Muere Letizia Battaglia, la fotógrafa que desafió a la Mafia
Documentó la violencia y los asesinatos en las calles de Palermo, y fue una gran defensora de las mujeres
BarcelonaLetizia Battaglia, la fotógrafa que documentó las brutales guerras entre clanes mafiosos en su Sicilia natal, sobre todo a finales de los 70 y en la década de los 80, ha muerto este miércoles a los 87 años en Cefalú. La cineasta Kim Longinotto le dedicó el documental Shooting the Mafia y su archivo, con más de medio millón de fotografías, fue de gran utilidad a la policía. Sobre una Vespa y con su Leica al cuello, Battaglia recorrió las calles de Palermo para fotografiar a las víctimas de los asesinatos. Era una actividad de riesgo, sobre todo en aquella época, cuando las autoridades italianas ni siquiera reconocían la existencia de la Mafia.
"Las primeras leyes contra la Mafia no salieron hasta principios de los años 80, y fotografiarla era evidentemente una actividad de riesgo", asegura el escritor y periodista especializado en crimen organizado Joan Queralt. También lo era ser mujer y salir con una cámara. Cuando a finales de los 60 Battaglia empezó a colaborar con L'Ora de Palermo, donde se formaron algunos de los grandes periodistas e investigadores especialistas de la Mafia, casi no había mujeres en la prensa diaria. "No creo que la fotografía llegue nunca a cambiar la realidad. Siempre recibí amenazas. Me agredieron. Me rompieron la cámara, porque era un personaje molesto. Pero no he cambiado la realidad. Tan solo la he explicado", decía Battaglia en una entrevista que le hizo Queralt.
El rostro de las víctimas femeninas de la Mafia
A Battaglia en Palermo se la conocía con el nombre de la Passionaria. "Era una mujer muy luchadora –dice Joan Queralt–. Sería injusto recordarla solo por las fotografías de la Mafia, fue también una gran activista a favor de los derechos de las mujeres". De hecho, los últimos treinta años, cuando la Mafia cambió de imagen y los mafiosos fueron más difíciles de identificar, porque tenían profesiones como la de abogado y llevaban americana y corbata, Battaglia empezó a hacer otro tipo de fotografía: "Fusionaba las imágenes que había hecho de la violencia de la Mafia con las de mujeres y niñas. Battaglia es la antimafia, pero también es la lucha a favor de las mujeres", añade Queralt.
A principios del siglo XXI, con los primeros gobiernos de Berlusconi, Battaglia entró en un periodo de olvido en su Palermo natal. Fue entonces, en 2002, cuando se le hizo una gran exposición en Barcelona en el festival Sonimag. "Para ella fue como una inyección de energía, en aquellos momentos estaba bastante desanimada", asegura Queralt, que organizó la exposición.
Battaglia se casó con tan solo 15 años y marchó al norte de Italia, donde tuvo tres hijas. Se divorció cuando casi tenía 40 años y fue entonces cuando se dedicó plenamente a la fotografía. En 1974 se convirtió en la directora de fotografía de L'Ora y trabó amistad con los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, asesinados en 1992. En 1997 fundó el Centro Internacional de Fotografía de Palermo.
Sus imágenes son icónicas, sobre todo las que muestran los rostros femeninos, las viudas, las hijas, las hermanas... Una de las imágenes más dramáticas es la que sacó de Sergio Mattarella mientras intentaba rescatar a su hermano Piersanti, abatido por los sicarios de la Mafia. El archivo de Letizia Battaglia es una inmensa galería de personajes, pero también un depósito de memoria. En su obra hay un fuerte compromiso cívico y de denuncia, no tan solo de la violencia, sino también de la pobreza y la injusticia, como cuando se paseaba por las calles del barrio de Kalsa para fotografiar las niñas que crecían en medio de una miseria absoluta.
Desde 1985 hasta 1987 fue regidora del Partido Verde en el Ayuntamiento de Palermo y también diputada del Parlamento siciliano, pero su paso por la política fue bastante decepcionante porque no pudo cambiar todo aquello que quería cambiar. "De la política no he recibido nada. En este sentido, es un fracaso total. En cambio, de la fotografía lo he recibido todo. Con la política he perdido el tiempo, los años, mientras que la fotografía me daba fuerza, me permitía ser una mujer independiente, artífice de mi vida y testigo de esta tierra. Hoy estoy dolida, llena de rabia... Podría olvidar, pero las fotografías están siempre allí para recordármelo todo. Si volviera a nacer, empezaría a hacer fotografías mucho antes, no esperaría llegar a los 40 años, porque la fotografía me ha convertido en la mujer que soy en todos los ámbitos", explicaba Battaglia en una entrevista que le hizo Joan Queralt.
Aquellas imágenes de los asesinatos la marcaron profundamente. "Mientras mataban al juez, al policía, al niño, yo no podía pensar en el arte. La emoción que me causaba el impacto directo de la muerte era siempre fuerte. Nunca me acostumbré al olor de la sangre. Me ha marcado profundamente esta visión de la muerte. Tú estás viva y ante ti hay una persona, en el suelo, sin poderse defender y que dice: «No, no me hagas una fotografía»", explicaba.