La imaginación lúcida y cruel de Shirley Jackson
'La lotería y otros cuentos' engloba relatos singularmente extraordinarios, provocadores y subversivos
- Traducción: Martí Sales Sariola
- La Otra Editorial
- 320 páginas. 20,90 euros
Tienes que ser muy peculiar y muy bueno –muy peculiarmente bueno– para publicar en la revista New Yorker, hacerle perder cientos de suscriptores por el escándalo que provocas y que todo pase a la historia, no como una infamia periodística o un motivo de vergüenza, sino como una proeza socioliteraria. Esto es lo que consiguió la escritora Shirley Jackson con la publicación de uno de sus cuentos en el icónico semanario en 1948.
El cuento en cuestión se titulaba La lotería y ofrecía una visión terrorífica de la América rural y de sus pueblos tradicionales y aparentemente bucólicos. El argumento es chocante pero sencillo, evolucionando desde un principio más o menos amable y festivo hasta un final abrupto y ominoso. Un día señalado de cada año, todos los trescientos habitantes de un pequeño pueblo se reúnen en la plaza para celebrar un sorteo. Algunos llevan piedras en los bolsillos, y hay un montón de piedras en un rincón. En el sorteo participan hombres y mujeres, niños y ancianos: todos deben extraer una papeleta de dentro de una caja negra. ¿A quién le tocará? Y más importante: ¿Qué le tocará a quien le toque?
La perversidad de ciertas tradiciones
La progresiva e inquietante revelación de la naturaleza siniestra de una situación o realidad que de entrada parecen buenas o normales, pero que al final resultan ser todo lo contrario, es una de las características más virtuosas de la literatura de Jackson, y aquí le aplica a un relato que recoge la herencia de las alegorías puritanas de Nathaniel Hawthorne y la injerta del terror gótico más gratuito y más bárbaro, todo por mostrar la perversidad de ciertas tradiciones y para hacer ver lo crueles que pueden llegar a ser, en según qué casos, las costumbres arraigadas y las creencias intocables. este cuento, hay maestros del terror, del fantástico y del neogótico como Stephen King, Neil Gaiman y Donna Tartt.
En el volumen La lotería y otros cuentos –traducido por Martí Sales Sariola y publicado por La Otra Editorial–, se reúnen veinticinco historias de Jackson, y es una oportunidad idónea para adentrarse en su narrativa breve. Los lectores que ya conozcan su mundo, porque por ejemplo hayan leído las dos espléndidas novelas que también ha publicado L'Altra (La maldición de Hill House y Siempre hemos vivido en el castillo), aquí lo reencontrarán ampliado y enriquecido, aunque con una mínima presencia de lo sobrenatural. Varios en cuanto a los temas, escenarios y personajes, pero unitario por el estilo conciso y rítmico y por las atmósferas de una extrañeza siempre desasosegando, lo que da cohesión expresiva y de sentido al volumen es la convicción de Jackson de que, en esta vida y en este mundo, todo es susceptible de ser terrorífico o de generar inquietud: desde la psicología de los individuos (Charles) hasta las supersticiones, prejuicios y mezquindades de la comunidad (Jardín de flores), pasando por la alienación (Mi vida con RH Macy) o la locura (Coloquio) y por las concesiones que deben hacerse para ser percibido como normal en el peor sentido de la palabra (Tarde de lino).
Singularmente extraordinarios son los cuentos en los que Jackson muestra una cotidianidad feliz y segura pero, poco a poco, la va desmontando mientras lleva a sus personajes hasta el borde del colapso y de la humillación existencial. Es lo que le ocurre al agente literaria de Elizabeth, que parece tener una vida exitosa pero que en el fondo no puede escapar del fracaso y la mediocridad. También es el caso de la novia burlada e ingenua de El amante demonio, a quien el ansia por ser amada la hace ser muy vulnerable. Mención especial merecen El renegado, en la que una madre de familia con una vida idílica toma conciencia del horror y la crueldad que le rodean cuando su perra mata a tres gallinas, y Cómo les hacía la madre, en la que la autora explora los terrores de la timidez.
La literatura de Shirley Jackson tiene un componente provocador y subversivo evidente, que no sólo queda claro en su tratamiento descarnado de la América profunda y conservadora, sino también en cómo aborda algunos motivos clásicos. Es el caso del cuento La bruja.Entre la fantasía terrorífica y el humor negro, la bruja de Jackson es un señor que fuma puros.