Historia y periodismo

"Ser amigo de Joan B. Culla es un privilegio"

El historiador y articulista, delicado de salud, recibe un sentido y masivo homenaje cívico en el CCCB

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BarcelonaLa frase la pronunció este jueves el último de los doce escogidos para subirse al escenario y glosar la figura de un historiador tan temido como respetado, incluso por sus queridos enemigos: “Ser amigo de Joan B. Culla es un privilegio ”, dijo Vicenç Villatoro. Culla, que resistió estoicamente una hora y media de elogios intelectuales y anécdotas personales, cerró el acto bautizándolo como "la velada de la hipérbole, por tantas exageraciones amables". Haciendo gala de su proverbial ironía, remachó: "La famosa objetividad anhelada por el periodismo y la historia ha sido sacrificada en el altar de la amistad". Y acto seguido agitó el público confesando: “En el viaje que ahora empiezo, me acabáis de proporcionar el equipaje más preciado”.

Ante su delicado estado de salud, el acto había sido impulsado por un grupo de historiadores y organizado por el CCCB y el ARA. Lo que inicialmente iba a ser un encuentro entre amigos, pocos días antes ya se vio que acabaría desbordado por los admiradores. Incluidas las autoridades. Entre ellas, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y los expresidentes Mas, Montilla y Pujol (Torra excusó su ausencia). También los consejeros de Universidades, Joaquim Nadal (que en su condición de historiador subió al escenario), y de Cultura, Natàlia Garriga, así como el ministro de Universidades, Joan Subirats. Les acompañaban el jefe de los Mossos, Eduard Sallent, el presidente del ARA, Ferran Rodés, y la directora del CCCB, Judit Carrera. En las primeras filas, muchas caras conocidas: Meritxell Borràs, Joan Ridao, Pilar Rahola, Josep M. Vallès, David Fernández, Josep Rull, Jordi Turull, Carlos Mundó, Jaume Giró, Oriol Amorós, Xavier Domènech, Jordi Sánchez, Lluís Jou, Carlos Vilarrubí, Jaime Badia, Eugeni Giralt, Joaquín Coello, Manel Risques, Pepa Gallofré... incluso la familia del restaurante Sant Pancraç de Bellaterra, donde Culla ha comido durante décadas.

Acto de homenaje a Joan B. Culla

Lúcido y sereno, físicamente debilitado y en todo momento acompañado de su esposa, Imma Cervià, recibió una larguísima y sentida ovación, con todo el público en pie. Antes, un auditorio lleno a rebosar había seguido con atención y con una sonrisa en los labios los vídeos de Joan recuperados de los archivos de TVE y TV3 y las dos tertulias conducidas por Antoni Bassas, una de historiadores y una de periodistas: 10.000 alumnos de la Facultad de Comunicación de la UAB han pasado por sus lecciones magistrales.

La glosa colectiva retrató a un historiador con alma de periodista y un articulista con mirada de historiador. Uno de los analistas políticos más cáusticos, documentados e independientes des de la Transición. Un intelectual con opiniones marcadas –sobre Israel y sobre el inacabable conflicto Catalunya-España–, que ha construido una sólida obra historiográfica, ha formado a generaciones de universitarios y se ha convertido en un imprescindible interpretador mediático de la realidad política.

Joaquim Nadal recordó las numerosas afinidades que les han unido: a través suyo, Culla empezó a dar clases en la UAB. Quien fue su decana, Maria Jesús Recoder, le retrató como “un magnífico profesor nada fácil de gobernar”. El hasta hace poco director de L'Avenç, Josep M. Muñoz, retrató su curiosidad universal –le interesaba lo que Pla llamaba “la estofa humana”–, le calificó de “historiador injertado de periodista o historiador dentro de la historia” y de “un hombre de principios firmes”. Conxita Mir recordó su infinita erudición, ya de joven, sobre el universo político catalán del siglo XX y su pulcritud y precisión. Riquer, principal impulsor del acto, le definió como "el mejor historiador del presente" y "la persona que conozco que sabe más cosas". Y Francesc Vilanova directamente le elevó a los altares de "la galería de los grandes historiadores de nuestra Cataluña".

Los periodistas tampoco se quedaron cortos. Esther Vera, directora del ARA: “Tiene una honestidad intelectual a prueba de bomba y una extraordinaria y civilizada elegancia pérfida. Para el diario ha sido una bendición”. Antoni Bassas hizo revivir a Salvador Alsius y Culla el 23-F que vivieron juntos en la Autónoma: “Mañana seremos sustituidos, tú por un brigada y yo por un subteniente”, le dijo Culla a Alsius al irse a casa . Joan M. Tresserras contó la historia de su amistad, nacida de un inicial y severo encontronazo ideológico. Mònica Terribas, que le tuvo 7 años de tertuliano, alabó su capacidad de “construir conocimiento con los demás”. Josep Ramoneda hizo su retrato psicológico y humano como “una persona de orden, en el mejor sentido de la palabra”. Y Vicenç Villatoro acabó con la frase que encabeza el artículo y que había inspirado el acto.

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