Literatura

Hakan Günday: "A una persona que ya ha comprado el miedo, puedes venderle cualquier cosa: odio, un caza de combate, misiles..."

Escritor. Autor de 'Mi número se Zamir'

Hakan Gunday
5 min

BarcelonaHakan Günday (Isla de Rodas, Grecia, 1976), de quien Periscopio editó en catalán la novela Daha! en 2017, es uno de los escritores más premiados de la escena literaria turca. Considerado lenfant terrible de las letras turcas y muy crítico con el régimen de su país, en Mi número es Zamir (Bunker Books), traducido al castellano por Sleyman Matos, habla sin pelos en la lengua de las ONG, del auge de la extrema derecha y de la vida y la violencia en los campos de refugiados.

Zamir nace en un campo de refugiados donde todavía hay esperanza. ¿Por qué eligió un campo en la frontera turcosiriana en concreto?

— Las fronteras son zonas donde todas las tragedias ocultas u olvidadas se hacen visibles. Y los primeros testimonios de estas tragedias son aquellos que viven en las fronteras. Zamir nace para ser un testigo. Además, como la novela era una manera de plantearme preguntas como "¿Cómo se construye la paz?", necesitaba que Zamir naciera en una frontera como la turcosiriana, donde la paz y la guerra han coexistido durante más de una década.

¿Hay campos de refugiados en los que la esperanza sea posible?

— En la novela, un campo de refugiados es un lugar donde la gente se despierta con la esperanza de una vida mejor y se acuesta sintiéndose como prisioneros condenados a cadena perpetua.

¿Por qué escribe desde la perspectiva de alguien criado por una célula extremista?

— Para poder analizar la noción de paz a través de la historia necesitaba empezar con un niño que fuese víctima de la violencia de la guerra. Así podía seguir ese niño, rodeado de odio, en su viaje hacia la paz. Un viaje en el que Zamir se da cuenta de que la vida humana tiene un valor.

Habla de la manipulación de los niños, un tema muy relevante hoy en día, no sólo en zonas de conflicto. ¿Por qué decidió abordar esta cuestión en concreto? ¿Son los niños las víctimas más vulnerables?

— No son sólo las víctimas más vulnerables, sino también los recursos naturales, los ejércitos del mañana, necesarios para mantener vivos todos los conflictos. Así pues, siempre hay una carrera para entrar en la cabeza del máximo número de niños posible. Pero, por otro lado, un niño, como todavía no ha pasado tiempo suficiente en la Tierra para acostumbrarse a las atrocidades, es capaz de formular preguntas. Por eso, la historia que cuento comienza con un niño que cuestiona todo lo que le rodea.

¿Las ONG son cómplices, voluntarias o involuntarias, de los mismos sistemas que afirman combatir? ¿Ha tenido alguna experiencia personal en ese sentido?

— No, no he tenido ninguna experiencia personal, pero si reconocemos que la guerra lo envenena todo, las ONG no serían ninguna excepción. Al fin y al cabo, las ONG son el resultado de los conflictos. En la novela, la vida de Zamir es salvada y él es criado por una ONG. Así pues, la ONG es su familia. Pero con el tiempo, se da cuenta de que la ONG es una especie de máquina para recaudar dinero. Y más adelante, Zamir entiende que las primeras personas explotadas por la ONG son los mismos voluntarios que trabajan en ella. La crítica de Zamir hacia las ONG se debe a la decepción hacia estas organizaciones, que se suponía que debían ser la única entidad fiable en un mundo de mentiras.

¿Contribuyen a la deshumanización de aquellos a los que ayudan?

— Creo que todo el mundo contribuye a la deshumanización de los afectados por todos estos conflictos. Para entenderlo, basta con mirar la historia de la mediatización de las migraciones masivas. Todos sabemos que las migraciones masivas son consecuencia de las desigualdades económicas, explotaciones y guerras. Así pues, son tan antiguas como la historia de la humanidad, pero sólo son noticia desde que han afectado a países ricos europeos. Como humanos, tenemos la tendencia a deshumanizar a los "otros", utilizamos las ONG como muros que nos protegen de las tragedias del mundo. Damos dinero a las ONG y, a cambio, las ONG nos dan paz… ¡de mente!

¿Hay formas más humanas y éticas de intervenir en zonas de conflicto?

— Creo que podemos empezar haciéndonos preguntas sobre las políticas de intervención extranjera de los gobiernos a lo largo de la historia y sobre las armas fabricadas en Occidente y vendidas principalmente en estas zonas de conflicto. Centrarse en las causas de los conflictos en lugar de la migración, que es sólo una consecuencia, aportaría un enfoque más humano, pienso.

¿La literatura puede servir de antídoto contra el extremismo?

— Sabemos que la literatura, como herramienta para entender "el otro", tiene la capacidad de romper muros, pero todo depende del lector. La literatura es como un despertador. Una vez que empieza a sonar, tienes dos opciones: puedes despertarte o apagarlo y seguir durmiendo.

La madre de Zamir es un personaje inquietante: no es abiertamente violenta, pero desempeña un papel activo en la formación de un asesino. ¿Cómo concibió a este personaje?

— Quería escribir sobre un personaje femenino que se convierte en una "máquina de reacción". La madre de Zamir vive en un entorno violento en el que las mujeres no tienen identidad. Así pues, reacciona. Al estar constantemente asustada por la realidad que le rodea, decide ser más temible que el mundo real. Devuelve a la sociedad la violencia que ha recibido. Y lo hace de forma extrema. Así que la violencia que crea es tan ruidosa como un grito de socorro.

Predomina el miedo. ¿Es por eso que los gobiernos autoritarios están ganando terreno?

— Existen dos tipos de informaciones. Las que buscas y las que te vienen a la puerta sin que las pidas. Si has realizado una búsqueda y has obtenido una información, está bien. Pero si una información te ha llegado vía publicidad o noticias, debes saber que intenta venderte algo. A veces es un préstamo bancario o un coche, y otras es un prejuicio. Pero, a menudo, el elemento que estas informaciones quieren vender es el miedo. Es un artículo muy práctico para quien lo vende. Porque a una persona que ya ha comprado el miedo, puedes venderle cualquier cosa: odio, un caza de combate, misiles, cualquier cosa. Es el gobierno quien te cuenta quien es tu vecino. Es el gobierno quien te dice si tienes que odiar, temer o amar. Y a eso le llamamos autoritarismo.

Pese al auge de la extrema derecha, también existe movilización, ha habido protestas en Turquía contra la represión. ¿Hay esperanza?

— Como todavía estamos en la fase de protestar por obtener el derecho a protestar, creo que es un poco pronto para decir si hay esperanza o no.

He leído que se identifica con Viaje al fondo de la noche, de Louis-Ferdinand Céline. La escritura de Céline es como una cámara a nivel del suelo, pero es un autor controvertido por sus opiniones antisemitas. ¿Qué comparte con él?

Viaje al fondo de la noche es una novela en la que las atrocidades del mundo y la crueldad de los seres humanos se explican tal y como son. Es la novela que me enseñó que la mejor forma de afrontar la dureza de la vida es escribir sobre ella. Pero también me enseñó que es imposible imaginar algo más siniestro que la realidad. Porque el autor que condena todo tipo de odio a su novela es el mismo que odia la realidad. Así que supongo que lo único que comparto con Céline es un amigo común llamado Bardamu [el protagonista de la novela de Céline], un hombre que está horrorizado de ser un hombre.

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