trabajando en un pasaje del terror. Este fue, de hecho, el primer trabajo de Vigalondo, disfrazado de madre de Norman Bates. ¿Es también cuando fue más feliz? “Sí, pero también presentando Los felices 20 –dice–. Tiene que ver con estar todo el día escribiendo y rodando. Es una de las cosas que he aprendido sobre mí a raíz de ser diagnosticado recientemente como TDAH (trastorno de déficit atencional e hiperactividad). Los que tenemos esta condición somos extraordinariamente eficaces en algo y disfuncionales en prácticamente todo lo demás. Solo me siento especialista de algo cuando estoy escribiendo, rodando o montando. El resto del tiempo es como si estuviera chapoteando en el barro”.