Memoria Histórica

"Chutar la cabeza de Franco ha sido muy satisfactorio"

Un partido de fútbol con una réplica del jefe del dictador inaugura el festival Ex Abrupto

Un momento del partido de fútbol que se jugó en Moià con la reproducción del cabo de Franco
4 min

BarcelonaLa ira de Franco no se apaga ni 50 años después de su muerte. Este jueves, poco después de las cinco de la tarde, cuando debía empezar un partido con una réplica del jefe del dictador en Moià, estalló una tormenta. Hubo rayos, truenos y granizo. Tras algunas dudas, se decidió jugar una hora más tarde. "Se hará a toda costa", dijeron los organizadores. "Es satisfactorio dar una patada en la cabeza de Franco, es hacer terapia social, y no hay ninguna violencia al chutar un balón. Violencia es no condenar a Israel", asegura el artista Eugenio Merino, el creador de la réplica, que tiene una larga obra cargada de ironía ácida y sarcasmo contra el fascismo. Entre otras acciones, colocó a Franco en una nevera de la Coca-Cola.

La propuesta de Merino, junto con el colectivo estadounidense Indecline y dentro del festival de arte contemporáneo Ex Abrupto, fue un partido de fútbol que no tenía nada convencional. El campo era ondulado e irregular, justo al lado de las trincheras de Moià, que se construyeron en los últimos días de la Guerra Civil, cuando la población ya había sido arrasada, con el objetivo de retrasar el avance del ejército nacional hacia la ciudad de Vic. El lugar, donde también se han encontrado casquillos de bala, está muy cerca de las cuevas del Toll. La pelota tampoco era del todo redonda sino que más bien tenía forma de berenjena porque era una réplica hiperrealista del cabo de Franco. Los jugadores eran todos voluntarios, vestidos de negro y rojo, los colores de la CNT, y con ganas de chutar fuerte.

"Chutar la cabeza de Franco ha sido muy satisfactorio"

La convocatoria era pública y el único requisito era jugar medianamente bien; no es fácil hacerlo en un campo lleno de baches, mojado y con la cabeza de un dictador decrépito cuya sombra aún perdura. "Ha sido muy satisfactorio chutar la cabeza de Franco, pero no creía que pesaría tanto, tendrá el alma dentro", asegura Berta Coll, una jugadora trans que se ha apuntado porque cree importante recordar que hay que seguir luchando porque estamos muy lejos de la igualdad.

Algún jugador preguntaba, antes de empezar el partido, si se podía chutar bien fuerte. La única indicación de Merino era hacerlo apuntando en la portería. "Ostras, sí pesa", lamentaba más de uno. La intención era dar una buena patada, pero no era fácil. "¡Dale fuerte al fascismo!", exclamaba un jugador mientras corría. El campo era de dimensiones reducidas, y la cabeza, que a medida que avanzaba el partido se iba enfangando y descabellando, rodaba lentamente.

Entre el público, más de uno se moría de ganas de darle una patada. Marc Borràs, que tiene 12 años y vive en Francia, había venido para acompañar a su padre, Ramon, pero al final se animó a jugar. "Me gusta mucho jugar al fútbol y papá me ha explicado quién era Franco", dice. "La cabeza es muy dura y no era fácil chutarla", añade. "Al principio la propuesta me chocó, pero chutar la cabeza de Franco cerca de las trincheras tiene todo el sentido. Mi objetivo era darle fuerte y ha sido un placer hacerlo, porque con todo lo que está pasando en el mundo te sientes muy impotente. Al menos he podido dar una patada a un dictador", asegura Ramon.

El destino final del cabo de Franco

No es la primera vez que Merino organiza un partido de fútbol tan singular. Se hizo uno con una réplica del jefe de Trump en la frontera con México y otro con la del expresidente brasileño Jair Bolsonaro en Sao Paulo. "Es un acto de reflexión, de crítica, de cuestionamiento de la dictadura y de la extrema derecha que desgraciadamente está bastante presente entre la juventud. El fútbol es un deporte muy popular, tiene un gran poder de convocatoria, y con el disparo queremos destruir el relato del franquismo, una ideología que tuvo unas consecuencias brutales. el arte", asegura Merino, a quien no preocupa nada cómo se pueden sentir los fascistas. "Cualquier fascista puede sentirse como quiera, la libertad de expresión me ampara y ya he ganado un juicio en este sentido; si estuviera en Alemania lo que sería delito es hacer apología de Hitler", afirma. El destino final de la réplica del jefe del dictador serán las trincheras, donde será enterrado. Además, el partido de fútbol será transmitido en el bar del pueblo.

Un momento del partido de fútbol

Ésta performance, bautizada con el nombre de La Copa del Generalísimo, marca el inicio de la décima edición de Ex Abrupto, que cada año se celebra en el municipio de Moià (Moianès), y donde las obras de arte se exponen en los patios y casas de los vecinos de la calle San Sebastián de Moià. "Nuestra línea de programación siempre es política, mostramos piezas que invitan a generar pensamiento y una visión crítica. Y con motivo de los 50 años de la muerte de Franco y el auge actual de la extrema derecha, queríamos incidir también en aspectos de la memoria", explica Eudald Pla, director del festival. En este sentido, también se mostrarán fotografías inéditas del municipio en los años 40: "Se ve claramente cómo se mezclan el fascismo y la Iglesia en diferentes actos sociales", destaca Pla.

En el festival participan más de cuarenta artistas y en esta edición hay un peso muy importante de la memoria histórica. La inauguración oficial será el viernes con Narrativa invertida de Mabel Olea y la Orquesta de Cámara del Moianès. Vanesa Peña Alarcón estrenará Desde el umbral de un sueño me llamaron, que recupera la memoria oral de la resistencia republicana. Entre otras muchas obras se podrá ver también una pieza bastante irreverente de María Cañas y Estudio San Martín: La Sagrada Biblia Artificial, un libro generado con inteligencia artificial que reescribe el relato bíblico.

El jefe hiperrealista del dictador francisco Franco
Eugenio Merino con la réplica de la cabeza de Franco.
stats