Literatura

Irene Pujadas recomienda leer la defensa "de los cuerpos abollados" de Maria Sevilla Paris

La primera escritora catalana que ha publicado un relato en 'The New Yorker' ha disfrutado leyendo el ensayo 'No desearás los bienes del prójimo'

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La escritora Irene Pujadas

BarcelonaEn Irene Pujadas (Sant Just Desvern, 1990) le gusta mucho el formato de ensayos breves con el que la editorial Fragmenta reinterpreta episodios de la Biblia, se mira con ojos de ahora los siete pecados capitales o los diez mandamientos. De esta última serie ha leído, "durante un fin de semana de piscina municipal", No desearás los bienes del prójimo, de Maria Sevilla Paris (Badalona, ​​1990). Rodeada de una muchedumbre de cuerpos heterogéneos, Pujadas, que recientemente ha visto cómo se publicaba un cuento deLos desperfectos (La Otra, 2021) en la revista The New Yorkerprimera vez que un autor catalán logra este hito–, ha devorado la "defensa de los límites autoimpuestos y de los cuerpos abollados" que hace Sevilla Paris.

En su primer ensayo, la autora "razona sobre el capitalismo, que considera como un delirio de ilimitación y de desmaterialización" y reivindica justamente lo contrario, la "capacidad de ponerse límites, que puede hacer crecer tu potencial creativo". "Al inicio del libro, que es muy bueno, Maria Sevilla te explica cómo compraba drogas en la deep web con bitcoins en un momento en que su cotización estaba disparada –explica Pujadas–: algo tan irreal como son los bitcoins le permitía conseguir una gran cantidad de sustancias que le afectaban físicamente". La autora deLos desperfectos añade que una de las preguntas que plantea el ensayo tiene que ver con el concepto de libertad que tenemos: "La ausencia de límites no te hace necesariamente más libre". Ha estado leyendo sobre límites que Pujadas ha roto uno importante: el de ver cómo firmaba un cuento en la New Yorker. "Cuando supe que la revista había aceptado publicar la traducción de Julia Sanches, pasé unas semanas en una nube, sin acabar de entenderlo", recuerda. A la escritora le gustaría que esta cata del libro en inglés animara a alguna editorial estadounidense a traducirlo entero.

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