La guerra y el huevo (nosotros) a punto de aplastarse
Francesc Torres reflexiona sobre la violencia en El Born CCM con la instalación 'La maldad bienvenida'
BarcelonaImpacta bastante todo lo que cuenta con imágenes La maldad bienvenida de Francesc Torres (Barcelona, 1948): en el suelo, una inmensa fotografía de un hombre abatido por los soldados rusos mientras iba en bicicleta y bicicletas tiradas por el lado. Enfrente, una ambulancia del ejército español. El vehículo militar, amorrado contra una pared, aguanta, sólo por presión, un huevo fresco. Dentro de la ambulancia no hay ningún enfermo, sino una pantalla que muestra a una mujer dando el pecho que se intercala con las imágenes de la violencia de la guerra y los rituales militares a lo largo de la historia. El huevo fresco, explica Torres, somos nosotros: "Si le estrechan demasiado se aplasta, pero si se le deja caer, el resultado no es mejor". El poder consiste en que todos aceptamos la presión constante por miedo a quedarnos sin protección.
Al otro lado de la pared hay una fotografía de la Segunda Guerra Mundial de Eugene Smith tomada en Saipan: "Un soldado estadounidense coge a un bebé vivo que alguien ha dejado en un agujero. El mismo soldado que seguramente antes ha destripado japoneses salva a un bebé. Es una imagen que demuestra que la violencia no cancela la piedad", detalla Torres.
La artista lamenta que algunos de sus proyectos artísticos deberían haberse podido ver también en los museos de historia, pero que nunca ha sido posible porque hay cierta reticencia. Torres, a menudo, ha entrelazado arte, memoria y política. Ha realizado proyectos sobre los maquis como Amnesia-Memoria (1991), que se pudo ver recientemente en El Born, o sobre las fosas. En 2007 participó en la exhumación de una fosa de la Guerra Civil Villamayor de los Montes (Burgos). Aquel proyecto, Oscura la habitación donde dormimos (2007), que incluye fotografías del proceso de exhumación y del entierro de los restos, la lista con los nombres de los fallecidos... está en el International Center of Photography (ICP) de Nueva York. "Empecé a trabajar todos estos temas porque no los entendía. Me fascinan por incomprensión. Nunca se ha desconvocado una guerra, porque siempre hay material humano para hacerla. Se repite una y otra vez. Forma parte de la nuestra cultura. Se aprende en instituciones universitarias, en la escuela. Nadie reniega y todo el mundo está orgulloso", lamenta. "Podríamos echar la toalla porque la solución es muy compleja, pero las guerras no son algo ajeno ni nos caen encima como si fueran una maldición bíblica. Las llevamos encima", añade. El arte no puede cambiarlo, pero sí puede ayudar: "Al menos podemos concienciar, cambiar la cultura está en manos del poder y la política", concluye.
La instalación está comisariada por Marta Marín-Dòmine, ex directora de El Born CCM, y Jordi Font Agulló, director del Memorial Democrático. Forma parte de una exposición que no podrá verse hasta marzo, ¿Por qué, la guerra?, donde participarán artistas como Fernando Sánchez-Catillo, Juan Manuel Echavarria, Bleda & Rosa y Shirin Neshat.