Literatura

Transmitir el amor a través de la comida oculta un secreto

'Pa i llet', de Karolina Ramqvist, es uno de los libros más peculiares de la temporada

Leche de vaca.
21/09/2025
3 min
  • Karolina Ramqvist
  • Gata Maula
  • Trad. Marco Jiménez Buzi
  • 264 páginas / 22,95 euros

"La comida es amor. La gente no para de decirlo, oigo decirlo cada vez más a menudo y sé que es verdad. Pero para mí también significaba que el amor era comer". Con estas palabras comienza uno de los libros más peculiares de la temporada, Pan y leche. La autora, Karolina Ramqvist (Göteborg, 1976), es una escritora sueca que trata en sus libros temas como la identidad femenina, la maternidad y las relaciones familiares. Era obvio, pues, que en un momento dado debía abordar la cuestión de la cocina de casa.

Si tenemos que hacerle caso, todo comienza "con la leche que es tan gorda y dulce que sacia y calma al niño que acaba de nacer y le mitiga el dolor. Es posible –sigue– que queramos volver hasta allí, hasta poder yacerse en los brazos de alguien y beber de su cuerpo".

Esta leche maternal y primigenia, fuente y principio de todos los placeres de este mundo, no volveremos a probarla, pero es posible que comiendo –eso que hacemos tantas veces al día y de tantas maneras– pretendamos recuperar lo que consumimos inmediatamente después del calostro, cuando la inconsciencia absoluta proveía la felicidad total.

Para Ramqvist esta felicidad no está asociada a nada que tenga que ver con la madre, al menos no tan directamente como el recuerdo desgarrador del flan de arroz de la abuela. Como suele ocurrir con las criaturas, al principio no quiso probarlo. Sin embargo, un día se decidió a hacerlo y el resultado fue instantáneo. "Era lo mejor que había probado en toda mi vida". Y aún más: "Sólo me sentía la mar de feliz y sorpresa que eso fuera posible, que algo que siempre había pensado que era malo pudiera ser buenísimo".

A partir de ese momento, el flan de arroz de la abuela se convirtió en un santuario de la memoria. Tanto es así, que se afana para que su propia hija lo pruebe, con la secreta esperanza de que la niña, a través del flan, recupere las vivencias infantiles de la madre. Pero la hija, como hizo ella misma, "le examinó con una cara indiferente, casi con asco". La cadena del amor, de repente, se frustra. La autora se consuela pensando que, como decían algunos dietistas, hay que exponer a la chiquilla un plato nuevo cuarenta y dos veces antes de que se decidan a probarlo...

La comida cura, pero puede hacernos enfermar

Hay que pensar que Karolina Ramqvist persistió en el intento y quizás acabó triunfando. Lo que no sospechábamos es que esa parábola de la transmisión del amor a través de la comida ocultaba otro secreto, éste no tan fácil de tragar: los episodios de anorexia (y su compañera infernal, la bulimia) que la autora sufrió mientras salía del horno el famoso flan de arroz. Porque la comida "ataba" a la autora "al mundo", pero nuestra relación con los alimentos no siempre es tan sencilla. La comida cura pero también puede enfermar, y en esta sístole y diástole podemos pasar media vida.

La lección de este magnífico libro es que la imposibilidad de recuperar el gusto de las primeras veces que se comió algo es también la imposibilidad de recuperar la infancia. Todo lo que vivimos allí, y que afeionó nuestra personalidad, que nos hizo como somos, debe quedar necesariamente entre la noche y la niebla. Comemos para vivir y amar y ser amados, pero ¿sabremos nunca lo suficiente?

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