Arqueología

"Los irlandeses viven como bestias", decía un capitán de la Armada Invencible

Se publica en un libro la carta de Francisco Cuéllar, que sobrevivió al naufragio frente a la playa de Streedagh

Los restos de la embarcación Juliana
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Barcelona“La costumbre de estos salvajes es vivir como bestias entre las montañas, muy abruptas en esta parte de Irlanda donde nos perdimos. Habitan en cabañas de paja. Los hombres son corpulentos, de rasgos agraciados y buena planta; ágiles como ciervos. con el que se cubren, y una sábana de lino, pliegues sobre pliegues, en la cabeza, atada delante", escribió el capitán Francisco Cuéllar en octubre de 1589, un año después de sobrevivir al naufragio de la Armada Invencible, la flota que Felipe II envió para atacar a Inglaterra.

En la carta, Cuéllar explica cómo Lavia, la nave con la que viajaba, naufragó en medio de una tormenta terrible en Streedagh. Esa misma noche otras dos naves quedaron atascadas en Sligo: Juliana, que había zarpado desde Barcelona, ​​y la Santa María de Visón, que venía de Dubrovnik. Se calcula que en ese punto de la costa irlandesa murieron 1.100 personas, ahogadas o ejecutadas por las fuerzas inglesas.

Las naves eran tres de las 137 embarcaciones que zarparon de diferentes puertos, sobre todo de la península Ibérica, con la intención de destronar a la reina inglesa Isabel I. Fue un fracaso estrepitoso de Felipe II y un punto de inflexión en los poderes hegemónicos mundiales. Cuéllar, tras sobrevivir en la catástrofe, pasó varios meses recorriendo el noroeste de Irlanda. "Muchos de los marineros se ahogaron, y los que llegaron a la costa a nado fueron descuartizados por los ingleses, que la reina mantiene estacionados en el Reino de Irlanda. Yo escapé del mar y de esos enemigos encomendándome muy sinceramente a nuestro Señor ya la Santísima Virgen; nadaron hasta la costa. Con ellos viví grandes desgracias: desnudos y sin zapatos durante todo el invierno, pasando más de siete meses entre montañas y bosques con salvajes, que es como son todos en esas tierras de Irlanda donde naufragamos", escribió el capitán Cuéllar.

En su periplo, pidió la protección de diferentes cabezas gaélicas. Se escondió de las fuerzas inglesas, que si la hubieran encontrado probablemente la habrían ejecutado, e hizo distintos intentos por encontrar un barco que le llevara a casa. Recorrió el norte de Sligo y se adentró en el condado de Leitrim, donde se reunió con otros supervivientes. Juntos encontraron refugio bajo la protección de los jefes gaélicos O'Rourke y MacClancy. Incluso defendieron el castillo de Rosclogher, a orillas del lago Melvin. Cuéllar logró llegar a Derry, desde donde embarcó hacia Escocia y después hacia Amberes, en los Países Bajos españoles. Desde allí envió la carta a Felipe II, y encontró pasaje seguro hacia España.

Sus peripecias quedaron inmortalizadas en una carta de la que se conserva una copia en la Real Academia de Historia de España, y que ahora se puede leer en edición facsímil en el libro La Carta del Capitán Cuéllar. Los naufragios del Ejército Español en Irlanda, que cuenta también con artículos de expertos irlandeses y españoles y que incluye los descubrimientos arqueológicos más recientes. El libro ha sido publicado por el Servicio de Monumentos Nacionales de Irlanda, en colaboración con el Ministerio de Cultura de España.

La investigación arqueológica

El relato de Cuéllar es un testimonio de gran valor también para la investigación arqueológica, puesto que ha dado muchas pistas. Describe cómo llegó a la costa cogido a los restos del barco y se encontró con la hostilidad de la población local y de soldados de la Corona inglesa, que mataron a la mayor parte de los supervivientes. Uno de los supervivientes de Juliana fue Pedro Blanco, que más adelante luchó contra los ingleses por la libertad del Ulster con Hugh O'Neill, segundo conde de Tyrone. De hecho, la Corona de Castilla se alió con distintos líderes irlandeses que se habían conjurado para liberarse de Isabel I.

Del fondo del mar de Streedagh se han recuperado doce cañones en un estado de conservación excepcional procedentes de fraguas de Génova, Sicilia y Constantinopla. "Los restos arqueológicos de la Armada se encuentran en el fondo marino de Streedagh. Tras las fuertes tormentas del 2015, el Servicio de Monumentos Nacionales recuperó nueve cañones de bronce y un caldero también de bronce del naufragio de Juliana, y registró las ruedas del carro y la estructura del barco. El material recuperado de Juliana constituye la mayor colección de cañones procedentes de un solo naufragio de la Armada del mundo hasta la fecha", asegura el ministro de Patrimonio, Naturaleza y Biodiversidad irlandés, Christopher O'Sullivan.

"Los naufragios cautivan la imaginación: barcos perdidos en cuestión de momentos. La historia de la Armada es, sobre todo, una historia humana, narrada de forma vívida por el capitán Cuéllar en su relato. Esta narración ha viajado hasta nosotros a lo largo de los siglos y refleja un patrimonio cultural colectivo que compartimos hoy", afirma la arqueóloga Connie Kelleher.

El libro 'La Carta del Capitán Cuéllar. Los naufragios del Gran Ejército Español en Irlanda'.
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