Literatura

Un Sant Jordi multitudinario y con el anorak puesto

El libro en catalán predomina en una jornada en la que algunos de los autores más vendidos han sido Ramon Gener, Eva Baltasar, Joël Dicker y Michael McDowell

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El paseo de Gràcia vis durante la tarde

Barcelona"¿Cómo es que, siendo las diez de la mañana de un día laborable, el paseo de Gràcia ya esté así de lleno? ¿Es que no hay nadie trabajando en Barcelona?", se pedía una mujer con las manos en la cabeza, cerca de la Casa Batlló, que como cada año tenía la fachada decorada con cientos de rosas de un rojo estallante. La respuesta era sencilla: volvía a ser Sant Jordi, un día en el que todo el mundo, a poco que pueda, necesita salir a la calle a pasear ya buscar libros y rosas, dos símbolos potentes para mostrar fidelidad a la cultura y el amor.

El día de este año partía de una situación menos favorable que la del año pasado: en vez de caer en domingo era el martes, las temperaturas eran más bajas que de costumbre y los chubascos del lunes podían repetirse, según la previsión meteorológica. En Barcelona, ​​salvo cuatro gotas que han caído a la hora del almuerzo –durante la pausa en la que autores, libreros y editores recuperan fuerzas–, el tiempo ha aguantado durante todo el día, lo que ha permitido que las ventas se acerquen en el récord del año pasado, en el que se facturaron 23,6 millones de euros y se vendieron 1,87 millones de ejemplares de 60.000 títulos distintos.

Una pareja besándose delante de la fachada de la Casa Batlló

De Lev Tolstoi a Joana Marcús

Sant Jordi es una fiesta en la que la presencia de los autores es un anzuelo goloso para muchos de los paseantes, pero son muchos los lectores que compran traducciones. "Acabamos de reeditar Guerra y paz, de Lev Tolstoi, traducido por Judit Díaz Barneda –explicaba Josep Cots, de Ediciones de 1984–. Hemos vendido más de 2.000 desde Navidad. Poca broma". Entre las traducciones más solicitadas del día ha habido Un animal salvaje, de Joël Dicker (trad. de Imma Falcó) y la serie de seis novelas Blackwater, de Michael McDowell, traducidas por Anna Llisterri y publicadas por Blackie Books: en tres meses han superado los 115.000 ejemplares vendidos y se han convertido en uno de los fenómenos de la temporada. Editoriales como Adesiara, Flâneur y Lleonard Muntaner tienen catálogos exquisitos en los que abundan las traducciones, y nuevos proyectos como La Segunda Periferia han conseguido que su best-seller sea ​​una biografía escrita hace casi 100 años, María Antonieta, de Stefan Zweig (trad. Ramon Farrés).

Una de las sorpresas de este año ha sido el debut como novelista de Ramon Gener, último premio Ramon Llull con Historia de un piano (Columna). El músico y narrador no sólo se ha hartado de firmar y vender libros, sino que ha llegado a interpretar –sin afinar demasiado– Let it be en el jardín del Palau Robert. En el centro de la ciudad, las colas por Irene Solà, Eva Baltasar, Milena Busquets y Javier Castillo eran tan largas que desanimaban a algunos compradores. En el caso de la superventas de young adult Joana Marcús, pese a alejarse del Eixample –ha estado sólo en Glòries y en la Biblioteca García Márquez–, había agotado todos los tickets para las firmas desde hacía dos días. Horas antes de Sant Jordi, Marcús escribía este mensaje en Twitter: "He tenido un día de kk, en cuanto me he puesto cute y he ido a tomar algo con amigas. Ya tic mejor. La vida es bonita, chicas, ahora voy a escribir cosas".

Jordi Puntí, ganador del último Sant Jordi, se ha dedicado a repartir confeti –en honor al título de su última novela– a las decenas de lectores que le han pedido que les firmara su antibiografía del músico Xavier Cugat. "Desde que gané al Sant Jordi, el confeti me ha acompañado por todas partes –decía–. El único sitio donde no me han dejado tirar fue en el Palau de la Generalitat, donde hice, con Clara Queraltó [ganadora del último premio Llibres Anagrama], un discurso la semana pasada. Como me dijeron que por cuestiones de protocolo no podía echarlo, lo hice imaginariamente, y dije a los asistentes que sólo los escogidos podrían verlo".

Ramon Gener firmando ejemplares de su libro 'Historia de un piano'

El libro en catalán predomina este Sant Jordi

Entre los autores que firmaban por primera vez un Sant Jordi estaba Xavier Pla. El filólogo y profesor universitario ha publicado esta primavera una monumental biografía dedicada a Josep Pla, Un corazón furtivo (Destino). Desde entonces se ha mantenido durante semanas en los tres primeros puestos de libros más vendidos de no ficción. "El mérito no es mío, es sobre todo de Josep Pla, que fue y es un fenómeno literario y sociológico –reconocía a primera hora de la tarde–. Y eso que es un autor con muchas cosas en contra en los tiempos actuales, desde de la posición franquista en la misoginia, la antipatía o el hecho de que no escribió casi ninguna novela".

También Hernán Díaz, autor de Fortuna (Periscopio/Anagrama), vivía su primer Sant Jordi. "He viajado por todas partes y he estado en muchísimos festivales, pero nunca he visto una ciudad tan felizmente transformada por los libros", aseguraba. Desde Corea del Sur había viajado a Barcelona Wong-Pyung Sohn, que ha logrado ganarse a un público mayoritariamente joven con Almendra (Temas de Hoy). Dos lectores decían, mientras hacían cola en la parada de Altaïr, que era su libro de este Sant Jordi porque trata, "con mucho gusto y tacto, un tema tan poco presente en la literatura como es el autismo".

Este era el primer Sant Jordi en el que había que pagar –entre 96 y 485 euros– por tener parada de libros en las zonas profesionales. La polémica ha quedado atrás momentáneamente gracias a la buena afluencia de compradores. "Está siendo un día magnífico, y venimos de un fin de semana que también ha sido muy bueno para las librerías", reconocía Antonio Ramírez, de La Central. Por la noche el Gremio de Libreros de Cataluña ha hecho pública una lista con "tendencias de venta", a la espera de dar datos más ajustados, en los que aparecían, entre los autores más vendidos en catalán, Eva Baltasar, Ramon Gener y Michael McDowell, y en castellano Gabriel García Márquez, Joël Dicker y Eduardo Mendoza. De cada 100 libros vendidos este día, el 54% eran en catalán y el 46% han sido en castellano.

A partir de las nueve las paradas han ido doblando velas –menos en la Fnac, donde Javier Castillo se ha quedado firmando novelas a los fans que aún hacían cola: es tradición que sea así–. En Paral·lel 62 se preparaba una última fiesta de Sant Jordi, convocada por la editorial Males Herbes. La contraseña para acceder era un guiño socarrón a las inminentes elecciones: "Yo también estoy en la lista de Al mismo tiempo".

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