Un psicópata que puede convencerte de que no tiene más remedio que matar
Toni Hill publica la última parte de la trilogía de novela negra sobre el asesino del garrote vil, 'La muerte blanca'
BarcelonaEste será el primer verano de vacaciones-vacaciones que realizará Toni Hill (Barcelona, 1966) prácticamente desde la pandemia. Los últimos les ha dedicado a escribir frenéticamente la Trilogía del verdugo (Grijalbo), que cierra ahora con La muerte blanca, la resolución definitiva del pulso que mantienen durante cuatro años el asesino en serie Charlie Bodman y la criminóloga que le desenmascaró, Lena Mayoral.
Después deEl último verdugo —donde el asesino ajusticiaba a las víctimas al garrote vil— y de La hora del lobo, ahora el malvado vuelve a estar fuera de la cárcel, escondido en un pueblecito cerca de Belfast, donde casualmente acaba de haber un terrible asesinato que ha provocado manifestaciones de ultraderecha. Allí es justamente donde Hill pasó el pasado verano, viviendo en la casa donde colocaría a su psicópata. Mientras, en la Barcelona gentrificada del Eixample, la criminóloga vive su mejor momento profesional y vital junto al subinspector David Jarque y dos hijastras, aunque de fondo siempre está la amenaza latente del monstruo.
Juntos tienen entre manos un nuevo caso: el secuestro de una niña de cinco años hija de padres separados. "Ya tenía un gran antagonista y eso me permitía crear una historia más pequeña ya la vez más universal. Quería contar las familias del siglo XXI y las relaciones que se establecen entre la expareja, la nueva pareja, los hijos, y ponerlo todo en un thriller", explica el autor, especialista en la novela negra desde su exitoso debut con El verano de los juguetes muertos (2011), que se publicó en una veintena de países.
"El género plantea un juego atractivo para el lector, la resolución de un misterio, pero puedes hablar de todo lo que te dé la gana. Me encanta poner en marcha el metrónomo del thriller y que pasen muchas cosas que no sean banales", explica Hill. A La muerte blanca existe más naturalismo cotidiano que nunca. "¿Qué pasa cuando los niños te molestan en tu nueva vida? A veces la vida sería más fácil sin este vínculo con la pareja anterior. ¿Por qué te querrán los hijos de tu pareja y por qué tienes que quererlos tú? Y a la vez vivimos en el siglo de la infancia, vivimos dedicados a los hijos, cosa que puede ser un padre más, ahora más fácil, era más lastra."
El origen del mal
El peso de la niñez en nuestras vidas es uno de los temas que planea por toda la trilogía, que indaga sobre el origen del mal. "¿Qué nos convierte en monstruos? ¿El amor? ¿El odio? ¿Qué lleva a alguien normal a cometer un crimen?" sustantivo de monstruo. Nadie es un monstruo 24 horas. Cualquiera monstruo, de cerca, tiene un punto de humanidad", afirma. Su psicópata incluso llega a ir a terapia para conocerse mejor; el problema es que sus mentiras le desatan aún más la pulsión de matar. Hill, que estudió psicología, asegura que la carrera le ha servido para no derramarla y estirando los límites de la verosimilitud. "La realidad me parece aburrida. No quería hacer un arquetipo. El reto era crear y convivir con un psicópata que puede convencerte de que no tiene más remedio que matar. Tiene un magnetismo personal muy bestia, es que a mí me convencería", asegura el escritor.
Hasta hace un par de años, Toni Hill combinaba la escritura con la traducción. Por primera vez en su carrera, publica una novela siendo también editor de Penguin Random House, de autores superventas como Ildefonso Falcones. Esto le ha obligado a la disciplina de levantarse a las 4 de la madrugada durante meses para tener tiempo para escribir. "Siempre he sido escritor y algo más, como la mayoría de autores. También sigo siendo impuntual con las entregas. La diferencia es que ahora sé que cuando me la reclaman, lo dicen de verdad", afirma con una franqueza que desarma.