Elogio de un oficio a la sombra del mundo del libro

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Una mujer leyendo un libro en el barrio del Raval, en Barcelona, donde se encuentra una de las sedes de la librería La Central.

BarcelonaQue el mundo del libro está lleno de "profesionales en la sombra" no se le escapa a nadie. La cadena que permite que un libro llegue en manos de los lectores incluye muchos eslabones, gente que hace oficios muy diferentes, a menudo invisibles, pero todos imprescindibles. De entre todos ellos, seguramente, con quienes los periodistas tenemos más relación es con los y las (la inmensa mayoría son mujeres) responsables de prensa. Son esas personas, freelance o contratadas por las editoriales, que se preocupan, sobre todo, por que los libros tengan presencia en los medios. Su tarea es muy importante, sobre todo si tenemos en cuenta que lo que no se ve muchas veces no existe. En un mercado en el que se publica tanto como el nuestro (y no me hará bajar del burro: se publica mucho), hacer destacar un libro, que hablen en el Usted primero de Marc Giró o al Más324 del Graset, puede influir mucho en su "durabilidad" en librerías y, por tanto, en sus ventas. Tener un buen equipo de prensa es muy importante, y no es un trabajo fácil de realizar.

¿Por qué os hablo hoy? Pues ese artículo parte de un disgusto. Pocas horas antes de escribirlo, he sabido que un responsable de prensa que me aprecio mucho ha sido despedido. La precariedad también forma parte de este oficio, se puede preguntar a gente que hace décadas que se dedica, y que todavía tiene que hacer malabarismos para llegar a fin de mes. Me ha sabido de verdad, porque es un tío que se deja la piel, y que trabaja muy bien. ¿Y qué significa que un responsable de prensa trabaja muy bien? Pues significa, por ejemplo, que conoce los libros que te propone. Si el volumen de trabajo, muchas veces exagerado (la mayoría de los que conozco van desbordados), se lo permite, se les ha leído a fondo. Cuando no ha podido hacerlo, se ha preocupado de tener información suficiente para "venderlos" bien. Los responsables de prensa son también vendedores, sí. Siguiendo con la metáfora (bastante obvia, soy consciente), hacen todo lo que pueden para que les "compremos" sus títulos. Para ello, deben encontrar el punto justo de relación con los periodistas: no deben hacerse pesados, pero no les perdonaremos que nos haya pasado por alto la visita de determinada autora importante (aunque nos hayamos despistado nosotros obviando el correo que lo anunciaba).

Poner en valor un oficio complicado

Con los años, con los responsables de prensa se establece también una relación de confianza: no sólo el trato se va haciendo más cordial, incluso amigable, sino que conocen el perfil de cada periodista y acaban haciendo propuestas más "personalizadas". Saber quién hace qué, esto es también una característica de los buenos responsables de prensa. Siempre intentan hacer las cosas fáciles, aunque el baile de agendas que llevan no se lo envidio nada. Además de relacionarse con nosotros, los periodistas, preparar dossieres, hablar con librerías o festivales para organizar presentaciones, o hacer tantas otras cosas, tienen otro trabajo muy gratificante, pero no siempre fácil: acompañar a los autores. Tienen que tener mano izquierda, porque las hay muy agradables, pero me consta que también las hay difíciles, o con un ego especialmente desarrollado. ¡Santa paciencia!

Termino. Espero no haber mitificado el oficio, no era la intención; pero sí quería ponerlo en valor. Los responsables de prensa siempre se ocupan de dar visibilidad a los demás: por una vez que los protagonistas sean ellos. Merecen el reconocimiento, créanme.

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