Las grandezas de la literatura rural y meditativa de Jon Fosse
Galaxia Gutenberg publica 'Vaim', donde el premio Nobel de literatura explica la vida solitaria de un pescador enamorado
- Jon Fosse
- Galaxia Gutenberg
- Traducción de Meritxell Salvany
- 184 páginas / 18,90 euros
Vamos, la nueva novela de Jon Fosse, premio Nobel de literatura 2023, sumerge al lector en una atmósfera de introspección y silencio, gracias a la habilidad del escritor para construir un universo donde el tiempo parece detenerse y cada momento se disuelve en una espiral de emociones sórdidas y delicadas a la vez. Con esta esencia contemplativa, la novela insiste en que la vida es un constante vaivén entre la presencia y la ausencia, entre amor y traición, y que al fin y al cabo todo el mundo busca un espacio donde ser aceptado tal y como es, sin máscaras ni disfraces.
La trama de Vamos –primera parte de una trilogía– gira en torno a un personaje que busca el sentido de la vida a través de su relación con el otro. Los diálogos, escasos y precisos, sin guión, destacan por la sinceridad y el peso simbólico que destilan. Fosse, con su pericia para capturar instantes efímeros, ofrece una exploración del sentimiento de pérdida y de la búsqueda incesante de conexión. El mundo que crea es un reflejo de las inquietudes humanas, una ventana abierta a las relaciones, en la que cada interacción es un recordatorio de la fragilidad que nos define. A medida que avanzamos la lectura, Vamos se transforma en un poema en prosa, un baile entre el ser y el no ser a través de un espacio que, como el tiempo, es una dimensión relativa.
Para crear una atmósfera óptima para la meditación sobre la condición humana, Fosse escoge el escenario rural –un pensamiento que tiene una tradición inaugurada por Horacio y que han seguido bestias narrativas como Thoreau, Wordsworth y Knut Hamsun, entre otros–, que aparte de menos ruido tiene muchas más ruido tiene muchas más ruido; hombre que vive en una villa pesquera de nombre inventado (Vaim), y que debe viajar a la isla vecina para comprar hilo y aguja, donde se encontrará con Eline (su amor secreto de toda la vida y el nombre de su barca de pesca). Será ella quien, recién separada de Frank, un pescador de Sund, le propondrá que vuelvan juntos a Vaim. El triángulo amoroso está servido. Jon Fosse no sólo reflexiona sobre las ramificaciones del amor humano, sino que añade, con una potencia literaria excelsa, el amor hacia el mar, las barcas y el paisaje noruego. Sólo en territorios microscópicos y distantes, Fosse puede explorar a conciencia la memoria y la vulnerabilidad, permitiendo que el espacio escogido desierte de su rol de terreno para pasar a ser una experiencia interior y mística no exenta de angustia, dudas y dolor.
Una de las muchas grandezas de Vamos es el triple punto de vista narrativo. Cada uno de los narradores recuerda una situación relacionada con los otros dos y, de forma consecutiva, las narraciones acaban conectadas entre sí gracias a un punto común: Vaim. Es curioso que Eline no narre en ningún momento su versión de los hechos: ella es la musa (y la barca de madera). Sí lo hacen Jajeir, en la primera parte; Elias, un vecino de Jajeir que lo observa todo con perplejidad en la segunda parte, y Frank, el marido de la mujer, en la tercera. Fosse retrata a los hombres de este libro como individuos apáticos, flojos, pasivos, confusos, encerrados, víctimas de la incertidumbre. En cambio, empodera a la mujer, la hace fuerte y decidida, con una clara conciencia de tener dos hombres cogidos por los huevos.