Literatura

Historia de la librería Documenta, una "idea magnífica" con 50 años de vida

Fundada en enero de 1975 por Josep Cots y Ramon Planes en el corazón de Ciutat Vella, la Documenta se trasladó a un nuevo local del Eixample hace una década: además de vender libros y contar con una apretada programación de presentaciones y clubes de lectura, la librería organiza desde 1980 un premio literario para autores jóvenes y ha impulsado recientemente una editorial de poesía

Josep Cots y Èric del Arco, en la librería Documenta
10/01/2025
6 min

Barcelona"Éramos unos desgraciados que no sabíamos nada, pero un día nuestra vida cambió gracias a una idea magnífica", recuerda Josep Cots. El 9 de enero de 1975 levantó la persiana por primera vez de la Documenta, situada en el número 4 de la calle Cardenal Casañas de Barcelona, ​​en el corazón de Ciutat Vella.

Fue su amigo Ramon Planes quien un buen día le propuso montar una librería. "Ambos éramos hombres de letras recién licenciados, sin oficio ni beneficio, y nos hacía terror encerrarnos en un instituto para dar clases –continúa Cots–. Años después me he dado cuenta de que, al igual que Steve Jobs, no tengo ideas, pero cuando veo pasar una buena la pesco". Entre el local "de un carbonero que se jubilaba" que se encontraba en la calle Rosselló, entre paseo de Gràcia y Pau Claris, y el de Cardenal Casañas, eligieron el segundo sin dudar. "En aquellos momentos había un ambiente único en la Rambla que nunca ha vuelto más –asegura Cots–. En los primeros años, muchos vecinos del barrio venían a la librería después de pasar por la Boqueria, con el carro lleno, o se iban después. Ya en aquellos momentos pensábamos que los libros no son algo sagrado, sino tan normal como los zapatos que llevas o la comida que vas a comprar".

Un mapa de librerías muy diferente al de ahora

Con esta divisa, Cots y Planes lograron "poner de moda" la librería durante los primeros cinco años de vida. "Había días en los que encontrabas una gran cantidad de pijerío –reconoce–. Pero una librería era también una forma de hacer antifranquismo. Las manifestaciones se convocaban en la Rambla. un día complicado: si les dejábamos quedar, parecía que éramos cómplices; si los echábamos, los condenábamos a ser detenidos".

Cuando la Documenta se incorporó al mapa de librerías barcelonesas, llevaba dos años cerrado la librería francesa y entre las más populares estaba la Cinc d'Oros (situada muy cerca del cruce entre Diagonal y paseo de Gràcia ), la Proa (en rambla de Catalunya, a la altura de Provença), Argos (en el paseo de Gràcia, 30) y la Catalonia (en la ronda de Sant Pere, 3) "Todavía había más: el Mediterráneo, Occidente, Áncora y Delfín, Leteradura... –añade Cots–. La mayoría de estas librerías dejaron de existir a principios". de los 80". La Documenta "ha sobrevivido" a dos cambios de paradigma importantes en el panorama librero de la capital catalana: el primero se produjo al final de la Transición; el segundo fue motivado por la crisis económica del 2008. "Es cuando pasa de moda, que una librería demuestra si realmente vale la pena –comenta el librero–. La Documenta lleva décadas sin estarlo, pero sigue aquí".

Una imagen de la antigua Documenta, ubicada en Cardenal Casañas de Barcelona.

La más pequeña de las grandes, la mayor de las pequeñas

El mismo año que abría la Documenta nacía Érico del Arco, que desde hace una década tomó el relevo de Cots al frente del negocio, coincidiendo con el cambio de local. "Aunque me crié en Les Corts, mi madre cogía el metro o el autobús y venía a menudo a la Documenta –hace memoria–. En casa tengo muchos libros con los exlibrios de la Documenta que la familia hemos ido comprando al largo de los años". Del Arco se sintió atraído pronto por la lectura y entre sus novelas de referencia se encuentran El señor de los anillos, de JRR Tolkien. "Fuera de la librería tenemos puesto un lema atribuido a Quico Sabaté, «La mejor lucha es la que se hace sin esperanza», que es la lucha de Frodo en El señor de los anillos y también la lucha del mundo del libro. Siempre que quieres abrir un negocio relacionado con los libros, todo el mundo te dice que no es una buena idea porque es un mundo en extinción. Creo que no es verdad. Hay mucha gente que necesitamos los libros, al igual que hay mucha gente que quiere hacer deporte y se apunta al gimnasio".

Del Arco se convirtió en "el aprendiz de librero" de Josep Cots a finales del 2013 , cuando el contrato de alquiler de la Documenta había llegado a su fin. "Se acababa coincidiendo con mis 65 años –explica Josep Cots–. Ramon se había jubilado en el 2010. Llevábamos unos años complicados, porque la crisis del 2008 fue muy dura. Durante tres o cuatro años mucha gente dejó de comprar libros". La Documenta supo cómo convertir ese momento difícil en una oportunidad de futuro. El nuevo tándem formado por Cots y Del Arco encontró un nuevo local en el número 144 de la calle Pau Claris , en un Eixample muy diferente al que pudo acoger la primera Documenta en 1975.

"Ahora mismo es un barrio con una cantidad importante de librerías, entre ellas La Central de Mallorca, la Casa del Libro –la de rambla de Catalunya y la de paseo de Gràcia–, la Ventanas, Laie, Ona, Jaimes... y nosotros –comenta Èric del Arco, que desde 2022 es presidente del Gremio de Libreros de Cataluña–. Con un local de 250 metros, somos la más pequeña de las librerías grandes y la mayor de las pequeñas. Esta dimensión nos da la fuerza. Ahora mismo, en Documenta somos tres libreros llevando la librería, y todos lo sabemos absolutamente todo". Todavía ahora, Josep Cots aparece unas horas a la semana a echar una mano y aconsejar a los lectores. "Saben que siempre digo lo que pienso –admite–. Lo que no saben es cuándo me encontrarán aquí. Nunca vengo los mismos días ni durante las mismas franjas horarias". También puede ocurrir que desaparezca una temporada: el próximo mes y medio se le pasará a Filipinas. "Si hay algo que me apasiona tanto como leer son los viajes ", reconoce. Este junio, Cots publicará un libro sobre la India a partir de sus experiencias por el país.

Apostar por los jóvenes

Una de las divisas de la Documenta durante estos 50 años fue el apoyo al talento joven. En 1980, Cots i Planes impulsaron uno de los premios más veteranos en este sentido, el Documenta, que reconoce una novela o libro de cuentos escrito por un autor de menos de 35 años. A lo largo de su dilatada historia, el galardón ha impulsado la trayectoria de autores como Toni Sala, Flàvia Company, Melchor Comes, Bel Olid, Alicia Kopf y Irene Solà. "El primer año se presentó Teresa Pàmies, pero lo ganó Josep Elias –recuerda Cots–. Pàmies, que hasta entonces había sido clienta de la librería, se enfadó con nosotros y ya no la vimos más". Otro autor que no acabó muy bien con la Documenta fue Vicenç Pagès Jordà. "No le hizo ninguna gracia ganar ex aequo con Sebastià Alzamora –sigue el librero–. El día de la presentación dijo que tenía que compartir el galardón para que su libro, En compañía del otro, era sobre gemelos y además en la librería éramos dos socios".

El Documenta ha pasado por tres etapas editoriales: primero lo publicaba Edicions 62, más adelante fue Empúries ya partir del 2014, con Nuestra vida vertical, de Yannick Garcia, se ha ocupado L'Otra, que acababa de publicar los primeros títulos. "Con el último cambio, el premio ha ido a más –comenta Èric del Arco–. En el 2024 le han vuelto a ganar ex aequo dos autores, Víctor Recort e Irene Zurrón". Cuando llegó al Eixample, la Documenta multiplicó las presentaciones y los clubs de lectura: "Solo tenía sentido que fuera así, las librerías de ahora deben ser productoras de cultura" .

Aunque los primeros meses en el Eixample fueron difíciles –"hizo falta ajustar la Documenta a aquel reinicio", admite Del Arco–, la librería va alel quiere rápidamente. Entre las medidas que se impulsaron y la recuperación de la lectura como actividad de ocio ese año acabamos cerrando con superávit". Fue en cuanto Èric del Arco se decidió a invertir un dinero en Documentos Documenta, editorial de poesía dirigida por Nura Nieto y Lluís Ruiz, que habían trabajado en la librería. El primer título de la colección se publicó a finales del 2020, Apuntes para un incendio de los ojos, de Gabriel Ventura, y llegó coincidiendo, por desgracia, con la muerte súbita de Ramon Planes. Desde entonces, la editorial ha publicado títulos de Maria Sevilla y Dolors Miquel. Para 2025, prepara una pequeña bomba: un nuevo libro de Enric Casasses.

Colas fuera y dentro de la librería Sant Jordi, en la calle Ferran de Barcelona
La librería Sant Jordi sigue colgando de un hilo

La muerte, el pasado mes de diciembre, de Josep Morales, librero de la Sant Jordi, situada en el número 41 de la calle Ferran de Barcelona, ​​impulsó un movimiento de apoyo ciudadano a la familia, que si no hay ningún cambio de última hora tendrá que dejar el local el 12 de febrero. "Desde que empezaron los problemas con la propiedad de la finca, hace diez años, nunca hemos podido hablar –comenta Cristina Riera, viuda de Morales y directora del festival de cine L'Alternativa–. Cuando en el 2014 hubo los cambios en la ley de alquileres propusieron una actualización abusiva: pasaríamos de pagar 800 euros a pagar 8.000 euros. Un precio así era insostenible por a un negocio como el nuestro”.

Morales y Riera empezaron a mantener conversaciones con las instituciones catalanas para intentar salvar un establecimiento abierto desde 1983. "Es un local catalogado como emblemático en un entorno que se ha ido degradando –añade Riera–. Con los precios actuales es imposible mantener un negocio honrado. El comercio ha acabado pervertido por mafias, como ocurre en otras ciudades. si estamos dispuestos a consentir que esto cambie Barcelona de una forma tan evidente". Durante los últimos quince años, varias librerías han bajado la persiana en Ciutat Vella: primero fue la Catalònia (2013); después, Canuda (2013), Documenta (2014) y Millà (2015); más recientemente han sido Prólogo (2023) y la librería anticuaria Farré (2024). "Las conversaciones que hemos tenido con el Ayuntamiento esta semana han sido decepcionantes –admite Riera–. No puedo continuar al frente de la librería y facilitaré al máximo las cosas a las que quiera asumirla. He ido recibiendo propuestas, pero necesitamos que las instituciones se muevan. El apoyo ciudadano estas semanas ha sido impresionante y hemos conseguido vender un tercio del fondo de la Sant Jordi. quede a Ferran y es lo que nosotros quisiéramos, pero desgraciadamente no hay nada resuelto".

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