Encuentran en el yacimiento de Empúries una jarra del siglo VI aC con escenas de un gimnasio griego
El hallazgo fue enterrado como ofrenda a los dioses junto a una de las primeras casas de la Neápolis
La EscalaEl yacimiento de Empúries, la ciudad griega fundada durante la primera mitad del siglo VI antes de Cristo, es un tesoro arqueológico que sigue revelando detalles sobre la civilización griega. El último descubrimiento que ha resurgido del subsuelo de Empúries gracias a las excavaciones arqueológicas es una pequeña jarra de finales del siglo VI antes de Cristo decorada con escenas de una palestra, el gimnasio donde los griegos entrenaban en actividades como la lucha o el boxeo. La pieza descubierta, conocida como lécito, había sido enterrada junto a una de las primeras casas de la Neápolis, la ciudad que nació al abrigo del primer puerto de Empúries.
La jarra encontrada es pequeña y de cerámica ática. Se puede ver la silueta negra de un pasillo en actitud atlética flanqueada por dos figuras que la observan. Sobre ellos hay colgados varios objetos, uno de ellos es un disco. En la Antigua Grecia, los jóvenes entrenaban en el gimnasio para fortalecer el cuerpo y la mente. Encontrada en la base del muro de una casa, la jarra se enterró como ofrenda a los dioses en el momento de construir la vivienda. El arqueólogo Pere Castanyer data los restos de la casa a finales del siglo VI o inicios del V aC "y, por tanto, es uno de los primeros que habrían ocupado el sector de la Neápolis".
Los autores del descubrimiento han sido la treintena de alumnos del 78 curso de arqueología que se ha hecho este verano en Empúries, estudiantes universitarios venidos de Cataluña, el resto del Estado y el extranjero que, bajo supervisión de los arqueólogos , han excavado diferentes barrios del norte de la ciudad griega. La excavación se enmarca en el proyecto que impulsa el Museo de Arqueología de Cataluña (MAC), y que vincula la evolución del yacimiento con sus espacios portuarios.
"Este frasco o lécito forma parte de las producciones de figuras negras de época ya avanzada, de finales del siglo VI antes de Cristo", dice Castanyer. Más adelante, las siluetas dieron paso a la técnica de las figuras rojas, con los motivos en reserva sobre el fondo de barniz negro. Durante la antigüedad, los frascos o lécitos contenían aceites perfumados. Lo que se ha descubierto ahora en Empúries ha perdido la embocadura y una zona del recipiente se ha desconchado. Sin embargo, los arqueólogos podrán reconstruir esta última parte porque han encontrado la pieza.
En trabajos posteriores al laboratorio, los arqueólogos vaciarán la tierra que se ha depositado en la jarra para intentar saber qué contenía. "Veremos si esto nos permitirá revelar qué se puso como ofrenda o bien si queda algún rastro", explica Castanyer. En paralelo, se rascarán las paredes de cerámica del interior porque, como explica el arqueólogo del MAC, "si contuvo aceite u otro líquido, las grasas quedan impregnadas y se podrá identificar".
La práctica que explica la jarra, hacer una ofrenda al construir una nueva vivienda, es una costumbre ancestral que tuvo continuidad durante la época romana y que incluso ha llegado a nuestros días, recuerda el arqueólogo, que señala la costumbre de depositar un cilindro con el diario del día o monedas en curso al poner la primera piedra de un nuevo edificio. "Es lo mismo que lo que hacían los griegos hace más de 2.500 años cuando fundaron la ciudad", dice Castanyer. En la ciudad romana de Empúries también se han encontrado ofrendas fundacionales hechas con jarras, con restos de fauna o incluso huevos de gallina, uno de los cuales se conserva entero en el museo.