Crítica literaria

El país de las recetas de cocina

'Dulce en la Torre de Barro' de Antoni Veciana recuerda las mejores novelas históricas

Antoni Veciana
29/10/2024
2 min
  • La Segunda Periferia
  • 192 páginas
  • 18,50 euros

Lo que ha conseguido Antoni Veciana con su segunda novela es bastante prodigioso: lo que podría ser sólo una concatenación de leyendas y cuentos populares más o menos retocados y disfrazados se convierte, gracias a una malla muy bien trabada, una alternancia de voces narrativas juguetona y sutil y un oído finísimo, un relato que recuerda a las mejores novelas históricas (pienso en la última de Maggie O'Farrell, por ejemplo, sobre la pintora florentina con el marido terrorífico) o los mejores romanos medievales, de los que bebe en forma y en fondo: bienvenida sea la enésima reformulación del cuento del corazón comido, que tiene decenas de versiones repartidas por toda la Edad Media europea y que ahora tiene una bien contemporánea, delicada y también oscurísima , que pasa en la Barcelona del siglo XII.

Qué explica Dulce en la Torre de Barro? Pues la biografía de Dolça, condesa de Provença, la heredera de un condado al que los padres prometen a un conde catalán, Ramon Berenguer III. Escrita a la manera de las Vidas de los trovadores, que eran unos textos que explicaban, con mayor o menor imaginación, la vida de los poetas que amenizaban los banquetes de los nobles provenzales, y compuesta por toda una serie de cuentos y cuentos que se van sucediendo unos a otros, ya sea en boca de criadas, hermanas, la propia Dulce o algún trovador, la historia va trazando las aventuras y desventuras desde la boda entre Dulce y Ramon Berenguer hasta lo que podríamos llamar el divorcio, que acaba muy mal. Dulce fue la tercera esposa de Ramon Berenguer III, que así se convertía en conde de Provenza, pero en la novela de Veciana Dulce también tiene un amante, el caballero Guillermo de Guarda-Sang, y es un pecado que su marido no le puede perdonar. La venganza no hace falta decir que tiene un trasfondo culinario. En un pasaje memorable, la condesa acusa a Ramon Berenguer de ser de un país que sólo escribe recetas de cocina: hay que leer entre líneas, así como cuando se afirma que Barcelona no tiene ni un solo trovador digno de ese nombre: “Los poetas palaciegos de Barcelona habrían recibido una lluvia de tronchos y cáscaras en cualquier mercado provenzal donde hubieran osado rotar sus versos”. Poetas de Barcelona: ¡deféndense!

La Torre del Fang es una masía medieval que todavía existe, aunque tapiada, en el barrio del Clot de Barcelona. Según la leyenda, hacía de refugio de Dulce y de lugar donde se encontraba con el amante. La novela no la describe con exactitud, sino que dibuja una torre literalmente de barro, rodeada de nieblas y casi fantástica. Es un ejemplo de la operación literaria que hace Veciana: mezclar puntos de vista y voces narrativas en un mismo párrafo, aplicar la ironía posmoderna a un relato medieval, recubrir unas tradiciones antiquísimas con un manto de modernidad, y la figura resultante es tan esplendorosa como lo era Dulce el día de su boda con la túnica púrpura de seda damasquinada.

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